Un talibán suicida estrelló ayer su vehículo cargado de explosivos contra un autobús blindado de la OTAN y causó la muerte de 12 estadounidenses y un canadiense, en el ataque más sangriento en Kabul contra la coalición que encabeza Estados Unidos desde que comenzó la guerra, en 2001.
El atentado asestó un revés importante a la alianza atlántica, en momentos en que ésta ha resuelto emprender el retiro de sus efectivos de combate. La explosión generó una bola de fuego y llenó la calle de escombros de metralla y hierros retorcidos. Una columna de humo negro salía de los restos en el lugar, en una carretera de cuatro carriles utilizada con frecuencia por los instructores militares extranjeros en la sección suroccidental de la ciudad.
Además de los militares de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), fallecieron en el ataque tres civiles y un policía afganos.
El secretario de Defensa de EU, Leon Panetta, expresó ya sus condolencias a los familiares de las víctimas del peor ataque contra las fuerzas estadounidenses en Afganistán desde que los talibanes derribaron un helicóptero, en agosto, en el que viajaban 30 militares estadounidenses y siete afganos, más un traductor.
El atentado de ayer ocurrió el mismo día en que altos funcionarios de la OTAN y afganos se reunían en otra parte en Kabul para examinar la segunda fase de la transferencia de las responsabilidades de seguridad a las fuerzas nacionales en todo o en parte del territorio de 17 de las 34 provincias del país.
Revés a diálogo
También asesta un revés a los intentos de Estados Unidos y el presidente Hamid Karzai para concertar la paz con el movimiento integrista Talibán, en momentos en que la OTAN planea retirar a finales de 2014 a todos sus efectivos de combate del país, y el apoyo en Occidente a la costosa guerra se ubica en nuevos niveles bajos.
En los últimos años se han incrementado los atentados en la capital afgana y muchos han sido atribuidos a la red Haqqani, ligara a Al-Qaeda y el Talibán, que actúa fuera de Paquistán. La OTAN ha transferido a los afganos las responsabilidades de la seguridad en la capital y las fuerzas extranjeras tienen poca presencia en las calles.
EFE