El electorado francés le dio el triunfo a los conservadores de la Unión por un Movimiento Popular (UMP, derecha) del ex presidente Nicolas Sarkozy y sus aliados centristas en unos 70 departamentos del centenar en que se divide Francia, según las primeras estimaciones de la segunda vuelta electoral.
Sarkozy obtuvo así la gran victoria que anhelaba tras su retorno a la política el año pasado, y le propina además otro duro golpe al gobierno izquierdista del presidente François Hollande, del Partido Socialista (PS), tras los exitosos resultados de la primera vuelta hace una semana.
La segunda vuelta de las departamentales confirmó las expectativas de vuelco apuntadas el domingo 22 de marzo.
De talla semejante es el descalabro del PS, que presidía 60 consejos departamentales y ahora se quedaría con 27 a 31, según las proyecciones de los institutos de opinión pública, que rara vez yerran en Francia una vez cerradas las urnas.
Y pese a que el porcentaje de voto consolida el tripartidismo en el país tras la fuerte irrupción del Frente Nacional (FN), el partido ultraderechista de Marine Le Pen no consigió hacerse, según los primeros indicios, con ningún departamento, aunque aspiraba a dos.
La barrera de la segunda vuelta es aún demasiado alta para el FN, que sigue sufriendo para alcanzar 50% de los votos necesario para materializar en cualquier cita electoral su creciente apoyo.
Todos los partidos coinciden en hacer una lectura claramente nacional de estos comicios, ya que los departamentos poseen unas prerrogativas muy limitadas, reducidas a ciertas políticas de proximidad sociales e infraestructuras.
En una primera reacción a los resultados, Sarkozy aludió al “rechazo masivo” hacia las políticas de Hollande e insistió, como al cabo de la primera vuelta, en que “se abre una nueva etapa” que terminará, dijo, con el regreso de la UMP al Elíseo en 2017.
También será dolorosa para la izquierda su derrota en algunos de sus feudos más arraigados, como los de Allier (que gobernaban los comunistas), Nord o Côtes d’Armor. A su vez, el PS resiste el temporal al conservar la mayoría en los departamentos del sur y del centro-sur, así como algunos en la Bretaña, mientras que el resto se van a los conservadores casi sin excepción.
El primer ministro y otro de los damnificados por el batacazo, Manuel Valls, dijo nada más terminar la votación que su ejecutivo mantendrá el rumbo de reformas enfocadas a dinamizar la economía, aunque afirmó “haber escuchado la voz de los franceses”.
“Con su voto e incluso con su abstención, los franceses han vuelto a expresar sus expectativas, su cólera, su cansancio ante una vida cotidiana demasiado difícil”, dijo Hollande, en tanto Valls anunció medidas en pro de la inversión pública y privada, y menos impuestos para nueve millones de hogares.
“Futuras victorias”: Le Pen
La líder del ultraderechista Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, se felicitó por los resultados de su partido en las departamentales francesas y consideró que constituyen un paso adelante con vistas a sus aspiraciones al Elíseo.
“El hecho histórico de esta noche es la instalación del Frente Nacional/Agrupación Bleu Marine como fuerza política potente en numerosos territorios”, dijo tras conocerse las primeras proyecciones de voto.
El FN podría haberse implantado en 44 a 54 cantones, frente a unos 1,125 o 1,155 de la derecha y 746 o 776 de la izquierda.
Le Pen recordó que el FN partía con la desventaja de una implantación local aún parcial, y denunció la campaña “amarga” contra su partido realizada tanto por el primer ministro, Manuel Valls, como por “muchos medios” y la conservadora UMP del ex presidente Sarkozy.
Ambos partidos tenían como meta “derrotar al FN”, dijo Le Pen, y aseguró que no pide la dimisión de Valls tras la derrota socialista porque todo el mundo sabe que los políticos “mediocres” se aferran al poder.