“Esa noche estábamos durmiendo, el temblor nos hizo pararnos y salir a la puerta, es algo muy feo que nunca se nos va a olvidar hasta que estemos muertos”, así se refirió la señora Virginia Luis Jiménez, mujer de 56 años de edad, originaria de Santa María Xadani, al recordar el sismo del 7 de septiembre del año pasado que dejó gran desolación en el Istmo de Tehuantepec.
“Yo estaba sin creerlo, no asimilaba lo que había pasado hasta que mi hermano se acercó y me dijo que la casa se había caído, lloré, sobre todo por los niños que no tenían donde dormir, gracias a Dios un cuartito que tenemos al fondo no se cayó y ahí lo compartíamos con los que no tenían casa como nosotros”…
…“Ese día hizo mucho calor, mi hermano me visitó y colgó su hamaca para dormir en la casita vieja que se cayó, gracias a Dios él logró salir antes de que se cayera si no estuviera muerto porque todo se vino abajo y la hamaca quedo debajo”, relató que sus pertenencias quedaron destruidas y lo único que pudo rescatar fue su ropa.
Ella comenta que fue un momento de mucho dolor en el que se quedaron sin comida, agua y techo, pero que gracias al Ejército Mexicano lograron saciar el hambre durante la contingencia, ya que “los soldados venían y nos preparaban comida, nos dieron agua, nos ayudaron a sacar unas cositas que aún se podía rescatar, pero también gente que nos traía despensas me dijo una señora; señora venimos de lejos viajamos 16 horas para verlos a ustedes, me trajo una chamarra, una despensa, leche, le di las gracias y se fueron, nuevamente 16 horas para regresar”.
La ayuda ofrecida por los gobiernos estatal y federal también empezó a fluir, aunque con cierta desconfianza por parte de los vecinos relata doña Virginia, “pasó una señorita con un señor y un policía, me preguntaron si era mi casa la que se cayó, les dije que sí, me dio un papel para que lo guardara porque iban a pasar nuevamente para que les mostrara ese documento, y cuando paso el segundo, me dijeron que recibiría ayuda para mi casa”…
…“Yo pensé, ¿a tanta gente?, cómo va poder el gobierno ayudar a tanta gente si no fue sólo aquí, sino en todo el Istmo, yo dije… mucho dinero para apoyar a tanta gente, cómo le van hacer… pero mi hermano sólo me dijo vamos a esperar”.
Y la espera no duró mucho, la entrega de tarjetas comenzó a fluir por parte del Gobierno a través del Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi), con montos de 120 mil pesos para aquellas personas que sufrieron daños totales en sus viviendas y 15 mil con daños parciales.
“Con eso compré cemento para que hicieran los blocks, compré arena, le pagué a los señores que construyeron, con mi hijo compramos las varillas, en otro poquito que nos depositaron compramos más cemento y varillas para el techo y el albañil hizo esta casita con lo que alcanzó”, describió.
Doña Virginia y su hermano Fortino -quien vive con ella ahora-, han logrado reconstruir su vivienda, una casa de dimensiones modestas pero que gracias al apoyo gubernamental, el proceso de reconstrucción que ellos implementaron, le han devuelto un lugar seguro para habitar.
“Aunque no haya muebles, aunque no tenga lujos, lo importante era dormir dentro de mi casita, porque ya viene la lluvia y los truenos, y aquí ya tenemos un lugar seguro donde estar”.
Es de destacar que aquellas personas que eligieron este método de edificación, recibieron por parte de dependencias como la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi) y la Comisión Estatal de Vivienda (Cevi), asistencias técnicas para una construcción segura y eficiente.