Es un lado poco conocido de Petróleos Mexicanos (Pemex) y con el que no suele asociársele: el filantrópico. Un día ayuda a niños ciegos en Tabasco con lentes. Otro construye casas en Veracruz, electrifica colonias en Tamaulipas y construye alcantarillado en Campeche. A veces compra ambulancias o helicópteros y hasta equipa clínicas. En la última década, como un mecenas con bolsillos particularmente profundos, la paraestatal ha regalado hasta 7 mil millones de pesos, de acuerdo con un conteo realizado por MILENIO en documentos de la Secretaría de Hacienda.
Pero es dinero que Pemex no ha entregado de forma desinteresada. Los fondos donados, etiquetados dentro de sus programas de responsabilidad social, tienen por meta “mantener la estabilidad” en los estados en los que opera. Es decir, evitar la toma de pozos, agresiones a sus trabajadores o el bloqueo de plataformas que pongan en riesgo la producción de crudo.
Una investigación de este diario en torno a los gastos de Pemex da cuenta de que para generarse buena voluntad entre la población, la empresa compra o financia de todo: camionetas, asfalto, gasolina, máquinas de rayos X, huertos medicinales, monumentos religiosos y hasta exposiciones de arte en Nueva York.
Estos son solo dos ejemplos de lo que ha pagado la beneficencia petrolera recientemente: en 2013 fondeó estudios sobre desnutrición infantil en Tabasco y Campeche por 3 millones de pesos y en 2009 dio dos millones 500 mil pesos para la construcción de albergues escolares para indígenas de Chihuahua. Ha apoyado con dinero a la Comunidad Down, las Olimpiadas Especiales, festivales culturales, labores arqueológicas e incluso el rescate de la tortuga marina en el Golfo de México.
PROGRAMAS POCO AUDITADOS
Pero es un programa que tiene un flanco débil, a decir de políticos, académicos y de la propia Auditoría Superior de la Federación (ASF): la entrega de dinero. Si bien colabora en proyectos concretos, Pemex también dona enormes sumas a los gobiernos de los estados petroleros para objetivos menos específicos y poco transparentes. Es un mar de dinero: Campeche ha recibido mil 200 millones de pesos la última década para, entre otras cosas, “elevar el nivel de vida” de la población con programas que muchas veces no son auditados. Tabasco, lo mismo: se ha hecho de 2 mil 228 millones para, entre otras cosas, construcción de vivienda de interés social. Veracruz recibió 561 millones.
Los críticos del programa de responsabilidad social de Pemex —cuya permanencia y viabilidad tras la reforma energética está en entredicho— advierten que esta entrega de recursos suele llevarse a cabo bajo mecanismos poco claros y sin supervisiones externas, algo considerado como de elevado riesgo para actos de corrupción.
Así como hay ejemplos exitosos, a nivel tierra hay denuncias de que parte de ese dinero no aparece.
“Lo que nosotros hemos encontrado en entrevistas con actores locales es que estos recursos no están llegando. Hay un gran desvío y muchísimas irregularidades en cómo se gastan”, dijo Aroa de la Fuente, investigadora del área de Presupuesto y Políticas Públicas de Fundar, que ha seguido de cerca el proyecto desde hace casi 10 años.
Según explicó, el centro de investigación ha acudido directamente a comunidades que supuestamente tendrían que haber recibido donativos en estados como Tabasco y Campeche y ha encontrado que pocas personas han oído de ellos, mucho menos recibido los fondos.
“Hay que reconocer que son donativos que se hacen de forma sumamente discrecional”, admitió Rubén Camarillo, diputado federal panista. “Estos eran recursos que se usaban como contraprestación a la ocupación de facto de terrenos. Es una forma de pagar proyectos comunitarios que le permite a Pemex tener tranquilidad”.
En su esencia, la lógica es sencilla: ¿qué mejor forma de evitar bloqueos de pozos que ayudar a comunidades a desarrollar actividades productivas con donativos de la paraestatal? Pero en la práctica el programa tiene un principal punto opaco: se basa en la entrega directa de dinero, muchas veces sin supervisión subsecuente de los proyectos. Es decir, Pemex no puede fiscalizar todos los donativos que entrega —no cuenta con el personal suficiente para revisarlos 100 por ciento—, una deficiencia que ya ha llamado la atención de la ASF.
La Auditoría ha documentado acciones propensas a corrupción en la forma en que se entregaron los donativos de la petrolera en 2005 y 2010, los dos ejercicios fiscales en que revisó su funcionamiento. En ese último año, pidió al Órgano Interno de Control de la empresa sancionar a funcionarios que autorizaron proyectos cuyo destino no se comprobó de forma alguna.
CALDERÓN ROMPIÓ RÉCORD
Un cálculo realizado en documentos de la Secretaría de Hacienda detalla el tamaño de los donativos de Pemex, históricamente de los más generosos que otorga el gobierno federal. Desde 2003, la paraestatal ha entregado el equivalente a 520 millones de dólares en efectivo duro a estados y municipios y, en menor medida, a asociaciones civiles.
Por gobiernos, Vicente Fox donó 2 mil millones de pesos y Felipe Calderón fijó un récord, al llegar a 4 mil millones. En sus primeros dos años de gestión, la administración de Enrique Peña Nieto ha comenzado a cerrar la llave: lleva 550 millones de pesos donados.
“Probablemente esta figura va a tener una menor asignación de recursos porque ahora Pemex va a tener que pagar compensaciones conforme a lo que establece la ley”, dijo Camarillo.
¿Y a quién le ha donado Pemex? En informes de la Secretaría de Hacienda se desprende que, en total, se han registrado 491 donaciones desde 2003.
Estos son algunos donativos que destacan: un millón 146 mil pesos para pagar la exposición The Aztec Empire en el Guggenheim de Nueva York, en 2004; 2 millones para el Congreso de la Asociación de Ingenieros Petroleros de Guerrero, en 2005; 3 millones 600 mil para construir un mercado de mariscos en Salina Cruz, en 2007, y 2 millones 250 mil pesos para un museo interactivo infantil en Durango, en 2009.
También, 6 millones de pesos asignados al Congreso Agrario Permanente, en 2011, para 16 foros de combate al robo de gasolina; o un millón 500 mil pesos para el programa Rutas de la Humanidad, de Nuestras Realidades, una ONG dedicada a apoyar a personas en sillas de ruedas. Para 2013, 1 millón de pesos fue donado a un proyecto de huertos medicinales en Tabasco.
Pero la anterior es solo una pequeña muestra de un universo en el que hay donativos tan pequeños como 25 mil pesos o tan monumentales como los 190 millones que le fueron entregados en 2011 al gobierno de Andrés Granier, en Tabasco —hoy encarcelado por corrupción y, precisamente, desvío de fondos públicos—, para “apoyar la realización de proyectos de desarrollo social sustentable para elevar la calidad de vida de la población asentada en los municipios con actividad petrolera en la entidad”.
Pemex ha entregado la mayor parte de sus fondos sociales a estados como Veracruz, Campeche, Tabasco, Tamaulipas y Chiapas, así como a municipios cuyos presupuestos literalmente se inflan —a veces hasta se triplican— con transferencias multimillonarias producto de la venta de petróleo.
Ante el monto del dinero que está siendo donado, la tarea urgente, sostiene De la Fuente, es reducir la opacidad para evitar riesgos de desvíos.
“En realidad Pemex tendría que recibir facturas y comprobantes de los gastos que se están haciendo, pero esas facturas y comprobantes no son públicas y no podemos saber con claridad en qué se está gastando. Lo que sí sabemos es esto: a nivel de los estados la gente no siempre está viendo los recursos”, dijo.
Milenio