Desde hace días he tenido la intención de hablarles de Nikola Tesla, uno de los hombres que mucho admiro por su inteligencia y por lo que dejó para la humanidad. Hace días fue el aniversario de su nacimiento. Nació en un pequeño pueblo de Croacia, el 10 de julio de 1856. Si aún viviera, estaría cumpliendo 159 años de vida, con cinco días.
Él decía que iba a llegar el momento en que todas las máquinas del mundo iban a ser movidas en cualquier parte del mundo por la energía. Su sueño era que toda la humanidad tuviera energía libre y gratuita, pero los hombres del poder no vieron ningún beneficio a sus bolsillos, por eso olvidaron ese proyecto.
Nikola Tesla, nunca se consideró inventor, sino descubridor. Durante un tiempo trabajó como asistente con Thomas Alva Edison. Más tarde creó su propio laboratorio en Nueva York. En 1891, a sus 35 años, ya había inventado una buena cantidad de dispositivos de gran utilidad. En este mismo año, patentó lo que un día podría convertirse en su más famosa invención: la base para la transmisión inalámbrica de corriente eléctrica, conocido como la Bobina Transformadora Tesla.
A través de la energía inalámbrica se transmitiría voz, imágenes, datos, noticias y, claro, la luz. La mayoría de los hombres poderosos en ese tiempo comprobaron todo lo que Tesla les decía: que se podía transmitir todo sin usar alambres, pero los magnates banqueros ya habían comprado las minas de cobre para cubrir gran parte del país (EEUU) con cables para la distribución de la energía.
Mientras Tesla trabajó con Edison, este último nunca lo respetó. Lo obligaba a trabajar durante 18 horas y los 365 días del año.
Un día, Edison lo retó al decirle que le daría 500 dólares, si lograba mejorar el efecto del generador de Edison. En tres meses de trabajo Nikola lo logró. Edison, sin darle el dinero prometido le dijo: “Tesla, usted no entiende el sentido del humor de los norteamericanos”. Después de eso, Tesla se despidió. Alva Edison envidiaba el gran cerebro de Tesla, por eso a la menor provocación lo humillaba.
En 1889 construyó en las montañas de Colorado Springs, su laboratorio, donde construyó una torre de alta tensión para demostrar el transporte de energía sin cable y gratuito. Años después su torre destruida.
Cuando Nikola falleció, gran parte de sus inventos fueron olvidados intencionalmente. Se manipuló la historia para que su huella, superior a la de Edison, fuera olvidada.
Entre sus descubrimientos, estuvo la radio, el motor de corriente alterna, la lámpara de pastilla de carbono (luz de alta frecuencia), el microscopio electrónico, un avión despegue y aterrizaje vertical, la resonancia, el radar, el submarino eléctrico, la Bobina de Tesla, el control remoto, los Rayos X, métodos y herramientas para el control climático, transmisión de video e imágenes por métodos inalámbricos, transferencia inalámbrica de energía.
Debió de ser considerado el mayor científico y el mejor inventor de la historia. Desafortunadamente, los poderosos del mundo no permitieron que se conociera o que se pusiera en práctica la obra de Tesla. Y todo, porque los inventos de este gran hombre no tenían fines económicos.
Hoy estamos viviendo una partecita de lo que Tesla inventó hace muchos años, el wifi, quién no lo usa como algo moderno.
Tesla murió solo, olvidado, abandonado, como todos los grandes sabios de la historia de la humanidad, en la habitación de su hotel a los 86 años. Fue encontrado por una limpiadora al día siguiente.
Hoy día, todo su trabajo sigue bajo secreto de estado.
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