El recién creado Banco Asiático de Inversión e Infraestructuras (BAII), apadrinado por China, trastocará el escenario geopolítico de los organismos multilaterales de inversión y podría convertirse en un lastre para el financiamiento de América Latina.
“En la medida en que el banco atraiga dinero para invertir en Asia, eso significa menos fondos disponibles para América Latina, ese es el peligro, ya que la creación del BAII parece mostrar una cierta focalización de la ayuda china a la región asiática “, señaló a REFORMA Fernando Fernández, profesor de economía del Instituto de Empresa (IE) de España.
Transportes, energía y telecomunicaciones serían los sectores de inversión prioritarios para el nuevo banco.
La aparición de la entidad financiera con vocación asiática se produce en un momento delicado para la región, en el que varios países latinoamericanos, como México, necesitan reactivar sus economías y requieren de fondos extraordinarios para la creación de infraestructuras.
Impulsado fundamentalmente por China, el BAII maneja fondos por 100 mil millones de dólares y cuenta con la participación de algunos Estados europeos y de Brasil, el único país latinoamericano presente en la entidad financiera.
La ausencia en el nuevo banco asiático de países como México y España, responde fundamentalmente a una falta de visión a largo plazo y a la indecisión mantenida por Estados Unidos, según el analista.
“Se abrió un compás de espera para ver qué hacía Estados Unidos que al principio se opuso al nuevo banco y que luego fue suavizando su postura. Esto pesó mucho en México y España que estuvieron demasiado pendientes de lo que hacía Washington. Cuando quisieron entrar, ya no pudieron hacerlo”.
Este tipo de bancos funcionan con una tasa de retorno para los socios locales. Si Brasil participa con determinado porcentaje de capital, eso significa que los proyectos de inversión que se acometan en Asia tendrán un componente de empresa brasileña. No es una correspondencia unívoca, pero sí hay cierta facilidad para los socios, señaló el profesor del IE.
“Esto no significa que una empresa mexicana no pueda acudir a la convocatoria de inversión, pero le va a resultar más difícil por el acceso a la información interna, a la inteligencia económica, ya que no pertenece al club”, indicó.
En cualquier caso, para América Latina el surgimiento del BAII supone un reto importante, ya que pone sobre la mesa la necesidad de buscar fuentes alternativas de financiamiento para la inversión en infraestructuras, que es uno de los cuellos de botella de las economías de la región, agregó el experto en economía.
La llegada del nuevo banco asiático puede ser también un revulsivo para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial (BM) o la Corporación Andina de Fomento (CAF), que se verán obligados a replantearse una política que tradicionalmente ha sido cicatera, muy escasa en cuanto a la inversión en infraestructuras.
“Estos organismos tendrán que reaccionar ante la emergencia del BAII y cambiar gran parte de sus políticas, lo que será positivo para la disponibilidad de capital para la inversión en América Latina”, indicó el analista al enfatizar uno de los aspectos positivos que puede generar el nuevo banco.
Las inversiones en infraestructuras en América Latina están excesivamente condicionadas por sus posibles repercusiones en materia ambiental, demográfica o impacto social, lo que las encarece y dificulta la llegada de capital, según el académico.
Al final estas inversiones resultan muy caras, en tiempos y en recursos, lo que inhibe a los inversores porque la capacidad de llevar a cabo proyectos de desarrollo es limitada. Son estudios muy largos, complicados y costosos, precisó el analista del IE, quien considera que el nuevo banco asiático será más expeditivo en ese terreno.
“Mire usted, este proyecto tiene una cierta rentabilidad económica más o menos razonable, no hace locuras en términos sociales o ambientales, pues adelante. Mientras que en el BID la condicionalidad está presente, que es algo políticamente muy correcto, pero que al final son costes en los proyectos”.
La aparición del BAII es un reconocimiento del papel de China en la nueva economía mundial, con el consiguiente descontento de las grandes organizaciones multilaterales de inversión que surgieron después de la II Guerra Mundial, según el profesor del IE.
En cualquier caso, el banco asiático tiene un reto por delante, ya que deberá estar bien gestionado para prosperar manteniendo la calidad de las operaciones y la limpieza de las mismas, algo que no es tan fácil de improvisar en una institución nueva, concluyó el economista del IE.
En 2014 China, que se propone tener un papel mucho más activo en la economía mundial, destinó 22 mil millones de euros (unos 24 mil 635 millones 600 mil dólares) a proyectos de crecimiento y desarrollo en América Latina.