La intransigencia del Gobierno español ante el separatismo catalán está teniendo efectos adversos: sólo ha incrementado el descontento y llevado a nuevos grupos a unirse al movimiento independentista.
Así lo advierten analistas y empresarios, que señalan que por el choque entre Madrid y Barcelona las autoridades nacionales parecen haberse convertido en una fábrica de independentistas catalanes.
“Los independentistas no necesitan ayuda exterior para avanzar en su proyecto, pero es cierto que el sector de los federalistas está sumándose a esa órbita secesionista a causa del inmovilismo absoluto del Gobierno de Rajoy y del PP”, señaló a REFORMA el analista político Pablo Sebastián.
El Presidente Mariano Rajoy del Partido Popular (PP) ha vuelto parte de su política rechazar la apuesta soberanista de Cataluña, e incluso estableció un pacto de unidad con la Oposición nacional, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Ciudadanos.
A la par, socialistas, comunistas y ecologistas se han incorporado a las filas del independentismo.
“Las cosas se están haciendo muy mal desde Madrid y la política del PP hacia Cataluña es ciega y sorda, por lo que este partido y sus dirigentes se están convirtiendo en aceleradores del independentismo”, indicó por su parte el empresario catalán Francisco Arqué.
“Hay mucho descontento en Cataluña. La falta de diálogo y el rechazo a que los catalanes puedan decidir democráticamente su futuro lo único que hace es agravar la situación y reforzar todavía más a las fuerzas soberanistas catalanas”, agrega el empresario.
Para la Presidenta socialista de Andalucía, Susana Díaz, el hecho de que Rajoy anteponga en Cataluña los intereses del PP a cualquier solución del conflicto y actúe en función de los resultados que espera conseguir en las elecciones generales del 20 de diciembre, sólo puede favorecer a la causa del independentismo.
Las elecciones locales (autonómicas) del pasado 27 de septiembre en Cataluña confirmaron el empuje del independentismo frente al desplome del principal partido de la derecha española.
Mientras los partidos independentistas catalanes obtenían el 47. 8 por ciento de los votos y superaban en conjunto la mayoría absoluta en el Parlamento regional, el PP se desplomaba en las urnas al perder casi el 50 por ciento de su apoyo en Cataluña tras conseguir 11 diputados, 9 menos que en las elecciones regionales de 2012.
El partido emergente Ciudadanos, liderado por Albert Rivera, fue el más beneficiado por el derrumbe del PP en Cataluña, ya que casi triplicó sus escaños en los comicios regionales con el 17. 9 por ciento de los votos.
La formación de Rivera, que responde a la imagen de una derecha moderna y emprendedora, se convirtió en la segunda fuerza política local tras el bloque independentista de Junts pel Sí, que aglutinó a la mayoría de las formaciones soberanistas.
“Frente a otros partidos más moderados como Ciudadanos, el PP pagó en las urnas catalanas su falta de diálogo y su política de ajustes y recortes durante los últimos cuatro años, lo que tiene una gran impopularidad no sólo en Cataluña, sino en toda España”, concluyó Pablo Sebastián.
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