Con pandemia o sin pandemia, la función tiene que seguir, o mejor dicho, el proceso electoral de 20/2021 tiene que seguir, según los políticos mexicanos ambiciosos por servir a México y, por lo mismo, ya todos los aspirantes a candidatos –prometidos y comprometidos-, se lanzan al arranque para conseguir el tan anhelado puesto de elección popular.
Esto es, que para el domingo 6 de junio del año próximo se habrán de elegir 15 gubernaturas; 30 congresos locales; mil 900 ayuntamientos y juntas municipales.
Algo así como 21 mil puestos de elección popular; algo así como todo un ejército de servidores públicos que quieren salvar a la patria y dotarla de casa-comida-sustento; y nómina para ellos y arcas dispuestas para manejar presupuestos y contrataciones y compromisos… Y poder político; el poder que da la autoridad del mando, y la mirada súper-aquilina: Todo se da ahí, y por eso tantos se pelean y se desgarran las vestiduras: ‘Servir a México es un privilegio’, dicen.
Y para esto se prevé la participación de 93.9 millones de ciudadanas y ciudadanos inscritos en el Padrón Electoral y, por tanto, se instalarán de 163 mil 224 casillas y la contratación de más de 50 mil Supervisores y Capacitadores Electorales, según el Instituto Nacional Electoral (INE), lo cual le costará a los mexicanos, de su trabajo y su bolsillo, algo así como 20 mil 463 millones de pesos, según su propio presupuesto,
Contenderán diez partidos políticos. Siete con registro previo y tres nuevos partidos que se suman a la lista para conseguir prerrogativas, que este año 2021 serán de 7,159 millones de pesos, y aparecer en las boletas electorales. Además de partidos locales, independientes y anexos.
En todo caso, y por lo mismo, ya está encaminada la Alianza “Va por México” que se integra con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y Partido de la Revolución Democrática (PRD). Una coalición que muchos llaman “el agua y el aceite” y que tiene la intención de conseguir mayorías legislativas, indispensables para tomar decisiones.
Por supuesto no será tan fácil. Morena, que es el partido que tiene el poder político en México, hoy, parece tener las de ganar por el apoyo de la figura presidencial que ha puesto todo su empeño en mantener su hegemonía política en el país…
En todo caso, una cosa es el impacto y la fuerza política del presidente mexicano que ha decidido –opinar sobre asuntos electorales… “y por qué no”, dice; para lo cual llevó al Tribunal Federal Electoral la reconvención que le hizo el INE de no opinar ni participar en temas del proceso electoral en marcha. Ese impacto –decimos- favorece a Morena y sus aliados: PVEM-PT, que, por sí mismos, difícilmente conseguirían la mayoría electoral.
Pero ya están hechas las alianzas. Por angas o por mangas la configuración está a la vista: “Juntos haremos historia” de Morena-PVEM-PT; el susodicho “Va por México” del PRI-PAN-PRD y Movimiento Ciudadano que al momento va solo. Alianzas antes no imaginadas y que a simple vista parecen integrarse por ‘amistades peligrosas’.
Esto prácticamente configura la lucha de dos fuerzas políticas reales; pero fuerza política no significa fuerza ideológica, ni de proyecto de gobierno o Nación; ni doctrina ni proyecto legislativo común. El tema es que cada partido tiene sus propias ambiciones y su propia perspectiva política, y la exigencia de sus militantes y simpatizantes. Algunos de ellos deploran estas alianzas, otros las ven con azoro; Hay quienes las aplauden si se trata de dominar a Morena… y así.
Los tres partidos de recién registro parece que “caen como anillo al dedo” para ser usado en caso de urgencia por Morena. Son afines al presidente mexicano; y aunque para esta elección no pueden coaligarse, sí quieren mantener el registro y proseguir en su camino incierto de vender sus votos o sus puestos para favorecer a la fuerza política que mejor les convenga o mejor les pague.
De tal forma, y si no hay chanchullo o triquiñuela por alguna de las partes, la próxima elección mexicana pondrá a prueba al gobierno de las 4-T, y a la fuerza política de los partidos. Pero también pondrá a prueba la participación ciudadana…
Porque quiérase o no, la pandemia también adquiere un sentido electoral toda vez que los ciudadanos mexicanos habrán de calificar al gobierno mexicano, y a los gobiernos estatales y municipales en la gestión que hicieron en esta batalla en contra del contagio y la muerte.
Se insiste en que las encuestas recientes dan o tal cifra favorable o desfavorable al gobierno federal o los gobiernos estatales. Ha quedado comprobado que con cierta frecuencia las encuestas no reflejan la realidad final, la decisión del elector y su voluntad para seguir como se va, o no.
Así que la verdadera encuesta será la del domingo 6 de junio de 2021. Ese día se sabrá hacia dónde irá el país los siguientes tres años; que tuercas debe apretar cada una de las partes en su maquinaria política, y si la oposición, aliada o no, tendrá piernas de jinete para la elección 2024. Lo que sigue es la cruenta lucha entre las partes. Y ya hemos visto que para esto, de todo se valen.
¿Y el ciudadano? También tiene una enorme responsabilidad. Ojalá la asuma a conciencia.