El alto grado de incertidumbre global y sus efectos dañinos para la actividad económica y sobre los últimos avances contra la pobreza centraron hoy los debates en la asamblea anual que celebran el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en Tokio.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, recordó en su primera intervención en el encuentro que la falta de certidumbre que afecta a varias partes del globo es el factor “más difícil de analizar” de esta crisis, y que dificulta “la inversión, la creación de empleo o la creación de valor económico” en el panorama actual.
El eje en el que “se necesita actuar de manera más urgente”, ha recordado la exministra de Finanzas francesa, es la eurozona, donde pese a los últimos progresos para activar mecanismos de reforma “se necesita que sucedan más cosas y más deprisa”.
Sin embargo, el organismo ha subrayado desde el arranque de las reuniones que Europa y EEUU, país que afronta la amenaza de un precipicio fiscal, ya no son los únicos focos de preocupación en esta crisis, puesto que la ralentización global empieza a afectar a las economías emergentes.
Lagarde tuvo tiempo de apuntar que el FMI ha superado ya dos de los tres “umbrales” necesarios para lograr la reforma del sistema de cuotas (que define el poder de voto) acordado en 2010 para dar más poder a estos países frente a los industrializados, y que el asunto será también debatido por los 188 miembros en Tokio.
En lo que respecta a los efectos de la crisis en las naciones emergentes, Lagarde consideró que “Latinoamérica lo está haciendo bastante bien” para esquivar el bache.
En cualquier caso, el FMI se ha comprometido a seguir aportando el mayor volumen posible de asistencia técnica de capacitación, especialmente para aquellos países (muchos de ellos en la región latinoamericana) que han expandido y consolidado sus instituciones financieras o están haciéndolo.
En el marco del encuentro de Tokio, el gobernador del Banco de Colombia, José Darío Uribe, defendió el “buen comportamiento” ante la crisis de la región, donde se ha armado un marco compuesto por una “política fiscal sana” y reducción de deuda.
Sin embargo, y en sintonía con las advertencias del FMI, Uribe avisó de que nadie en Latinoamérica puede “aislarse” de los efectos de esta crisis.
El organismo indicó recientemente que los flujos de capital a la región se mantienen “estables” y las condiciones de financiación son favorables, pero también apuntó que la desaceleración china o la transmisión a la economía de las políticas de relajación monetaria de Brasil han tenido un efecto destacable.
El presidente del Banco Mundial (BM), Jim Yong Kim, también intervino hoy por primera vez en las reuniones para advertir de la “preocupante” inestabilidad en los precios de los alimentos que afectan tanto a países de América Latina como a otras economía del planeta.
Además de una mejor respuesta para afrontar los incrementos súbitos en los precios, la prioridad del BM, dijo, es lograr que los países en situaciones de emergencia alimentaria tengan recursos disponibles y asegurar la creación de un plan a largo plazo que asegure la sostenibilidad agrícola.
En términos generales, expresó la necesidad de proteger “el crecimiento logrado en los últimos cinco años en los países en desarrollo en Latinoamérica, África y Asia” pese al panorama macroeconómico.
“Pese a la crisis, invertir en desarrollo es fundamental para el bien del mundo”, insistió Kim, que sin embargo, contará con menos recursos que su predecesor, Robert Zoellick, para impulsar el desarrollo ya que los fondos del BM, al contrario que los del FMI, no se han ampliado.
“Pese a ello seguimos pensando que podemos proceder rápidamente. Hemos aplicado medidas de emergencia para países en crisis”, recordó el estadounidense, que abogó por “hacer las cosas de manera más eficiente” mientras dure esta situación.
(EFE)