Alejandro Leyva Aguilar: Me quedé corto

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Ayer, se registraron 36 precandidatos a diputados federales por el PRI. 36 que significa el tamaño de la fractura del tricolor a escasos cuatro meses de la elección federal, pero también la gran oportunidad de reivindicarse en su democracia interna.

 

Yo pronostiqué 33.

 

Uno de esos treinta y seis precandidatos, dijo algo que en realidad me dio mucha risa por la calidad de sinvergüenzada y falta de respeto a los ideales de cualquier político. Juan Díaz Pimentel declaró poco después de su registro: “Estoy feliz de regresar a mi casa, el PRI”.

 

A ese político capaz de mimetizarse como un camaleón se le conoce otra frase célebre en el anecdotario político de Oaxaca. Alguna vez dijo “soy el incalumniable, porque todo lo que digan de mi, es cierto”… tiene razón.

 

Lo cito, porque de los treinta y seis precandidatos quizá sea el único que tiene un currículum completo dentro del PRI, pero también es uno de los inelegibles porque fue precandidato del PRD al gobierno de la ciudad de Oaxaca.

 

Ocupó entonces una frase publicitaria muy ingeniosa “mejor-es Díaz”

 

Juan Díaz representa todo lo malo que un político pudiese ser. Se le adjudican varios fraudes, entre ellos el del hospital de Juquila que años después de su construcción, sucumbió a un temblor de mediana intensidad.

 

Y quizá el señalamiento más grande que ha tenido, es el de la venta de los terrenos de San Raymundo Jalpan donde se construyó, por instrucciones suyas, la sede del Poder Legislativo del Estado. Dicen que esos terrenos los vendió él, al gobierno representado por él mismo.

 

¿Por qué el PRI habría siquiera que revisar los documentos de registro de Juan Díaz Pimentel si se supone que estatutariamente no puede ser candidato porque renunció al PRI y lo hizo de manera pública?

 

Pero su regreso es sintomático. Todos suponemos que hubo un acuerdo entre Ulises Ruiz y José Murat para palomear una lista de posibles candidatos que casi estaba seguros… ese acuerdo parece que se rompió y por eso cada uno de los “interesados” mandó a sus propios candidatos a registrarse.

 

Así vimos a 8 contendientes al distrito del centro: Martín Matus, Celestino Alonso, Claudia Silva, Liz Acosta, Avelino Soriano, Fernando Miguel Ramírez, Fredy Robles y David Jarquín Aguado.

 

En el distrito uno donde se esperaba sólo el registro de Jaime Aranda se sumaron las de Juan José Moreno Sada, Delfina Prieto y Celestino Urbano Fructuoso. Por el distrito 02, se registraron Francisco Martín Vela Gil y Alejandro Avilés.

 

Por el distrito tres se registraron Luis Antonio Ramírez y Gregorio López Bautista; por el cuatro Sadot Sánchez Carreño, Gloria Altamirano Portillo, Omar Acevedo y Mónica Bernardino. Por Tehuantepec se registraron Adolfo Toledo Infanzón y Felipe Orozco Rodas, mientras que por Juchitán lo hicieron Samuel Gurrión y Héctor Mathus Martínez.

 

Por el distrito 06 con cabecera en Tlaxiaco se registraron Germán Simancas, Rogelio Sánchez Cruz y Victorino Gutiérrez Osorio. Por el distrito 09 de Santa Lucía del Camino se registraron Juan Díaz Pimentel, Manuel Delgado y Miguel Ángel Medina. Por los distritos de la costa están registrados en el 10 Jaime Larrazábal Bretón, Oscar Valencia y José Humberto Cruz Ramos, mientras que en el de Pinotepa están David Mayrén Carrasco y Zory Ziga Martínez.

 

Hasta dentro de cuatro días, la Comisión de Procesos Internos del CEN del PRI, emitirá un veredicto respecto de las 36 precandidaturas pero es preciso señalar que la única manera de que el PRI llegue medio unido es una mega elección interna.

 

Ninguno de los 36 debe tenerle miedo a una consulta a las bases distritales porque se supone que son “buenos cuadros”, pero la última palabra la tiene la Comisión de Procesos Internos del CEN del PRI y hay que esperar hasta el 11 de febrero para conocer la lista definitiva de candidatos.

 

De ello depende el éxito o el fracaso del PRI en Oaxaca. Esos 11 nombres definirán la unidad o la derrota estrepitosa del PRI oaxaqueño que no espera una visita de Enrique Peña Nieto en ningún momento de la campaña, a menos que se logren poner de acuerdo.