En Bagdad se registró el mayor número de víctimas, con once muertos y 52 heridos por el estallido de seis vehículos cargados con explosivos en barrios del sur, este y centro, y en la carretera que lleva al aeropuerto de la ciudad.
Además, otros tres coches bomba explotaron en la localidad de Tuz, en la provincia de Salahedín (norte), donde causaron cinco muertos y 50 heridos.
En Kirkuk (norte), la detonación de cuatro vehículos, tres de ellos contra el rector de la universidad de esta ciudad, Behram Jorshed, que salió ileso, causaron dos fallecidos y 24 heridos.
También, hubo atentados similares y ataques armados en otras zonas de las provincias de Salahedín (norte), Diyala (este), Nínive (norte), Babel (centro), Zi Qar (sur) y Al Anbar (oeste), donde al menos seis personas perdieron la vida y 74 resultaron heridas.
A los sucesos de hoy se suman varios ataques ocurridos anoche en distintos puntos del país, que ocasionaron doce muertos, la mayoría miembros de las fuerzas del orden, y once heridos.
De esos atentados el más mortífero fue uno cometido en la población de Shura, a unos 35 kilómetros al sur de Mosul (norte), donde dos policías perecieron y otras siete personas resultaron heridas por la detonación de una bomba escondida en un cadáver abandonado en la calle y que los agentes iban a retirar para llevarlo a la morgue.
En la actualidad, Irak vive un deterioro de la seguridad con numerosos atentados, dirigidos sobre todo contra objetivos chiíes y de las fuerzas de seguridad.
Asimismo, afronta una crisis política originada por las protestas de suníes en varias provincias, entre ellas Al Anbar y Nínive, donde los manifestantes mantienen un pulso contra el Gobierno del primer ministro, el chií Nuri al Maliki.
Para el próximo sábado está prevista la celebración de elecciones a los Consejos Provinciales en todo el país, menos en la región autónoma del Kurdistán iraquí y en Al Anbar y Nínive, donde han sido aplazadas por motivos de seguridad.
Agencias