En abril de 2011, recibí la encomienda de presidir el Órgano Electoral, compromiso que asumí con la plena convicción de que podía contribuir al fortalecimiento de la democracia de nuestro estado.
Esa tarea la inicie plenamente consciente de la dificultad que entrañaba coordinar los trabajos del órgano electoral en un contexto de alternancia, transicionista, de incremento de la participación política y de multiplicación de actores sociales movilizados en torno de sus reivindicaciones de inclusión en las grandes decisiones políticas.
Han pasado tres años y medio. Sinceramente creo que el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana logró buenos resultados en un escenario adverso en razón de su creciente complejidad y poca disponibilidad de recursos económicos y humanos.
Las cifras no pueden ocultarse y este ciclo se cierra con logros significativos, visibles para quienes puedan analizar con objetividad los datos de resultados. Esos logros son compartidos con la ciudadanía oaxaqueña que en este proceso electoral le dio un voto de confianza al órgano y participó activa y pacíficamente en los procesos electivos.
Así, la participación ciudadana en estas elecciones intermedias alcanzó un nivel del 53% de participación en la elección de diputados y un 58.75% en la elección de concejales municipales. Resaltando que dicha participación no solo se reflejó en las urnas, sino en la disponibilidad las mujeres y hombre que participaron como funcionarios de casilla y observadores.
En los procesos de designación de autoridades por Sistemas Normativos Internos, el mecanismo de mediación logró que se entregaran resultados históricos, de los 417 municipios, solo 12 no lograron construir los acuerdos necesarios para la renovación de sus autoridades. 405 comunidades tuvieron a sus autoridades, una cifra no lograda en procesos ordinarios anteriores.
Sabemos que, lamentablemente persisten las divergencias acumuladas por años, en el devenir político y social de nuestro estado, pero aún así se lograron avances importantes. Tocará a este nuevo Consejo continuar con la edificación del andamiaje democrático que necesita nuestro estado.
Ahora, al finalizar el periodo de gestión, afirmo que democracia oaxaqueña, con sus altibajos, está avanzando. Existe en nuestro estado la voluntad de muchos oaxaqueños de apoyar los procesos de institucionalización y de respeto al estado de derechos en donde hay reglas iguales para todos.
Esas reglas democrática pasan por el respeto de los derechos de todas y todos los ciudadanos en tanto personas y como parte de las comunidades que integran nuestro estado. En ese sentido, nuestro desempeño institucional estuvo marcado por el permanente esfuerzo de armonizar los derechos ciudadanos con los derechos de autodeterminación de las comunidades de nuestro estado.
En todo momento, nuestra actuación estuvo dirigida a promover que todas las comunidades tuvieran autoridades legítimas emanadas de la voluntad popular expresada en procesos electorales legales, incluyentes y democráticos.
Esa fue la guía de actuación que impidió que nuestra institución se convirtiera en juez y parte de la lucha por el poder político. Esa fue la guía que se convirtió en la brújula para orientar la nave en la tormentosa realidad política oaxaqueña.
Esa guía que fue nuestra mayor fortaleza; desafortunadamente también fue razón de la denostación y cuestionamiento por parte de representantes de poderes fácticos que arrastrados por la inercias del pasado; no aceptan los vientos de cambio democrático que se tienen que impulsar desde el órgano electoral.
Sé que quedan varios pendientes que habrá que abordar. Además del permanente esfuerzo de consolidación institucional, tal vez el mayor de ellos se refiere al tema de la construcción de ciudadanía que debe ser tarea central del Instituto y que por falta de recursos no ha sido abordado con la seriedad que su importancia amerita.
MI gratitud con la Ciudadanía oaxaqueña que mostró su solidaridad con los compromisos de nuestra Institución.
Mi reconocimiento a los representantes de gobierno que mostraron pleno respeto a la función constitucional del Instituto y que permitieron desde sus ámbitos de competencia, construir los escenarios para el mejor desempeño del Órgano electoral .
Gracias a las y los consejeros con quienes compartí la experiencia del consenso y el disenso, para transitar en esa dinámica hacia decisiones íntegramente colegiadas.
Mi total reconocimiento a las y los colaboradores del Órgano Electoral, gente comprometida con su trabajo y con su estado.
Mi gratitud también a los medios de comunicación que estuvieron vigilantes del desempeño institucional y comunicaron con objetividad sobre sus actividades.
Y la ciudadanía a quienes agradezco su participación mostrada y a quiénes pido también, un voto de confianza para este nuevo Consejo, hombres y mujeres a quienes el INE les confía la tarea de conducir a esta Institución clave para el desarrollo democrático de nuestro estado y a quienes deseo mucho éxito.
Se concluye la encomienda, pero el compromiso con el estado y su sistema democrático continúan. Como ciudadanos se requiere de la participación de todos para la consolidación de una sociedad más libre, próspera y democrática.
Gracias
Mtro. Alberto Alonso Criollo