Sin duda la alimentación es una necesidad primordial de los seres humanos, quienes para satisfacerla generaron una serie de prácticas y conocimientos, entre los que sobresale la agricultura, actividad que en algunas regiones del mundo pasó de ser una actividad de bajo impacto ambiental a un proceso altamente industrializado, que derivó en la tala de importantes superficies con vegetación natural para cultivar una sola especie y en el elevado uso de insumos sintéticos como plaguicidas, generando impactos adversos al medio ambiente, explotación laboral de jornaleros agrícolas y daños a la salud humana.
Por lo anterior, es urgente contar con modelos de producción de alimentos de bajos o nulos impactos ambientales y sociales, siendo una de las más adecuadas la agroecología, al tratarse de una forma de producción que replica los procesos y relaciones ambientales que se dan en la naturaleza, optimizando el uso de recursos naturales para obtener cultivos y mantener la producción a lo largo del tiempo, con el fin de lograr una agricultura más ligada al medio ambiente y sensible socialmente.
Dicho modelo no es una invención del mundo moderno, sino un rescate de las técnicas y prácticas tradicionales de millones de campesinos, que a lo largo de la historia han diversificado y producido una alta gama de alimentos y otros satisfactores, especialmente a través del trabajo familiar que generó una serie de beneficios ambientales, económicos y sociales, sobre todo en economías a pequeña escala; por lo que este modelo es altamente viable para territorios como nuestra entidad, ya que permite hacer un uso adecuado de los recursos con los que contamos y la conservación de éstos, tales como:
- El suelo: dadas las condiciones de relieve accidentado, característico de nuestro territorio o alta incidencia a la erosión de este recurso y de ser posible, mejorar su calidad productiva.
- Los ecosistemas, al contar con áreas agrícolas altamente productivas en un periodo largo de tiempo, se evita la destrucción de zonas cubiertas de bosques o selvas.
- Los recursos hídricos: cada vez más escasos, se aprovechan de forma óptima a partir de la reducción de pérdida porque existen diferentes capas de plantas para evitar la evaporación, además de reducir la contaminación de cuerpos de agua al eliminarse el uso de agroquímicos.
- La biodiversidad: especialmente especies como aves y polinizadores son protegidas y encuentran en la vegetación condiciones idóneas para su subsistencia.
Dado el incremento de la importación de alimentos en nuestro país, elevadas tasas de degradación ambiental y la desnutrición que prevalece en la población mexicana; es impostergable promover el enfoque agroecológico tanto como sea posible, a través de un trabajo conjunto entre instituciones responsables de la política agropecuaria, desarrollo social, pueblos indígenas y del medio ambiente; considerando las siguientes líneas de acción:
- Investigación y difusión de experiencias agroecológicas existentes, promoviendo el intercambio campesino a campesino.
- Armonizar la regulación nacional relacionada con la prohibición de plaguicidas, herbicidas y otros insumos altamente contaminantes.
- Incremento al apoyo existente hacia proyectos productivos de corte agroecológico en las reglas de operación de los programas federales, para fortalecer la tenencia de la tierra, producción, comercialización, valor agregado, certificación y exportación.
- Revaloración del campesinado como un pilar de la sociedad, al ser el sector que contribuye a la seguridad alimentaria de la población.
- Fortalecer los procesos de integración de la biodiversidad a la agricultura y rescate de saberes tradicionales que contribuyan a la producción agroecológica.
Sin duda, en las distintas regiones de nuestra entidad podemos observar modelos de agricultura ecológica, mismas que es preciso rescatar, fomentar y promover para resolver parte de la problemática socio ambiental que nos aqueja, propuestas a las que me sumo y en las que participaré activamente, porque ¡Ahora es cuando! Trabajar por una agricultura sustentable para el buen vivir de nuestra gente.