El sector privado con capacidad de presión sobre políticas de Gobierno y de Estado encontró el caminito en el gobierno de López Obrador y lo quiere extender en la Administración de Claudia Sheinbaum Pardo: un modelo económico de populismo neoliberal, una mixtura entre programas sociales, pero con cumplimiento estricto de las restricciones inflacionarias del FMI.
Las presiones especulativas del lunes y martes sobre la Bolsa de Valores y el peso fueron un pequeño arrimón del poder de los hombres del dinero para doblegar los márgenes de acción de los políticos. López Obrador, Sheinbaum y Morena lograron una victoria electoral casi con mayoría calificada legislativa para modificar la Constitución en el Congreso y ante esta realidad operó la capacidad de respuesta del sector privado dominante de inversión extranjera para ponerle un límite a las posibilidades de las reformas de estructura de poder anunciadas ya con anticipación electoral por el bloque gobernante.
En este contexto debe leerse la llegada en agosto de 2021 a la Secretaría de Hacienda del economista asesor de consorcios extranjeros poderosos, Rogelio Ramírez de la O. El arribo del economista titulado en la conservadora Universidad de Cambridge, Inglaterra, fue después del tropiezo de Morena en las legislativas intermedias y las restricciones a reformas legislativas para poner orden en la estrategia de populismo.
La euforia victoriosa de los morenistas para el sexenio 2024-2030 tiene muy claros los márgenes de maniobra: con pulso de cirujano, el presidente López Obrador implementó en su sexenio un modelo económico populista con amplísimos márgenes de inversión social, pero dejó muy claro su respeto a las condicionalidades del Fondo Monetario Internacional para que el gasto social y el crecimiento económico a favor de las clases populares no se hiciera con los viejos instrumentos inflacionarios del populismo echeverrista-lopezportillista: aumento del gasto público sin equilibrio fiscal, déficit presupuestal superior a 4% (llegó a ser de 16%), control estricto sobre la máquina de impresión de dinero para no usar gasto artificial, replanteamiento de una muy abierta política social a sólo programas muy específicos que respondieran ahora restricciones presupuestales y reasignación de gasto de algunos sectores sociales a las nuevas prioridades de sexenales para no hacer crecer el dinero circulante.
Este modelo recibió la aprobación eufórica por parte del FMI en las revisiones anuales de las Cartas de Intención de política económica donde las autoridades de Hacienda se comprometían prioritariamente a un control de circulante y en los hechos reducían programas sociales en un sector para beneficiar a otro que tendría mayor rentabilidad electoral, como se vio en las elecciones del pasado 2 de junio.
La estrategia fue definida siempre por el presidente de la República, pero sin ser entendida por sus dos anteriores secretarios de Hacienda: el tecnócrata neoliberal de origen itamita (del ITAM, la escuela mexicana del neoliberalismo) Carlos Urzúa, quien se desgastó exigiendo un recorte generalizado del gasto social; y el improvisado Arturo Herrera, cuyo pánico burocrático a la figura presidencial nunca le permitió a su Secretaría de Hacienda definir a una estrategia de gobierno.
En agosto de 2021, después de la reducción de la base legislativa de Morena en la Cámara federal de diputados, Ramírez de la O llegó a Hacienda, aunque siempre fue un consejero no público de la estrategia presidencial. De la O. se doctoró en economía en Cambridge, Inglaterra y en 1983 publicó como libro su tesis doctoral titulada De la improvisación al fracaso. La política de inversión extranjera en México (editorial Océano y Centro de Ecodesarrollo) y concluía ahí que la inversión foránea era importante para el país, pero recogía todas las contradicciones nacionalistas del viejo populismo priista, además de reconocer que era indispensable para la dinámica productiva por sus aportaciones.
Asesor de importantes empresas transnacionales como economista privado desde la empresa ECANAL, De la O trae el formato mixto de que las políticas públicas hacendarias no necesariamente se conflictúan con las exigencias de estabilidad macroeconómica del FMI. Su presencia continuada transexenal e “indefinida” en el Gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo significará la extensión del modelo de política social con estabilidad neoliberal macroeconómica lopezobradorista, para evitar el pánico empresarial que estalló en 1994 desde el conflicto Salinas-Zedillo al error de diciembre de Jaime Serra Puche y que condujo al colapso de 1995.
En este contexto, la política económica se manejará desde Palenque, Chiapas.
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Política para dummies: la política es… el poder.
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