A medida que aumenta el número de civiles que sufren el recrudecimiento del conflicto en Afganistán, las agencias humanitarias tienen problemas para cubrir las necesidades de personas heridas, hambrientas y desplazadas, pese a sus crecientes esfuerzos.
En la primera mitad de este año, se registró un alto grado de víctimas civiles, informó este martes la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), con unas mil 592 personas muertas y unas 4 mil 900 víctimas no combatientes.
Estas cifras representan un aumento de uno por ciento comparado con el mismo período de 2014.
Los nuevos combates en las provincias de Helmand, Kunduz, Faryab y Nangarhar son un testimonio de la propagación geográfica del conflicto, mientras las tensiones y los esporádicos enfrentamientos en la región central obligan a un gran número de civiles a abandonar sus hogares.
Unas 103 mil personas han sido desplazadas por los combates de este año, incluso en lugares que hasta ahora no habían sufrido movimientos forzosos de población como Badakshan, Sar-i-Pul, Baghlan, Takhar y Badgis, señala OCHA en su informe de medio año.
Desde 2002, un año después de que invadiera Afganistán, Estados Unidos invirtió más de 100 mil millones de dólares en el desarrollo y la reconstrucción de ese país asiático de 30 millones de habitantes.
Enfrentamientos entre el movimiento islamista Talibán y otros grupos de oposición armados son cada vez más frecuentes, y la fragmentación de estos últimos significa que la complejidad y la extensión geográfica del conflicto no harán más que empeorar.
El Talibán gobernó la mayor parte del territorio afgano entre 1996 y 2001, cuando fue expulsado de Kabul por Estados Unidos y muchos de sus integrantes se refugiaron en el vecino Pakistán.
El plan de respuesta humanitaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es deficiente porque hasta julio solo había recibido 195 millones de dólares, 48 por ciento de los 406 millones necesarios para sus operaciones.
Los fondos para cada impulso de asistencia identificado por OCHA no logran seguir el ritmo del crecimiento de la población civil necesitada.
Hasta ahora, la ONU recibió solo 3.5 millones de dólares de los 40 millones solicitados para suministrar refugio de emergencia, y faltan 56 millones para asegurar la alimentación y 29 millones para la salud.
Muchos refugiados regresaron al país, principalmente de Pakistán, en la primera mitad de este año, comparado con el mismo período de 2014, siendo 43 mil 695 los repatriados hasta julio de 2015, muy por encima de los 9 mil 323 del año anterior.
“El número total de retornados y deportados afganos sin documentos procedentes de Irán y Pakistán asciende a 319 mil 818 personas. Además, 73 mil afganos sin documentos regresaron de Pakistán, unas seis veces más por día que en 2014”, detalla OCHA.
Funcionarios de la ONU dijeron que se necesitan por lo menos 89 millones de dólares para cubrir como corresponde las necesidades de los refugiados, pero hasta ahora sólo se prometieron 22.5 millones de dólares.
Como suele pasar en estos casos, el agua y el saneamiento son las principales prioridades de un plan humanitario para evitar el brote de enfermedades. Pero de los 25 millones de dólares estimados por la ONU para ese fin, sólo hay 15 millones disponibles.
“El aumento de las personas necesitadas de asistencia humanitaria, sumado a la falta de fondos de las agencias de seguridad alimentaria, en especial el PMA (Programa Mundial de Alimentos), quiere decir que los programas para desplazados, repatriados vulnerables, refugiados y niñas y niños malnutridos tienen una gran carencia de fondos”, reveló el documento de OCHA.
Incluso, algunos casos, se terminaron, agregó.
Pero se estima que los datos sobre las poblaciones afectadas son incompletos, en gran parte, por la falta de acceso a las regiones más asediadas por los combates, lo que llevó a la ONU a alertar de que el número real de personas que necesitan asistencia, servicios de emergencia y otros suministros podría ser aun mayor que las actuales estimaciones.