Adiós al autoritarismo: Mario Arturo Mendoza Flores

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¡Adiós al autoritarismo! ¡Bienvenida la transición democrática! El cambio tal largamente acariciado por miles de oaxaqueños, hoy cuenta con las bases sólidas y suficientes para comenzarlo a construir día tras día. Atrás han quedado más de 80 años de un régimen que fue decayendo conjuntamente con sus gobernantes hasta llegar a un grado tal de descomposición, que sólo la voluntad ciudadana expresada pacíficamente a través de su sufragio, fue capaz de terminar con él. La corrupción, la falta de respeto a los derechos humanos, la no separación de poderes, la ausencia de transparencia en el manejo de los recursos públicos, un gran alejamiento entre gobernantes y gobernados, así como una nula participación ciudadana en las grandes tomas de decisiones, fueron las razones para elegir una propuesta distinta encabezada por Gabino Cué Monteagudo y que hoy, con las adiciones y las derogaciones a 44 artículos de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Oaxaca, derivan en una Reforma Política que recopila el sentir y el pensar de miles de ciudadanos que vemos con optimismo, pero también con responsabilidad el aprovechar dichas herramientas constitucionales para forjar un Oaxaca en paz, en progreso y en desarrollo.

           

Hoy podemos sostener que nunca más volveremos a ver un Oaxaca como el de aquél 2006 que tanto nos duele. La ciudadanía, a diferencia de ese año, cuenta ya con las herramientas constitucionales para impedir que sólo la voluntad del gobernante sea la que prevalezca. El plebiscito, el referéndum y la revocación de mandato recién aprobados, son la muestra más palpable de cuando un gobernante está dispuesto a someter sus actos al escrutinio público. También se reconoce la voluntad para contar con una real y auténtica división de poderes, que impida que la justicia se imparta con criterios políticos o que los legisladores estén sometidos a la voluntad del Ejecutivo, lo anterior a pesar de todos los riesgos que tal determinación lleva implícita, como puede ser la dificultad para alcanzar los consensos necesarios para la aprobación de temas trascendentes , como la elección de los Consejeros Electorales, tan sólo por citar un ejemplo. Indiscutiblemente que el tránsito hacia la transición democrática pasa necesariamente por un equilibrio de poderes auténtico, el que a su vez requiere de una independencia y autonomía presupuestal para romper con controles y sometimientos; eso también se refleja en la reforma aprobada el pasado martes 6 de abril. Ya no más un estado donde la ingobernabilidad esté a la vista de todos y no se pueda hacer absolutamente nada por falta de fundamentos legales para ello. Hoy podemos aseverar sin temor a equivocarnos, que la experiencia dolorosa de aquél 2006, ha sido asimilada con gran responsabilidad y tacto político por el Gobernador Gabino Cué, a grado tal que la iniciativa por él propuesta –con algunas adecuaciones– será la que rija su mandato durante los próximos años. Un acto de congruencia indiscutible.

 

Pero hay que ser bastante claros; la Reforma Constitucional recién aprobada en forma unánime por los 42 diputados, no solucionará como por arte de magia todos los problemas que como ciudadanos nos aquejan, no. Coloquialmente hablando, su aprobación puede ser comparada con un “banderazo de salida” para muchas acciones más que implica un cambio de un régimen autoritario  a uno democrático. Dicho en otras palabras, es el principio y no el final de una serie de iniciativas que como oaxaqueños nos toca seguir alentando y demandando. La diferencia es que ahora sí se cuenta con las bases jurídicas para ir rescatando a nuestro estado y participar más activamente en la toma de decisiones trascendentales para su desarrollo. Por lo pronto, habrá que estar atentos para identificar con prontitud a quienes escondidos en la oscuridad, con nostalgia suspiran por el retorno de lo que sin duda les fue benéfico. Su papel será crear escenarios ficticios para intentar desesperadamente descalificar cualquier avance del nuevo gobierno. Demandarán con prontitud los cambios que cuando ellos en el poder, no fueron capaces siquiera de imaginarlos. Pretenderán con la ayuda de los mecanismos que todavía tienen a su alcance, retrasar deliberadamente las modificaciones que apuntalen ese paso a la transición democrática y sin embargo serán los mismos que digan que no ven avances, preguntándose dónde está el cambio prometido, cuando son los causantes precisamente de su retraso.

 

Estamos a la vuelta de la esquina del 2012, año de elecciones federales, por lo que es previsible anticipar una competencia política sumamente reñida; donde unos pretenderán consolidar el proyecto de transición a la democracia, mientras otros intentarán con todas sus fuerzas y con todos sus recursos impedir que éste avance. Y aún cuando teóricamente no tendrían que ver nada los partidos políticos con el funcionamiento del estado, lo cierto es que no es así y se buscará por todos los medios que le vaya mal a uno, para que al otro le vaya bien. Por eso habrá que estar muy atentos a los acontecimientos, ser cautelosos en nuestras apreciaciones y aportar nuestro granito de arena para impulsar la paz y el progreso que por años hemos demandado los oaxaqueños. Los colaboradores cercanos y lejanos al Gobernador Gabino Cué deben tener muy en claro que su desempeño es parte fundamental de ese cambio que la ciudadanía mira con optimismo, razón por la que deberán estar a la altura de los retos que el ejecutivo se ha impuesto. Romper con esos estilos que tanto irritaron a los ciudadanos de a pie, despojarse de esa etiqueta de inaccesibles que los alejó del pueblo, tener las puertas abiertas para escuchar al ciudadano y particularmente despojarse de ese aire de prepotencia que fue el sello de las últimas administraciones. Ayudemos al Gobernador; él ya puso el ejemplo, los diputados hicieron lo propio; por lo que es urgente romper con esas prácticas de antaño basadas en la soberbia que tanto dañaron a Oaxaca. Construir los cimientos sólidos para un nuevo estado erigido sobre la participación ciudadana es la tarea que nos toca a todos realizar. Hoy las condiciones están dadas para que así sea, no dejemos pasar la gran oportunidad que hoy se nos presenta para ello, somos más los que alentamos el cambio. ¡Sí se puede!

 

Mi reconocimiento a los diputados locales, quienes despojándose de intereses de partido o de grupo, supieron estar a la altura de las circunstancias.

 

¡Adiós al autoritarismo!