El quinto debate republicano estuvo dominado por un solo tema: el terrorismo islámico.
Tras los atentados en París y San Bernardino, California, los ocho principales aspirantes a la Casa Blanca del partido coincidieron en que Estados Unidos está en estado de guerra contra el autodenominado Estado Islámico (EI).
Haciendo eco del miedo y sentido de urgencia que perturba a la sociedad estadounidense, los desacuerdos llegaron, en el debate más monotemático hasta la fecha, a la hora de determinar la manera de combatir al grupo yihadista.
Mientras precandidatos como Jeb Bush o Ted Cruz prometieron intensificar los ataques aéreos en Siria e Irak, otros, como Marco Rubio, defendieron la necesidad de desplegar tropas estadounidenses en el terreno.
Donald Trump, por su parte, aseguró que había que impedir el acceso a internet a los miembros y aliados del EI, por ser las redes sociales su principal herramienta de reclutamiento.
La polémica propuesta del magnate, líder de las encuestas a nivel nacional, de bloquear el acceso a Estados Unidos a los musulmanes acaparó varias de las preguntas, pero sólo Bush se opuso rotundamente a la medida.
En lo que también coincidieron todos los republicanos fue en la oposición a la llegada de 10 mil refugiados sirios decretada por el Gobierno de Obama.
Ben Carson, Chris Christie, Carly Fiorina, John Kasich y Rand Paul se unieron al llamado a reforzar la seguridad en Estados Unidos, pero entre los precandidatos hubo una falta de consenso sobre los límites a la hora de violar la privacidad de los ciudadanos para lograrlo.
Sólo en los últimos momentos del debate de dos horas y media los aspirantes fueron cuestionados en materia de migración, momento en el que Cruz mostró su apoyo a la medida insignia de la campaña de Trump: levantar un muro en la frontera con México. Pero el magnate lo pagaría.
“Construiremos un muro que funcione, y conseguiré que Donald Trump lo pague”, anunció.
Rubio, por el contrario, reiteró su disposición a permitir que los migrantes indocumentados accedan a la tarjeta de residente permanente.
Los analistas estadounidenses coincidieron que la beligerancia de Bush contra Trump le favorecerá en las encuestas venideras, mientras que el multimillonario quedó dañado tras un debate centrado en uno de los temas que menos domina: la política exterior.
Según los expertos, Ted Cruz falló a la hora de representar su papel ascendente en las encuestas, donde ocupa el segundo lugar.
Marco Rubio, una vez más, se perfiló como ganador del debate, mientras que Carson estuvo prácticamente desaparecido.
Indecisos sobre Assad
El destino del Presidente sirio, Bashar al-Assad, fue objeto de división entre los precandidatos.
Ted Cruz reiteró su postura a favor de mantener al Mandatario en el poder con el argumento de que los rebeldes formarían un Gobierno rival de Estados Unidos.
John Kasich, sin embargo, se burló de su respuesta y recalcó que Assad es uno de los mayores aliados de Irán y Rusia, dos de los mayores enemigos políticos de Washington.
Marco Rubio afirmó que no derramaría una lágrima por la salida del líder del régimen sirio, mientras que Trump dijo que lo prefería a los rebeldes.
Duelo en el escenario
El momento más tenso de la noche estuvo protagonizado por Donald Trump y Jeb Bush.
Ambos se enzarzaron en una discusión por la propuesta del magnate de atacar a las familias de los terroristas islámicos.
El ex Gobernador de Florida exclamó que esta medida demostraba que su rival no era un candidato serio, a lo que Trump respondió burlándose de él por ser demasiado blando.
“Donald, no vas a construir el camino a la presidencia con insultos. Eso no va a pasar”, respondió Bush, en una de las frases que más aplausos arrancó de la noche.
Ted Cruz y Marco Rubio, los dos senadores de origen cubano, también intercambiaron numerosos ataques a lo largo del debate.
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