Abrirá sus puertas el ex Convento de San Pablo

Print Friendly, PDF & Email

El ex convento de Santo Domingo de Soriano, mejor conocido como San Pablo, fue el primero construido en Oaxaca por los dominicos, en 1529. Su historia está ligada a sismos geológicos, políticos y comerciales, y luego de más de 400 años en que ha sido profanado en sus símbolos sagrados, fragmentado hasta la deformación arquitectónica, oculto ante la mirada de los oaxaqueños, una restauración integral emprendida por la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO) permitirá, además del rescate de un inmueble patrimonial, el uso de un sitio en beneficio de la comunidad.

 


La intervención arquitectónica


Para aproximarnos a una imagen de lo que el Taller de Arquitectura de la Casa de la Ciudad, y luego el arquitecto Mauricio Rocha, se enfrentaron al iniciar el rescate del ex convento de Santo Domingo de Soriano, mejor conocido como San Pablo, es preciso considerar que la historia del inmueble, fundado en 1529, está vinculada a sismos, venta de terrenos durante el siglo XVIII, la nacionalización de los bienes de la Iglesia en 1860, la drástica intervención en su estructura para trazar una calle, y que durante el siglo XX alojó un conjunto de casas habitación, negocios, un hotel, talleres mecánicos y estacionamiento.

 

Antes de la intervención fueron emprendidas dos investigaciones minuciosas: histórica y arqueológica, a cargo de Sebastián van Doesburg y Gilberto Hernández Díaz, respectivamente, que permitieron el trabajo de remoción de estructuras realizado por el arquitecto Gerardo López Nogales, y posteriormente, la intervención arquitectónica dirigida por Mauricio Rocha. Estas investigaciones, así como la restauración y adecuación del sitio, fueron supervisadas y avaladas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

 

Cada etapa histórica sobre el inmueble del ex convento de San Pablo fue visible en capas constructivas que sobrecargaron la estructura del edificio, destruyeron algunas partes, dañaron sillares de cantera y en general añadieron, una a una, formas distintas de concebir el lugar y el espacio.

 

Los retos de la intervención arquitectónica se plantearon desde el retiro de pisos y muros que sobrecargaban la estructura del inmueble. Ya en la etapa de diseño, una de las tareas más arduas fue conciliar los distintos lenguajes arquitectónicos en el sitio, considerando el uso académico-cultural que tendrá.

 

A partir del criterio de reversibilidad que prevalece en la restauración, Mauricio Rocha decidió emplear estructuras atornillables de metal y madera –también avaladas por el INAH–, para crear un espacio “limpio”.

 

Rocha cuenta que la solicitud de la presidenta de la FAHHO, la historiadora del arte María Isabel Grañén Porrúa, fue diseñar un espacio cultural que considerara una biblioteca de acceso público, y una escuela de lenguas indígenas: “¿cómo podía caber todo esto en un proyecto que corría el riesgo de, si lo limpiábamos, quedar en una ruina, restaurado, pero una ruina? Fue ahí donde se decidió una intervención contemporánea, y creo profundamente que se puede hacer una afirmación del siglo XXI siempre y cuando sea con un profundo respeto y cuidado”. Fue respetado “el espíritu del claustro: un edificio que se recoge a un patio, un patio que tiene una ventana, como decía Barragán, que se abre al cielo”, continúa el arquitecto.

 


El centro  académico y cultural


El ex convento de San Pablo será un centro académico y cultural abocado al estudio, enseñanza y difusión de las culturas originarias mesoamericanas.

 

“Lo que hemos tratado de definir es un centro académico y cultural en que pueden tener sede diferentes actividades culturales y académicas relacionadas con las culturas indígenas del estado de Oaxaca y de México, en general. Parte de esto es la lengua, la historia, la cultura material, las artesanías, las tradiciones…, pero no viéndolas como elementos sueltos, de tipo folclórico-turístico. Este será un lugar que se dedique a reflexionar y entender mejor la complejidad y profundidad de la herencia indígena, que en Oaxaca se siente por todos lados”, explica el historiador Sebastián van Doesburg.

 

El fin del centro cultural será tender puentes de entendimiento y trabajo hacia y entre las comunidades indígenas oaxaqueñas y del país. “Se trata de hacer esos puentes. Lo que pasa en las comunidades indígenas es que sufren marginación dentro del proyecto político, económico, social y  cultural del país. Sólo en ciertos rubros son permitidas sus expresiones, como en la Guelguetza, pero al momento de entrar en el plan político o en el económico, la situación cambia totalmente’.

 

‘Esto tiene que ver con una actitud ancestral de segregación social y discriminación, y uno de los elementos que creemos pueden tejer puentes y superar estas divisiones es entender mejor la profundidad, la creatividad, la dignidad, la complejidad de las culturas originarias de Oaxaca”.

 


La aportación social

 

Los logros de este proyecto son diversos, entre ellos el rescate de un convento que se encontraba oculto al aprecio de los oaxaqueños, la puesta en uso público de un bien patrimonial a través de un centro académico y cultural, pero sobre todo, será un lugar para el pensamiento y la interacción social, para el disfrute de la cultura en beneficio principalmente de los oaxaqueños.

 

En especial, será muy relevante el rescate de un pasaje perpendicular desde la calle de Independencia hacia Hidalgo, que dejará acceder al atrio de la iglesia y ex convento de San Pablo.

 

 

Cultura medioambiental

 

Partiendo de la visión de que el arte y la cultura están intrínsecamente ligados al desarrollo sustentable, tanto económico como ambiental, el ex convento de San Pablo ha sido construido considerando sistemas de captación de agua de lluvia y de fotoceldas, para aprovechar la energía solar.

 

El arquitecto Gerardo López Nogales explicó que el aprovechamiento de la energía solar se realizará a través de 32 paneles de 170 por 70 centímetros, colocados en forma de techo sobre uno de los costados del edificio, cercano a la calle Independencia.

 

Además del sistema fotovoltaico, también está en proceso de conclusión un sistema de captación de agua de lluvia que será ejemplo de autosustentabilidad. Investigación y diseño del Instituto de la Naturaleza de Oaxaca (INSO), este proyecto captará el agua pluvial de los techos del Centro Académico y Cultural San Pablo, para luego almacenarlos en una cisterna. El agua captada servirá para suministrar el agua para los servicios sanitarios, cafetería y riego de áreas verdes.