Don Antonio, conocido en San Juan del Estado, Oaxaca, como don Toño, dueño de un taxi, se lamenta que los maestros oaxaqueños hayan equivocado sus métodos de “Lucha” para lograr mejoras laborales. Aún tiene presente el 2006 y durante el paro de 48 horas decretado por la sección 22, no trabajó por temor a posibles actos violentos.
En una plática con este singular personaje, indica que ahora para completar el gasto familiar decidió instalar un modesto restaurantito, por reserva no dice su ubicación, pero sus tortillas bajadas del comal, su tasajo –que dice es especial y sí, además de sus frijoles de olla con hierba de conejo y un poco de manteca respaldan su fama.
Indica que fue el segundo de 8 hermanos y explica: “nosotros cada amanecer nos dedicábamos a recolectar hierbas aromáticas y de condimento para los restaurantes de Oaxaca, mi madre llevaba a mi hermano y a mí a la ciudad y tras vender nuestros rollitos de hierbas comprábamos fruta y lo necesario para la comida de ese día”.
En tanto mis otros hermanos y hermanas se quedaban al cuidado de una tía que ya falleció. Con la cara marcada por las arrugas, con la piel morena curtida por el sol del campo indica: “Eran tiempos difíciles había días que no se vendía nada y teníamos que recurrir a los puestos para que nos regalaran fruta que ya no se vendía”.
Antes del 2006 ya con la mayoría de edad, aprendió según relató, a manejar, se volvió en un taxista foráneo que desde las 5 de la mañana hasta las 8 de la noche realizaba viajes de su población hasta la ciudad de Oaxaca, a pesar, dijo, del arduo trabajo era feliz porque logró que sus otros hermanos pudieran estudiar.
Sin embargo el conflicto del 2006 vino a terminar su felicidad, el magisterio y lo grupos sociales que los respaldaban empezaron a instalar “barricadas” en los principales accesos a la ciudad, sostuvo que muchos campesinos que llevaban productos perecederos a la ciudad no podían entrar, se echaban a perder y la mayoría tuvo que emigrar a buscar trabajo a otros estados.
Con la mirada de una persona que ha soportado la pobreza y la falta de atención de los gobiernos en turno sin importar las siglas partidistas, recuerda una anécdota que le marcó la vida y que le forjó el espíritu de ayudar a la gente sin importar una recompensa.
Rememora que el conflicto del 2006 cuando se encontraba en lo más álgido, no había paso por ningún parte a la ciudad, las barricadas en contra del gobierno estaban las 24 horas ante el rumor de que fuerzas federales pudieran entrar a la ciudad y recuperarla en favor del entonces gobernador Ulises Ruiz Ortiz.
Cerrando los ojos dice: “Eran como las seis de la tarde y venía hacia Oaxaca pero solo hasta San pablo Etla, por los bloqueos, cuando una mujer casi se traviesa la carretera, me detuve… con lágrimas en los ojos me pidió que la llevara a un hospital de la ciudad pues estaba a punto de dar a luz a su primer bebe”.
Casi de manera automática; cuenta, la subí a la parte trasera de mi taxi, según relata don Toño: “No sabía qué hacer, gritaba mucho, fue cuando llegamos a una barricada de maestros en el Crucero de Viguera, ahí uno de los encargados de la educación de los más de un millón de niños oaxaqueños, dijo no pueden pasar”.
Explica que trató de convencer al maestro, pero fue inútil, su decisión fue tajante: “no pasa a pesar que se muera”, sostiene que le argumentó que no hacía nada malo solo salvar un niño y a una madre, pero el integrante de la sección 22 de SNTE, no se conmovió; “Aquí nadie pasa”.
A pesar de la situación, según cuenta don Toño, tomó la decisión de buscar por las colonias altas de la ciudad una forma de llegar a un hospital, tras una hora, ya casi sin gasolina pudo llegar al Hospital del ISSSTE, ahí dejó a la mujer a punto de culminar labores de parto.
Según recuerda, ese día no ganó nada, llegó a su casa sin un peso, su mujer le recriminó el hecho. Tras cenar solo frijoles y tortillas, contó su aventura a su esposa e hijos, al conocer los hechos todos entendieron la situación y se fueron a dormir tras una taza de café.
EL COLOFON
Tres meses después del suceso, una mujer con un niño en brazos llegó a la casa de don Toño, tocó la vieja puerta de madera. La esposa del ruletero, abrió, preguntó a quien buscaba, la mujer quería hablar con una persona madura con la cara marcada por arrugas y la piel curtida por el sol.
A pesar de la circunstancia, el taxista salió de la mano de su esposa, fue cuando reconoció a la mujer. Ella le dijo: “Gracias a usted, nació mi hijo, tiene tres meses, mi esposo estaba fuera de la ciudad por el conflicto magisterial, al final tuve a mi hijo… gracias a usted”.
En momento se volvió mágico, la mujer sin decir nombres le entregó una gran gratificación pues su marido era un contratista importante, don Toño quiso rechazar el recurso pero la precaria situación de la económica del 2006 se lo impidió.
Nunca supo el nombre la mujer, menos del niño, -a pesar que lo invitaron a su bautizo-, pero comprobó dos cosas… a pesar de la intransigencia de los educadores, siempre habrá la fortaleza del pueblo de Oaxaca para ayudarse… Ahora, don Toño ayuda a personas de escasos a pesar que no hubo condición en Oaxaca para estudiar y progresar…