Desde el lunes, los oaxaqueños estamos atravesando por esos días que no siempre se quieren. Desde hace meses, todos nos preparamos para que nuestros visitantes se fueran con un bonito recuerdo de esta ciudad. Lo que no todos nuestros convidados saben, es que los bloqueos, aplastamientos frente a los centros comerciales y el plantón en el zócalo por parte de los maestros, los verdaderos oaxaqueños no lo teníamos programado.
Supongo que la mayoría de los que nos visitan están bien enterados de cómo se vive en la entidad. Todo el tiempo andamos a salto de mata, o lo que es lo mismo, casi nunca podemos hacer planes para nuestra vida porque los superpoderosos de la sección 22, siempre se nos ponen en frente y por lo mismo, no podemos seguir ningún orden, ningún plan, porque casi todo nos lo echan a perder.
Si ustedes ya sabían cómo vivíamos los oaxaqueños, hoy que están ustedes entre nosotros, lo podrán confirmar. Esto que les platico no es queja, es sólo para que ustedes, señores que nos hacen favor de venir a visitar la ciudad y disfrutarla, sepan cómo vivimos. Los bloqueos de calles es como nuestro respirar, es como un simple lunar que con el tiempo se nos ha ido haciendo cáncer.
Gracias a lo que nos hacen los de la 22, hemos aprendido a ser fuertes, aguantadores. Casi, casi, con los años, más de 30, a base de patadas, nos han domesticado. Cada que se nos atraviesa un bloqueo de calles, un plantón frente a nuestra casa, nomás sentimos como se nos retuercen las tripas y aguantamos porque sabemos que como ciudadanos, no tenemos el respaldo de nadie.
Autoridades municipales y estatales van y vienen y todos nos prometen que si los llevamos al puesto que ellos ambicionan, caminaremos en libertad dentro de nuestra propia casa. En 30 años han pasado todo tipo de gobernantes y ninguno ha podido resolvernos el asuntito que siempre nos prometen. Con esto, señores visitantes, ustedes se darán cuenta que el verdadero poder no está en las autoridades, sino en un sindicato.
Ni modo señores visitantes, ustedes vinieron a esta ciudad con el fin de hacernos el gasto y disfrutar de nuestras tradiciones, pero les tocó sentir un poquito de lo que nosotros sentimos casi diario. Estoy seguro que cada uno de ustedes, se lleva un poquito de lo que vivimos. Se van un poquito marcados, aunque nosotros ya estamos bien cicatrizados por tantos azotes de esta gentuza que nos golpea y humilla con tal de satisfacer sus más bajos placeres.
Ustedes, señores visitantes, han venido a esta ciudad de Oaxaca a dejarnos sus recursos económicos en beneficio nuestro, lo cual se les agradece. Desafortunadamente no les hemos sabido corresponder, pues lo que han visto en esta semana, lo volverán a ver mañana y pasado mañana y se seguirán enterando por todos los medios de comunicación. Tal vez, con la experiencia que se llevan, ya no les queden ganas de regresar. Si les digo que no es para tanto, sería ofenderlos. Si les digo que nunca habían realizado un plantón tan prolongado, sería engañarlos. La verdad, los bloqueos siempre duran de acuerdo al sapo. Las autoridades actúan de acuerdo al grueso de los manifestantes. Si es un grupo reducido, les echan la macana encima y el paso queda libre. Si el contingente es de doble rodada, se autoriza robar, asaltar y todo lo que se le ocurra al grupo y no pasa nada.
Es cierto que es mucha gente la que está visitando no nada más la ciudad capital, sino la entidad. Esto, en realidad, cualquier oaxaqueño se los agradece, y por lo mismo, no queremos que se lleven una mala impresión de nosotros. Sepan que lo que son marchas, plantones, calendas, puestos ambulantes y baches, son parte de nuestra identidad, de nuestra tradición.
Bueno, no soy el secretario de turismo ni tengo autoridad para hablar por los oaxaqueños, pero ante tanto silencio al respecto, alguien tiene que decirle algo a nuestros visitantes ¿no?
A nuestros visitantes: Horacio Corro Espinosa
Twitter: @horaciocorro
Facebook: Horacio Corro
horaciocorro@yahoo.com.mx