Vaya que debe estar la situación delicada, cuando algunas personas dedicadas al comercio en Oaxaca refieren que, a su paso por la Secretaría de Seguridad Pública, a Alberto Esteva Salinas su protagonismo le ayudaba a aparentar que estaba haciendo algo como titular.
En este cafecito semanal que acostumbramos compartir con buenas amistades, el tema no pudo ser otro que el del clima de violencia que impera en la entidad, una situación que si bien no niegan del todo los responsables de las áreas de seguridad y justicia en la entidad, también es cierto que lo minimizan como si los cadáveres que aparecen cada día o, los asaltos que se reportan cotidianamente fueran producto de la ciencia ficción u ocurrieran en otro Oaxaca.
Apenas nos habíamos despertado con la terrible noticia del crimen cometido contra un taxista del Sitio Alameda y la aparición del cuerpo de una joven mujer en la carretera Ocotlán – Ejutla de Crespo, este jueves, cuando ya se corría la alarma por el asesinato de otra dama en los límites entre la capital y Santa Lucía del Camino.
Sí, la justificación siempre es la misma, el clima de inseguridad no es exclusivo de Oaxaca, argumentan, es un tema nacional que está afectando a cientos de familias mexicanas, un clima de terror provocado por el narco y el crimen organizado, eso sin contar la responsabilidad que le siguen endilgando muchos al ex presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, y su guerra contra el narco.
¡Por amor a Dios!, ¿Hasta cuándo se pretenderá justificar la fallida política de seguridad que prevalece en la entidad? ¿Hasta cuándo la Fiscalía del Estado seguirá promoviendo la impunidad, dilatando las investigaciones, en vez de aplicar la justicia con mano dura? ¿Qué espera el titular de la SSPO para establecer estrategias asertivas que inhiban la delincuencia? ¿A qué se están dedicando realmente los jefes policiacos de las municipalidades? ¿Sabrán los presidentes municipales que sus representados viven temerosos por lo que hoy se vive en el estado?
A la mitad del café, uno de mis acompañantes responde de inmediato: hasta que los vicios y la corrupción se aniquilen y las corporaciones policiacas se dignifiquen, profesionalicen y equipen; hasta que las autoridades municipales comprendan que la seguridad es un tema que duele a la sociedad que representan y por ello, es imperativo que sus áreas dedicadas al resguardo y protección ciudadana se conformen con gente especializada en la materia, hasta que se comprenda que la justicia no es concesión sino derecho ; pero además, hasta que los diputados pongan atención y exijan como representantes que son de la sociedad, una coordinación eficiente entre instancias involucradas en el asunto y los gobiernos de los tres niveles para que las políticas públicas en la materia se apliquen con eficacia y de forma asertiva.
De algunos años para acá, el tema de la seguridad ha ido empeorando, en los tiempos de Gabino Cué Monteagudo la dependencia responsable de esta tarea, vivió momentos de verdadero desorden, sobre todo cuando arribó como titular precisamente Alberto Esteva Salinas. Antes, con Marco Tulio López Escamilla, policía de profesión, las acciones diseñadas para establecer el orden social, pese a ser acertadas, fueron severamente criticadas por quienes encabezan las organizaciones sociales que nunca quieren meterse al orden, sin reconocer que con ellas, quizá se habría impedido el crecimiento delincuencial en la entidad.
Bajo el slogan de Oaxaca Seguro, a diario observamos en las redes sociales el resumen de actividades que realizan José Raymundo Tuñón Jauregui, titular de la SSPO y su comisionado policial, José Sánchez Saldierna – quien por cierto evidencia su gusto por ser fotografiado- , donde presumen de construir acuerdos y estrategias de seguridad de la mano con autoridades y distintos sectores de la sociedad.
Sin embargo, en los hechos, este esquema de “reunioncitis” y promoción de sus imágenes en las redes sociales, no parecen trascender y mucho menos servir, para atender la demanda ciudadana de seguridad y de ello dan cuenta las quejas que cada vez son mayores, en torno a la ausencia policial, a la falta de acciones coordinadas y lo que es peor, a la tarea de prevención del delito que hoy por hoy debe ser más efectiva que nunca.
Por su parte, el Fiscal General del Estado, Rubén Vasconcelos Méndez, recién llegado a la dependencia, enfrenta un monstruo anquilosado por la carga burocrática, por las mafias que existen dentro y por las enormes carencias que detienen en muchas ocasiones, la aplicación de la justicia de manera oportuna.
No es una crítica que lleve mala intención, no, se trata como dice uno de los amigos que me acompaña de saber ¿qué carambas pasa en Oaxaca?, donde se está “atorando” el buen desempeño de estas áreas.
¿De qué sirven las enormes cartas curriculares de estos personajes, si en la práctica se tropiezan con situaciones que les impiden realizar un mejor desempeño?.
El tema de las corporaciones policiacas es un asunto añejo, que tiene que ver en mucho con la falta de asignación de recursos para el buen ejercicio de las mismas; también se trata de la imposibilidad que tienen los titulares para aniquilar a las grandes mafias que existen dentro de las áreas de seguridad y justicia, en las que operan muchos de sus elementos que cometen ilícitos hasta contra sus mismos compañeros y violan, frente a la nariz de sus jefes, las mismas leyes que se suponen deben aplicar, creando maridajes con grupos delincuenciales.
Ello sin contar la inoperancia, testarudez, falta de capacidad y nulo perfil que caracterizan a algunos jefes policiacos de los municipios, entre ellos el de la capital, que no entienden que la coordinación con el estado para atender las demandas de seguridad poblacional no es asunto de colores, de gustos o de caprichos, de posiciones otorgadas por el consuegro o el compadre; que la seguridad no es juego ni discurso, que urge que se pongan a trabajar y escuchen la voz de la sociedad que reclama protección.
La falta de interés por su encomienda, se reflejó precisamente este mismo jueves, en un hecho que advertía el fotoperiodista Jorge Luis Plata, siete días atrás, cuando lanzó una llamada de alerta frente al peligro que representa para transeúntes y conductores, la aparición de los limpiaparabrisas en los cruceros de mayor importancia en la capital, muchos de los cuales se drogan frente a todo el que pasa; hoy, una chica fue lastimada por uno de estos tipos en Cinco Señores tras intentar asaltarla.
¿Pues no que en la capital no pasa nada? , ¿Qué tiene todo bajo control el jefe policial de Oaxaca de Juárez?
Mención especial requieren aquellos que llegaron a acomodarse a las dependencias responsables de la seguridad y justicia por favoritismo, compromisos y cuotas partidistas que además de desconocer las áreas, las leyes y las tareas que deben desempeñar, parece que sólo están ahí para ganarse un sueldo y salir en las fotos, entre ellos, los responsables de la Prevención del Delito.
Ningún delincuente nace en macetas, el tema de la prevención urge de tareas que ataquen el problema desde su origen: la pérdida de valores, las familias disfuncionales, la violencia familiar.
Y para lograrlo, no basta con cursitos de media hora que arrojen cantidad de números que engrosan el informe de gobierno; no señores, se requiere de acciones que fomenten la participación activa de la sociedad en las tareas de seguridad, mismas que deben comenzar desde casa, se necesita la creación de agrupaciones formadas por todos los sectores de la sociedad civil para que coadyuven en esas labores, en el apoyo y seguimiento a las denuncias, en la creación de redes ciudadanas que fortalezcan la seguridad pública; se requiere de promover una cultura preventiva.
Irónicamente ese tema está prácticamente olvidado, incluso por la federación que redujo el presupuesto destinado a esta tarea; los dineros sin duda son una limitante, pero también lo es la falta de iniciativa de las autoridades para sumar esfuerzos con los ciudadanos, en un momento en que se requiere del acuerdo y participación de todos los que habitamos la entidad para poder garantizar una verdadera vida en paz.
El consumo de droga, los asaltos, los crímenes, las violaciones se reducirán cuando las autoridades se apliquen en sus encomiendas, pero también cuando la sociedad esté realmente capacitada para atender desde casa los riesgos, erradicar la violencia, integrarse y proteger a las nuevas generaciones, cuando puedan denunciar con la confianza de que se aplicará verdadera justicia y cuando esta sea pronta, pero ello, se logrará cuando exista una verdadera cultura de la prevención y denuncia.
En Oaxaca hablaremos de la eficiencia de los cuerpos policiacos, cuando el policía deje de quejarse porque no recibe un salario justo, cuando los equipen, los capaciten y los protejan; pero sobre todo, cuando las autoridades, en vez de pagar grandes cantidades en eventos banales, en gastos de representación por comidas en costosos restaurantes o en escoltas para toda su familia, utilicen ese recurso para aplicarlo al trabajo que debe realizarse en aras de proteger a las y los oaxaqueños.
En tanto, seguimos tomando café, organizándonos como amigos para ver cómo le entramos y en espera de que Oaxaca recupere la paz que tanto añora.
Facebook/Jaqueline Robles
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