Expertos exponen los puntos que no permitieron que se cumplieran las metas económicas del gobierno de Enrique Peña Nieto.
El inicio del Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto tuvo una frase (original de la revista The Economist), que lo marcó: ‘Mexican Moment’.
Una agresiva agenda de reformas generaba un panorama alentador para la economía mexicana. Sin embargo, seis años después, la realidad no fue acorde al ‘Mexican Moment’.
El objetivo de crecimiento económico de la administración del presidente Enrique Peña Nieto era crecer entre 5 y 6 por ciento, el triple de lo registrado durante los últimos dos periodos presidenciales, sin embargo, no se cumplió y especialistas explican los motivos.
Durante la administración de Peña Nieto, la economía nacional arrojó una expansión económica que osciló en 2.4 por ciento, logrando su mayor dinamismo en 2015, con 3.3 por ciento, y su más bajo desempeño en 2013, con 1.4 por ciento, según cifras del Inegi.
Mientras que durante el mandato de Vicente Fox, la economía del país aumentó 2 por ciento y con Felipe Calderón 1.8 por ciento.
Javier Galán Figueroa, coordinador de la especialidad de economía monetaria y financiera de la UNAM señaló al menos tres razones por las que la economía mexicana no logró despegar durante el sexenio de Peña.
“La primera de ellas es que nuestro PIB potencial gira alrededor del 2 o 3 por ciento, no podemos ir más allá por que nuestra economía no tiene esa capacidad, por eso es importante que el gobierno fije una política de crecimiento a largo plazo que no tenemos, debido a que actualmente se le da prioridad a la estabilidad de los indicadores macroeconómicos de corto plazo”, dijo.
Además de la ausencia de una política de desarrollo, el especialista de la UNAM puntualizó que la inmadurez democrática y la ausencia de credibilidad de la administración de Peña Nieto terminaron por estancar el crecimiento económico.
“Sus políticas carecían de impacto debido a que su prestigio se vio manchada al ser vinculado con actos de corrupción”, señaló Galán Figueroa.
Entre las principales ‘piedritas en el zapato’ que terminaron por obstaculizar el dinamismo económico del país, destacó el descuido de uno de los principales motores de crecimiento: la inversión fija bruta (IFB).
“La inversión no fue la suficiente para detonar el crecimiento económico esperado del país, pues se pretendía que por medio de las reformas estructurales la inversión privada cubriera los espacios que le cedía el sector público”.
“No obstante, este sentimiento no permeó entre los inversionistas, ya que el crecimiento del sexenio fue inferior al observado en los dos periodos anteriores”, dijo Elizabeth Puente Rocha, directora de inversiones de Private Capital.
La especialista expuso que diversos factores internos como el aumento de las tasas de interés por parte del Banco de México afectaron los costos de inversión durante el último tramo de la administración de Peña Nieto, mientras que hacia el futuro, las decisiones implementadas por el presidente electo, como lo fue la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, podrían no pintar un ambiente distinto para el inicio de la próxima administración.
Otro de los indicadores que no cumplieron con las expectativas que se tenían fue la productividad laboral.
Aunque en el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 se estableció a la productividad como uno de los ejes transversales claves durante el sexenio, los resultados arrojaron un estancamiento, de acuerdo con cifras del Índice Global de Productividad Laboral de la Economía (IGPLE).
“Solo se logró frenar su caída e iniciar un ligero repunte, derivado de una mala asignación de los recursos”, agregó Miguel González Ibarra, coordinador del Centro de Estudios Financieros y de Finanzas Públicas (CEFI) de la UNAM.
A su vez, la administración de Enrique Peña Nieto ‘presumió’ la creación de 4 millones de empleos, y aunque las tasas de desempleo cerrarán el sexenio alrededor del 3.3 por ciento respecto a la Población Económicamente Activa (PEA), la mayor parte de los empleos no son nuevos, sino que fueron formalizados y afiliados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
“Esta situación supone un incremento en los derechohabientes, lo que significa un reto y una amenaza para las finanzas, los servicios y las instalaciones del IMSS, situación que tendrá que enfrentar el próximo gobierno”, agregó el coordinador del CEFI.
Fuente: elfinanciero.com