Mario Arturo Mendoza
Hoy es el día que tantos oaxaqueños estábamos esperando: ¡4 de julio! Sin duda una fecha histórica en la que miles de ciudadanos tendremos la posibilidad de decidir sobre el destino de nuestro estado y el de cientos de miles de ciudadanos. Será nuestro sufragio y nada más, la herramienta más poderosa para continuar como hasta ahora o para cambiar la forma de gobernar en Oaxaca. Será el parte aguas entre un antes y un después democrático, o la ratificación para que las cosas sigan de la misma manera. ¡4 de julio, día de elecciones en Oaxaca!
Atrás han quedado las promesas de campaña, el derroche de recursos, la denostación, la “guerra sucia”, el temor a debatir, los señalamientos, las propuestas, la creación de escenarios ficticios, el acarreo de gente y hasta la difusión del quehacer público reciente. Y sin embargo será sólo la reflexión y el análisis final del elector, el que en teoría habrá de definir por dónde y cómo quiere transitar los próximos seis años. Y si escribo que en “teoría”, lo hago consciente de que también habrá quienes fieles a su costumbre pretendan comprar el voto de miles de ciudadanos sumidos en la miseria, quienes por un apoyo que nunca recibieron, ahora sí aceptan la venta de su voto. Serán quienes están convencidos de que las tendencias no le favorecen y por ello recurran a esas prácticas que tanto dañan a la democracia y molestan al ciudadano. Una vez más intentarán conseguir con dinero lo que no fueron capaces de conseguir con acciones en años de gobierno, y mucho menos en una campaña corta y distinta por razones que tienen que ver con las reformas a la ley. Pero también habrá quienes están decididos a hacer de ésta jornada electoral un ejercicio responsable de participación ciudadana y de fiesta democrática, y como consecuencia de ello saldrán a votar desde muy temprana hora en forma libre y voluntaria. Será su participación la que defina el rumbo. Serán ellos, los indecisos, los jóvenes que sufragan por vez primera y las mujeres las que habrán de inclinar la balanza hacia un lado o hacia el otro. A mayor participación de la ciudadanía, mayores posibilidades de cambio. A menor participación ciudadana, mayores posibilidades de continuar igual. Usted decida estimado lector.
Con anterioridad manifesté que ésta elección tendría tintes plebiscitarios, y expliqué que ello significa que para muchos ciudadanos su voto tiene un sentido de aprobación o de desaprobación del gobierno en turno. Así que muchos de ellos con toda certeza ya han evaluado tanto las acciones como las omisiones de la administración que encabeza Ulises Ruiz. Ya analizaron si se sienten tomados en cuenta o no en la toma de decisiones que directa o indirectamente le afectan. Ya examinaron si como lo resolvió la Suprema Corte de Justicia de la Nación es responsable o no de los hechos que dieron origen al movimiento social del año 2006. Ya reflexionaron si le corresponde a él o a otra instancia darle solución a las demandas del Magisterio y que cíclicamente afectan a miles de estudiantes y a otro tanto de oaxaqueños que viven de los servicios y del comercio. Ya determinaron si los recursos públicos administrados por el gobierno estatal se manejan y se aplican con claridad y transparencia. En fin, ya decidieron si quieren que las cosas se sigan haciendo de la misma manera o demandan un cambio en la forma de ejercer el gobierno. De ahí que su voto sea un rechazo tajante a seguir como hasta ahora o se convierta en un voto de confianza hacia Ruiz Ortiz.
Pero también habrá, quienes consideren que Ulises Ruiz no está en la contienda, y por ello habrá de valorar las cualidades y defectos de los candidatos y de nadie más: su preparación personal y profesional, los resultados obtenidos por su paso en responsabilidades públicas, la responsabilidad para el manejo de los recursos públicos, su gusto por rendir cuentas, su compromiso con la verdad, sus propuestas entregadas en campaña, su cercanía con el pueblo, su imagen pública y hasta sus antecedentes familiares. Deberán decidir entre lo que representan y lo que no cada uno de los candidatos a un puesto de elección popular, llámese gobierno del estado, diputación o concejal.
Indiscutiblemente esta es la mejor forma para depositar un voto razonado a favor del candidato de su preferencia. Afortunadamente las opciones son cuatro (tres con la declinación de una de ellas en el caso de Gobernador) y con características diferenciadas entre sí, lo que sin duda hace más fácil el análisis de las personalidades y con ello la decisión del voto.
Es tiempo de vencer la apatía y aprovechar éste 4 de julio para cumplir con nuestra obligación ciudadana. Después de las 5 de la tarde pudiera resultar lamentable el no haber salido con oportunidad a depositar el voto. Frases al respecto abundan: “Que nadie decida por ti”, “Un ciudadano, un voto”, “En tus manos está”, entre otras más que nos invitan a salir a participar en uno de los mayores eventos cívicos en los que el ciudadano es el principal invitado. Hagámoslo hoy, mañana pudiera resultar demasiado tarde. Seamos partícipes de esta fiesta democrática que ha tenido un costo superlativo en la política mexicana. Salgamos en familia, invitemos a nuestros vecinos y amigos a que hagan lo propio y luego seamos testigos de cómo se desarrolla la jornada electoral y con ello seamos parte de la historia de nuestro estado.
Propiciemos que aquéllos que le apuestan a la violencia para justificar sus propios actos, se queden con las ganas de intervenir en algo que es decisión exclusiva de la ciudadanía. Que sea la paz, la alegría y nuestra determinación por tener un Oaxaca mejor, lo que nos motive a salir a elegir a nuestras próximas autoridades, convencidos de que ésta es la mejor forma de poder exigirles que cumplan con nuestro mandato conferido a través del voto.
¡ 4 de julio, todos a votar para que gane Oaxaca!