El próximo lunes 26 de septiembre se conmemora el Día Nacional de la Prevención del Embarazo No Planificado en Adolescentes, lo que nos permite dar orientación a las y los adolescentes y prevenirlos sobre los riegos del embarazo antes de los 20 años. En México la conmemoración inició desde el año 2006 con el impulso del Centro Latinoamericano Salud y Mujer A.C. (CELSAM) y con el apoyo de múltiples instituciones públicas de educación y salud, agencias internacionales, organismos no gubernamentales, medios de comunicación y laboratorios farmacéuticos privados.
Según estimaciones del Consejo Nacional de Población CONAPO, con base en el Censo de Población y Vivienda 2010, Oaxaca cuenta hoy en día con 409 mil 308 adolescentes entre los 15 y 19 años (10.8%), de los cuales 50.7% son mujeres (207 mil 688) y 49.3% son hombres (201 mil 620).
La primera relación sexual es un evento trascendente en la vida de los individuos porque modifica la vida afectiva y sexual. Buena parte de su relevancia depende de las circunstancias en que ocurra y de las consecuencias que se deriven de este primer encuentro, que pueden ser favorables o contraproducentes a su desarrollo, en función de la madurez de cada miembro de la pareja, de las precauciones tomadas para evitar consecuencias no esperadas ni deseadas como el embarazo o la transmisión de infecciones de tipo sexual, y de la existencia de condiciones necesarias para que la experiencia sea placentera.
El embarazo no planificado en adolescentes presenta condiciones críticas. Se estima que en Oaxaca la edad promedio de la primera relación sexual en las mujeres de 15 a 19 años es de 16 años, mientras que en el conjunto de las mujeres en edad reproductiva (15 y 49 años) esa edad promedio es 19 años.
Según datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2009, seis de cada diez mujeres iniciaron su vida sexual en la adolescencia, es decir, antes de los 19 años, mientras que 4 de cada diez iniciaron su vida sexual a los 20 años o más.
Lo más importante de la primera relación sexual es que ocurra de manera protegida. Desafortunadamente, el uso de la anticoncepción en la primera relación sexual no es una práctica extendida entre los adolescentes del país. En 2009, sólo tres de cada diez mujeres entre 15 y 19 años utilizaron algún tipo de anticonceptivo en el primer encuentro sexual, mientras que esta proporción descendió a una de cada diez entre las mujeres de 15 a 49 años de edad.
Los adolescentes hoy día asumen una disociación entre la sexualidad y la reproducción. No obstante, la prevalencia de uso de métodos anticonceptivos entre este grupo de edad es apenas 36%, mientras que para las mujeres en edad reproductiva (15 a 49 años) alcanza el 63.4%, lo anterior sucede a pesar de que el 92.8% de las mujeres adolescentes manifestó conocer al menos un método anticonceptivo.
La demanda insatisfecha de métodos anticonceptivos alude a las mujeres que, estando expuestas a la posibilidad del embarazo, no usan métodos anticonceptivos, a pesar de no desear embarazarse, esta situación deriva de la existencia de obstáculos relacionados con la oferta y la demanda de métodos de planificación familiar que impiden que los hombres y mujeres encuentren los medios apropiados para cristalizar sus preferencias reproductivas; entre las mujeres adolescentes de Oaxaca, la demanda insatisfecha de métodos anticonceptivos es de 31.4 %, lo que nos sitúa en el lugar 31 en este indicador, en estas condiciones, la fecundidad del grupo de 15 a 19 años se sitúa en 62 nacimientos por cada mil mujeres adolescentes.
Según estimaciones del CONAPO con base en la ENADID 2009, en Oaxaca se registraron 4 mil 099 embarazos adolescentes, de los cuales 3 de cada diez no fueron planeados y poco más de uno de cada diez no fue deseado.
El embarazo en las adolescentes es considerado como riesgoso por diversos factores, entre los de salud, destaca por ejemplo, la alta probabilidad de muerte durante las fases del embarazo, parto y puerperio, entre los sociales se encuentran las vulnerabilidades que enfrentarán las madres adolescentes que están en situación de marginación y pobreza.
La práctica sexual sin protección conlleva, además de la posibilidad del embarazo, la alta probabilidad de adquirir alguna infección de transmisión sexual, incluyendo el VIH/SIDA.
Los riesgos de un embarazo adolescente no sólo son biológicos y de salud, sino además sicológicos y sociales, dado que el desarrollo individual de las jóvenes tiene mayores tropiezos, ya que en muchas ocasiones abandonarán los estudios, con lo que su inserción en el mercado de trabajo podrá ser precaria, también pueden experimentar rechazo familiar, violencia, todo lo que puede acentuar las inequidades de género y la marginación.
Para que las adolescentes del estado puedan ejercer una sexualidad responsable y protegida, serán indispensables acciones para una educación integral de la sexualidad en el sistema educativo, ampliar los servicios de salud amigables, diseñar y aplicar sistemas de atención en salud específicos a este sector de la población, garantizar recursos suficientes para el suministro básico de anticonceptivos modernos que incluyan la anticoncepción de emergencia en los sistemas de salud, etiquetar los anticonceptivos como insumos estratégicos de salud para garantizar su compra eficiente, oportuna y suficiente como propone la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar A.C. (Mexfam) y reforzar las estrategias de información, educación y comunicación en población dirigidas a los jóvenes y adolescentes para garantizar el pleno ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de este grupo prioritario de la política de población.