Como si fueran mundos distintos, en México conviven y se debaten esos distintos Méxicos, aparentemente distantes uno del otro, aunque son vasos comunicantes.
Está el mundo de la gente de a pie, que es mayoría, y que vive con el ¡Jesús! en la boca por la pandemia, por la crisis económica y por la inseguridad pública creciente en el país, y que lo único que quiere es volver a “la vieja normalidad”, para retomar su vida y recuperar el tiempo perdido.
… Cosa que parece que está muy lejos de ser realidad por ahora. Están, en este mismo grupo, los que aseguran que “todo esto de la pandemia es puro rollo-mareador” y andan por la calle en modo suicida o como si no fueran mortales, pero sí muchos de ellos contagiando a otros…
Está el mundo de los negocios, el de la empresa, el de caja registradora, que han visto mermados sus ingresos y que están a punto del estallido mercantil porque, como pocas veces ni se entienden en un mercado en crisis, casi clausurado por la pandemia, como tampoco con el gobierno de la 4-T que los bocabajea, les endilga ser autores de los grandes desastres nacionales en lo social y económico y a quienes de pronto les abren la puerta para invitarles tamalitos de chipilín.
Está el mundo de los políticos y la política y la grilla y la lucha cuerpo a cuerpo o soterrada entre partidos políticos, grupos políticos, políticos que dicen ser, el gobierno que hace política y por ahí lejos los electores que son el ‘obscuro objeto del deseo’ comicial… Todo está ahí, ya dispuesto para lo que será este año 2021 y cuya meta es el 6 de junio.
Y por supuesto están otros mundos que recienten la crisis de salud, pero sobre todo la crisis económica que amenaza su propia subsistencia, aun cuando son indispensables en toda sociedad y en todo momento: es el mundo de la cultura, el mundo de la ciencia, el mundo de la tecnología…
Este año, así se vislumbra ya desde el año cruel, 2020, hay ya una pelea de frente o soterrada, para desactivar al adversario mediante artimañas “de las de antes” que para todos los que participan son parte de su cultura política pues formaban parte de los gobiernos y regímenes anteriores, que es decir, no nacieron ayer ni el 1 de julio de 2018.
La lucha será entre dos fuerzas políticas de puño fuerte, aunque su contenido sea de lo más diverso, difuso, confuso y desconfiable: las Alianzas Políticas entre partidos que nada tienen que ver uno con otro, tan sólo el ímpetu por enfrentar al adversario político con la suma de votos, pero no la suma de ideas, ni de propuestas de gobierno, ni ideología –que ya parece que se le da la razón a Francis Fukuyama- ni doctrina política, ni proyecto particular de gobierno.
Todo aquello que identificaba a un partido, lo hacía particular, distinto y por lo mismo, el elector podría saber a qué tirarle en cada caso, ha desaparecido, y aparece hoy la guerra por los votos, por las posiciones legislativas, por los gobiernos estatales o municipales…
Morena, que como sabemos es un ‘Movimiento’, según ellos mismos se definen, surge de la acumulación de distintas fuerzas políticas, asimismo agua y aceite: PRD-PRI-PAN… y todos aquellos que por agrado o porque se vieron desfavorecidos o decepcionados por los gobiernos anteriores, se sumaron a la convocatoria del actual presidente de México.
El resultado es esa lucha interna-encarnizada e interminable que vemos cada día al interior de Morena, al grado que el mismo presidente les sacudió la mesa y les puso un “¡estense quietos!” el año pasado, frente a la renovación de la dirigencia… Y que se expresa ahora mismo en la designación de candidatos, como ocurrió en el caso del estado de Guerrero.
Sin batallas campales de grupo, pero sí con distintas perspectivas se aliaron el PRI con el PAN y el PRD; los dos primeros acérrimos enemigos, los de la lucha histórica “máscara contra cabellera”; los que no se podían ver “ni en pintura”… ahora son aliados políticos y quieren quitarle la mayoría legislativa –nacional y estatales- a Morena y sus aliados, el Partido del Trabajo y el Partido Verde: la “Juntos haremos historia”.
Su conflicto sigue siendo el mismo que el de Morena: ¿A quién escoger para representar a la Alianza ‘Va por México’? ¿Serán priistas? ¿Panistas? ¿Perredistas? ¿Cuál es su proyecto de gobierno? ¿Por qué un ciudadano tendría que votar por ellos? ¿Simple y sencillamente porque representan el hartazgo de muchos respecto del gobierno de Morena?
Pero eso ya está ahí. Son dos potencias y un partido que busca su propia supervivencia o aliase con el mejor postor: Movimiento Ciudadano. Aparte, existen fuerzas políticas regionales que también darán la batalla, como los candidatos independientes.
Así que 2021 será un año de turbulencia política en México; de confrontaciones, de acusaciones, de filtraciones, de jaleo y de triunfos cantados o guerra en los tribunales, ya desde ahora acotados, como se ha visto. ¿Y las ideas?
Está la pandemia por salud, que aún no termina; está la crisis económica; la de seguridad pública y del crimen organizado cada vez más organizado; a esto se suma este proceso electoral. Veremos cómo les va a ellos, porque es eso: es su mundo aparte… ¿Y a nosotros, los de a pie?