2 de octubre no se olvida, es una empresa millonaria: Alfredo Martínez de Aguilar

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* Sócrates Campos y Heraclio Bonilla coinciden en los riesgos de la tentación autoritaria y dictatorial del gobierno de Andrés Manuel López Obrador como siempre ha ocurrido. 
* La CIA y el general Alfonso Corona del Rosal iniciaron el movimiento el 22 de julio del 68, como parte de las guerras preventivas de Estados Unidos, durante la guerra fría en América Latina.

Amado Sócrates Campos Lemus rompe el silencio sobre el movimiento del 68. Coincide con el jurista Heraclio Bonilla que a 50 años, éste “es más mitos, mentiras y traiciones, que verdades”.

Ambos personajes controvertidos por polémicos coinciden, al mismo tiempo, en los riesgos de la tentación autoritaria y dictatorial de Andrés Manuel López Obrador como siempre ha ocurrido. 

Bonilla Gutiérrez no descarta que una corriente internacional influyó en la juventud de diversos países, Francia, Estados Unidos y México. Confirma que en 68 y 71 participaron guerrilleros.

Los “líderes” del 68, afirma, enamorados del asalto al cuartel Moncada y la revolución cubana, y de Mao, promovían el comunismo, aunque renieguen de haber pertenecido al Partido Comunista.

“Oriana Fallaci y Elena Poniatowska son unas falsarias, denuncia, porque hablaron de miles y cientos de muertos, respectivamente. La segunda plagió el texto de Luis González de Alba”.

Sócrates ha escrito 15 libros y en los últimos siete años ha publicado, El 68 visto a los 68, La dictadura de la memoria, La traición se volvió gobierno, Las Voces del silencio Politécnico.

Reveló que la CIA y el general Alfonso Corona del Rosal iniciaron el movimiento el 22 de julio del 68, como parte de las guerras preventivas de la guerra fría en América Latina por Estados Unidos.

La Agencia Central de Inteligencia, a través del embajador en México Fulton Freeman, propuso al general Marcelino García Barragán, Secretario de la Defensa Nacional dar un golpe de Estado.

El movimiento fue creado como una perversa maniobra para influir en la sucesión presidencial de Gustavo Díaz Ordaz que disputaba el general Alfonso Corona del Rosal y Luis Echeverría Álvarez.

Bonilla, fue abogado defensor del ex presidente Echeverría con Juan Velásquez, durante el proceso en su contra por genocidio, por las masacres del 2 de octubre del 68 y el 10 de junio del 71.

Defiende al ex presidente Echeverría. No fue responsable de la matanza del 2 de octubre, sostiene, porque la institucionalidad del general García Barragán jamás hubiera obedecido a un civil.  

“El 2 de octubre no se olvida, es una empresa que ha beneficiado, política y económicamente, a unos pocos”, denunció Heraclio, durante el programa Detrás de la Noticia por Regeneración Tv.

Uno de los beneficios fue la gobernación de Morelos de Graco Ramírez Garrido-Abreu, “amigo sentimental de Pablo Gómez”, y hermano del general José Domingo, experto en inteligencia.

Los troskos Joel Ortega y Raúl Moreno Wonche defendieron a Echeverría en el Auditorio Justo Sierra antes de recibir la pedrada en la frente, durante su visita a Ciudad Universitaria de la UNAM.

“Hoy escribe y habla en contra, cuando fue beneficiario de la Tesorería de la Federación al igual que Salvador Martínez della Rocca El Pino, compañero de Benito y Pablo Echeverría”, fustigó.

Documentos de la CIA prueban que Fernando Gutiérrez Barrios era agente de ésta con la clave Litempo-4, al igual que los presidentes de México, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez.

Gutiérrez Barrios, fue titular de la Dirección Federal de Seguridad, responsable de la seguridad nacional y los servicios de inteligencia de 1964 a 1970, durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.

El Estado creó estrategias y mecanismos para apoderarse del control de las organizaciones y del sector estudiantil. Se infiltraron agentes en las escuelas y en las organizaciones estudiantiles.

El objetivo era mantener informados a los órganos de seguridad respecto a los liderazgos y planes de acción y también para ser utilizados como provocadores, cuando les fuera encomendado.

Se coparon las organizaciones independientes para utilizarlas como estructuras de mediación, que sirvieran a los propósitos de los funcionarios que buscaban controlarlas y acallar la disidencia, cooptando a los líderes del movimiento.

Se crearon grupos de choque que se mezclaran con el sector estudiantil para contener mediante la violencia la disidencia que quieren acallar. El Estado ha promovido el delito que realizan los grupos de choque y ha corrompido los órganos de justicia, ya que debe cobijar la actividad de esta gente con la impunidad.

Cuando no le bastan estos mecanismos, ha recurrido al empleo de la fuerza pública que utiliza indebidamente la violencia y que, por consiguiente, incurre en responsabilidades y violación a los derechos humanos.

El Estado también recurrió a una modalidad aún más perversa de manejo del poder, la creación de grupos paramilitares para destruir al enemigo, entrenados y armados con un propósito explícitamente criminal, cobijados como organizaciones clandestinas a las que garantiza impunidad.

El Estado finalmente, no dudó en utilizar al ejército, especialmente a la guardia pretoriana del desaparecido Estado Mayor Presidencial, como recurso contundente de control social.

alfredo_daguilar@hotmail.com

director@revista-mujeres.com

@efektoaguila