El 12 de octubre, celebramos el llamado Día de la Raza. Estamos a quinientos veintidós años de que Colón mirara las primeras playas de lo que sería llamado el Nuevo Mundo.
Cada país, a esta fecha le da diferentes nombres, por ejemplo: Argentina, le nombra Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Para Belice: día Pan-American Day (Día Panamericano). Bolivia: Día de la Descolonización. Chile: Aniversario del Descubrimiento de América, aunque informalmente se conoce como Día de la Raza. Ecuador: Día de la Interculturalidad. Estados Unidos: Día de Colón (en inglés Columbus Day). Y para los que lo dudaban, en España también se celebra, y es la Fiesta de la Hispanidad.
Se me hace muy curioso que en México, se le llame Día de la Raza a una celebración que desde los primeros gritos y disparos que se hicieron por la búsqueda de su independencia, y que se manifestó antiesclavista y enemigo del racismo, hoy se celebre por lo que se opuso en 1810.
Quizá ésta fuera la más genial de las intuiciones del señor Miguel Hidalgo. Él estaba convencido de que todos éramos americanos y que no debíamos ser divididos como lo quería la Corona española: en castas. Para Hidalgo, ser americanos significaba que no había diferencia entre un criollo, un mulato, un mestizo, un saltapatrás, un no te entiendo, etcétera. Ahora sabemos que ser mexicanos no viene a ser otra cosa más que ser mestizos.
Sin ningún melodrama, se puede decir que los mexicanos somos el producto de una violación, con el siguiente agravante: el hijo de esta agresión sexual, era más mal visto que los propios indígenas. Tales fueron los primeros mestizos. La mezcla que sería conocida, correctamente, como el pueblo mexicano.
El mestizo, siempre fue mal visto, y para los fans, los seguidores de Carlos Marx, déjenme decirles que este señor nos llamó, “los últimos de los hombres”. Pero años después, los últimos de los hombres derrotan al mejor ejército del mundo. Esto sucedió el cinco de Mayo, cuando el Ejército de México pudo derrotar a los franceses, en la batalla que se llevó a cabo en Puebla de Zaragoza, en 1862.
A partir de entonces ya no nos deshonraba ser mestizos. A partir de entonces habíamos aceptado nuestras raíces. Dicen que hay un arte de envejecer con respetable distinción. De la misma manera, debe haber un arte de ser mestizo, es decir, de aceptar el hecho de ser mestizo. Y si a eso vamos, si de asumir nuestro destino se trata, le podemos echar un vistazo a nuestra historia, ya veremos que, a pesar de retrocesos, caídas y traiciones, en realidad no lo hemos hecho tan mal para ser mestizos.
12 de octubre Día de la Raza: Horacio Corro Espinosa
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Editor en Jefe de Viral Noticias
