Videgaray-Meade: ¿Dupla Ganadora?: Raúl Castellanos

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Hace algunas lunas, Luis Videgaray publicó una fotos de sus tiempos estudiantiles cargando una mesa con José Antonio Meade; y otra ya “grandecitos” de los tiempos actuales muy trajeaditos, haciendo alusión, palabras más, palabras menos, en un breve texto, al afecto que los une desde chamacos, a las visiones neoliberales que comparten y a la “altura de miras” con que “sirven al país” resumido en un “como hace casi 30 años, caminado juntos”; las reacciones no se hicieron esperar, que si estaban distanciados y era una reconciliación, que si sólo querían significar y hacer público su afecto, que era un “no se hagan bolas” vamos por la grande, que la unidad en torno a Peña está por encima de cualquier división; otros más agudos lo entendieron como un “Ahí te ves, Osorio”; y bueno, no faltó hasta quien le dio una connotación lúdica.

Luego, días después, como si estuviera el tema medido, “en política nada es casual todo es causal” -diría don Jesús de Tuxpan Veracruz- el flamante Secretario de Hacienda, concedió una entrevista al periódico El País, donde se soltó el pelo, hablando de política y en particular de la sucesión presidencial; dijo que aunque formalmente el proceso electoral no ha comenzado jurídicamente –lo que es una verdad de Perogrullo- cada vez más se requieren las alianzas entre fuerzas políticas para alcanzar espacios de poder; puso el acento, con subliminal dedicatoria a López Obrador de que en los recientes procesos electorales celebrados en diferentes partes del mundo, las definiciones de los electores han optado por opciones de centro, alejadas de los extremos; con optimismo que no compartimos planteó “México como casi ningún otro país, está preparado para la construcción de consensos. Somos un país sin mayorías desde hace más de veinte años. México está preparado para construir un proyecto con quien ha sabido hacer acuerdos, poner por delante el diálogo y no caer en las tentaciones, como ha ocurrido en otras geografías, de quienes hacen de la falta de diálogo y exclusión una política de gobierno”.

Visto en retrospectiva y en perspectiva, lo dicho por Meade no se ajusta a nuestra realidad. No se puede hablar de consensos cuando los últimos gobiernos no han alcanzado más allá del 35% de la votación, ya sea a nivel de elección presidencial o en los estados; a lo que hay que agregar la mezquindad de los partidos y actores políticos para aportar acuerdos para la gobernabilidad; o en su caso, si lo han logrado, como fue el caso del “Pacto por México”, en cuanto los cálculos electoreros aparecieron se rompió; tampoco creo que la elección que viene tenga como fin supremo evitar el triunfo de los “extremos”, como lo plantea don José Antonio; en todo caso se requiere confrontar y asumir los errores del actual gobierno, totalmente cerrado a la autocritica, en el PRI siguen asumiendo el discurso de que vivimos en el “país de las maravillas”; Meade se equivoca también cuando dice no pretender asumirse –llegado el caso- en una suerte de Emmanuel Macron, el presidente de Francia que ganó sin partido y apostarle a la “reivindicación del servicio público”, si algo está en el fondo de los niveles de aceptación, es precisamente la forma como se ha ejercido el “servicio público”.

Meade opina que “hay que lograr la reconciliación de las sociedades con sus gobiernos”; estamos de acuerdo, sólo le faltó definir el “como”; yerra o por lo menos elude responsabilidades cuando al incremento de la violencia, la terrible inseguridad que se vive, incluyendo el asesinato y espionaje de periodistas, los considera como un problema “no sólo de México” y un “fenómeno global”; finalmente elude precisar si aspira a ser candidato presidencial, del PRI –suponemos- y apunta “es temprano para especular con el papel que uno pueda jugar, un año es una eternidad” y matiza “todo servidor público piensa que la presidencia puede estar alguna vez en su futuro”.

Por su parte, a su amigo –de Meade- desde hace “casi 30 años”; no podía haberle ido peor en la reunión de Cancilleres de la OEA; pretendiendo erigirse en el “chivo de la campana” y conducir los acuerdos a una condena total del régimen de Nicolás Maduro, por todas la violaciones a los derechos humanos, el orden constitucional, la represión a la población civil y demás tropelías en que está incurriendo; en estricto sentido necesaria y justa –a mi entender-; volvió a cometer el mismo error de cálculo y de soberbia en que incurrió cuando pactó y trajo a Donald Trump a Los Pinos, con las consecuencias ya conocidas, entre otras que lo despidieran del gabinete; Videgaray, ignorando la “real politik” de la “diplomacia petrolera” de Maduro, que aún en las condiciones de caída de los precios del petróleo y del aislamiento internacional de su gobierno, mantiene el control de suministro a países caribeños y de Centro América, quienes además le adeudan considerables sumas, a lo que habría que agregar la “identidad” ideológica con Bolivia, Ecuador y Nicaragua; se lanzó en banda a tratar de imponer una resolución no negociada, no consensada, que fracasó estrepitosamente; la necia realidad lo dejó en el peor de los ridículos, llevándose en medio a Luis Almagro.

De tal magnitud fue el desaseo de Videgaray, que permitió que la Canciller de Venezuela Delcy Rodríguez, se convirtiera en la “estrella” mediática del encuentro. De entrada descalificó cualquier acuerdo antes de proponerse al pleno; se retiró de la sesión para luego volver a poner como “dados” a la mayoría; al Canciller de Costa Rica lo llamó “analfabeto político”; al de Perú “perrito simpático”, atacó al “imperio”, destacó la corrupción en Brasil, los índices de feminicidios en Honduras y para cerrar con broche de oro, pidió el esclarecimiento del caso de los 43 estudiantes en Ayotzinapa; ver para contar, todo gracias a don Luis Videgaray.

Como se advertirá, los amigos desde hace casi treinta años no la tienen fácil; Meade, por principio tendrá que pasar si quiere ser candidato del PRI la aduana de la militancia; Videgaray la de bajarle a la soberbia y a los errores de cálculo político.

¿Alguien puede asegurar que esto ya está decidido?

RAÚL CASTELLANOS HERNÁNDEZ / @rcastellanosh