Una propuesta para la universidad: Isaac Leobardo Sánchez Juárez

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Hace algunos días un amable lector me hacía la observación de que le gustaban mucho mis artículos, pero que notaba que era algo pesimista, me aclaraba por cierto que vive en los Estados Unidos y estudia en una de las mejores universidades del mundo: Princeton. La verdad que no puedo negar mi pesimismo, ahora mismo al escribir este artículo me encuentro en Oaxaca, para constatar la información que a la distancia me dan las cifras sobre el estado. Y no se ven más que tremendos nubarrones.

Un indicador de esto es la suspensión de todas las actividades, por una semana, en la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (sin contar las innumerables tomas e interrupciones desde el inicio de este año), algo que sólo sería concebido en un mundo surrealista en los Estados Unidos, donde tienen claro que la educación universitaria es primordial, ni que decir de la investigación científica. Aquí no queda clara la importancia de la educación de ningún tipo, particularmente a los políticos, y de investigación reconocida mejor ni hablamos, ese rubro es prácticamente inexistente en la universidad.

Cada día parecen confirmarse las sospechas de la gente en torno a que los políticos desean mantenernos ignorantes para seguir hurtando los recursos, toma fuerza la teoría del complot, del que por cierto todos somos parte. Me queda claro que nuestro país está sumamente atrasado, pero para mi tristeza Oaxaca lo está aun más. El mejor indicador de esto es la universidad. Existe una correlación casi perfecta entre baja competitividad en el estado y baja calidad de la educación superior.  

Preocupado por esto es que decidí escribir mi columna, para denunciar aquello que está mal, pero también para insistir en lo que debemos hacer cotidianamente para superar nuestra patética situación. Estoy convencido de que somos nosotros, los ciudadanos, los que podemos con nuestras acciones individuales en libertad cambiar el destino de Oaxaca.  

Pero vuelvo al tema de la UABJO, de la que fui estudiante y profesor. Estoy consciente de que no es la única universidad, que existe un sistema de universidades estatales que trabaja mejor, pero es la UABJO la que concentra la mayor parte de la población estudiantil, poco más de 35 mil estudiantes en el periodo 2003-2004 y fondos públicos federales por 304 millones de pesos en 2005.

Dicha universidad no mejorará si no trabaja para lograr una auténtica autonomía, liberarse de grupos porriles y tener sólo dos sindicatos, uno de trabajadores académicos y otro de administrativos. A la par de esto mejorar los indicadores académicos, fortalecer la investigación y vincularse con la iniciativa privada, ¡nada más!

La tarea es gigantesca, pero es un tema en el que debemos insistir, por mi parte me ofrezco como consultor externo para la realización y evaluación de un plan de transición hacia la calidad y desarrollo académico y de investigación. Al ser una universidad pública, sostenida con los recursos de todos, creo que se debería fijarle un plazo para incrementar sus indicadores de calidad, por poner un ejemplo, la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez tiene el 100 por ciento de sus programas acreditados y es la número 1 de 40 en un ranking de transparencia universitaria publicado por la consultoría Aregional (2009). La UABJO ocupa la posición número 34 de 40 en materia de transparencia, con lo que es el extremo opuesto,

Si en un plazo de 4 años no se alcanza una auténtica autonomía, se moderan las acciones sindicales y desaparecen los grupos porriles, sería deseable que cerrara sus puertas, para cancelar contratos, despedir personal y e iniciar un proceso de reapertura bajo nuevas reglas y mecanismos de operación, es la única alternativa posible, aunque tiene un costo político enorme. Aunado a que se deben tomar previsiones para no afectar a la población estudiantil, que lo es todo en una universidad.

En estos 4 años tendría la obligación de mejorar, un proceso que debería de ser certificado por un grupo de expertos externos e internos de reconocido valor moral y académico. Por supuesto una medida como esta debe ser indicada desde la federación y avalada por el gobierno del estado, algo que se antoja posible una vez que se sepa quien es el nuevo presidente del país. Dicha propuesta debe ser parte de la agenda del actual gobierno estatal, si es que de verdad quiere trabajar por la paz y el progreso de Oaxaca.

Al igual que se hace con los estudiantes, la universidad tendría una oportunidad más para demostrar que es capaz de transformarse y escalar lugares en materia de competitividad para hacer de Oaxaca un estado prospero, si vuelve a reprobar, es necesario su cierre y total transformación. No se debería brindar más oportunidades a los corruptos, flojos, violentos y toda la maraña de nefastos que llevan años obstruyendo las funciones académicas y de investigación en la principal universidad pública de Oaxaca, si me permite la expresión, es necesario “fumigar” a la universidad.

Referencias:

Aregional. 2009. Índice de transparencia y acceso a la información de las universidades públicas. México.

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* Doctor especialista en estudios regionales y profesor-investigador de la UACJ