Trump y Televisa: privatización de la diplomacia, Ebrard-SRE, ujier: Carlos Ramírez

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WASHINGTON, D.C.- Es probable que a Mike Pompeo, secretario de Estado de la Casa Blanca, nole preocupe mucho su cargo, pues hace unos días declaró, ¿en broma?, que algún día de estos el presidente Trump lo podría despedirvía Twitter. Pero el canciller mexicano Marcelo Ebrard debería estar preocupadoporque la política exterior estratégica del Estado mexicano con los Estados Unidos se trasladóa Televisa.

Pueden decir que en esa cena en casa del ejecutivo televisivo Bernardo Gómez nose tocó ningún asunto delicado, pero la negociación de la estrategia de seguridad de los Estados Unidos en el Río Bravo y de México en el Río Suchiate tienearistas que tocan asuntos de Estado.

A Pompeo noparece preocuparle el activismo diplomático de Jared Kushner, el first son in law(primer yerno) del imperio, en temas de seguridad nacional como la agenda judía-israelí –dos comunidades de poder que exigen atención particular– y la mexicana desde Peña Nieto, pero en México el ejede la seguridad nacional, la seguridad del Estado y las relaciones internacionales se fija vis a visla relacióntotal con los Estados Unidos.

El problema número unode seguridad nacional de México es la Casa Blanca. Por eso existe desorientaciónen las oficinas de inteligencia, seguridad nacional y política militar de los EE. UU. por el desplazamientode Pompeo de la relación con México en la agendade seguridad estratégica de Washington, porque los resultados de los contactos personales-familiares de Trump notrasminan a los grupos de análisis que explican y definen políticas coyunturales. La molestia en algunos analistas consiste en la ausenciade pensamiento estratégico del presidente Trump y sus agendas anímicasen el mapa de riesgos estadunidense.

La cumbrede seguridad México-EE. UU. se realizó en la casa particular del principal funcionario de Televisa, con la circunstancia agravante de que Televisa tiene intereses estratégicosen los EE. UU. que pasan por decisiones de la Casa Blanca. La mezcla de intereses particulares-intereses de Estado ocurre de manera pública por primeravez en la historia.

El TCL-2 y México como país colchónde la migración a los EE. UU. forman parte de la agendade inteligencia y seguridad nacional de México; y al tratarse en casa de uno de los principales consorcios privados mexicanos con relaciones estadunidenses, esa cumbre representó una fracturamuy seria en las exigencias de seguridad de la diplomacia y dejaron al canciller Ebrard en un mero ujierdel anfitrión Bernardo Gómez.

En su columna del jueves, el embajador en retiro Agustín Gutiérrez Canet fue muy cuidadosoen referirse a la “Diplomacia Televisiva”: “llama la atención que una visita oficiala México de un alto funcionario extranjero se lleve a cabo en la residencia privadade un connotado empresario mexicano, como lo es Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa. Se rompió la forma de celebrar reuniones en recintos oficiales o particulares de un funcionario para impedir conflictos de interés”.

Además de ser diplomático, Gutiérrez Canet es esposode la embajadora de México en los EE. UU., Martha Bárcena Coqui, y además tíode la esposa del presidente López Obrador. La embajadora fue marginadade la reunión por el canciller Ebrard y por tanto disminuida en sus funciones a meros actos protocolariosintrascendentes y asuntos sin importancia. La relación estratégica y de seguridad de México en los EE. UU. se manejaráahora en Televisa.

Si se aplica la doctrinaLópez Obrador de que una buena política exterior se basa en una buena política interior, entonces estamos asistiendo a la privatizaciónde los intereses del Estado mexicano. Lo malo es que la agenda interiorde los intereses de México con los EE. UU. pasan por el filtrode la seguridad nacional. Lo que se habló en la cumbre México-EE- UU. en Televisa tuvo que haber manejadoinformación de inteligencia civil y militar entre Kushner y el presidente mexicano y de modo natural fue conocidapor el empresario de Televisa que carecede algún juramento de confidencialidad del Estado, a menos de que Bernardo Gómez hubiese cenado en la cocinapara dejar a solas al presidente mexicano, al first son in lawy al canciller mexicano reducidoa modesto traductor pasivo.

El ganadorde esa reunión no fue México sino Televisa, pues Gómez se convirtió en un momento mágico en lobistade negocios bilaterales que nada tienen que ver con los intereses de seguridad nacional del Estado mexicano. La relación México-EE. UU. no se llevará en la cancillería, ni en la embajada mexicana en Washington, sino en las oficinas de Bernardo Gómez, el nuevo soldadodel presidente, soldado de Morena.

Por lo pronto, Bernardo Gómez se convirtió ya en el objetivode las agencias de inteligencia de los EE. UU. y del mundo y en sujetode espionaje para encontrar sus lados vulnerables para explotar. Y como Gómez nose ha destacado por su discreción, muchas de las frasessueltas en esas cena circulan en el mundo del espionaje

Política para dummies: La política es, en esencia, la seguridad nacional del Estado.

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@carlosramirezh