Tres datos inéditos para Oaxaca en 2019: Francisco Ángel Maldonado Martínez*

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El fin de año es la ocasión por excelencia para dos ejercicios de pensamiento que nos permiten mejorar. El primero consiste en un balance de lo realizado, qué hicimos, por qué lo hicimos y para qué lo hicimos. El segundo tiene que ver con la proyectiva, qué queremos hacer y cómo vamos a hacerlo. Sin estas dos reflexiones es imposible planear, y sin planeación se avanza torpemente. Los propósitos para 2020 están unidos a los avances de 2019, y por qué no decirlo, a los logros que se deben valorar, medir y replicar.

 

Hace justamente tres años, en diciembre de 2016, Alejandro Murat Hinojosa recibió un estado en una situación económica y social crítica. La administración anterior terminó por defraudar a la ciudadanía, sin planeación, sin visión y sometida por las circunstancias. El cambio de narrativa vino desde la campaña del Gobernador Alejandro Murat, quien recorrió el estado con un mensaje claro y puntual: mejorar la calidad de vida de las familias oaxaqueñas a través de proyectos específicos, concretos y realizables. Volver a Oaxaca un destino de la inversión privada a través de un nuevo clima de gobernabilidad y paz social.

 

En estos tres años, el mensaje del Gobernador de Oaxaca se ha traducido en acciones consistentes. Y estas acciones, comprendidas desde el Plan Estatal de Desarrollo 2016-2022, conforman un programa de gobierno que hoy presenta resultados contundentes que deben subrayarse.

 

El primero, es la reducción de la pobreza que no tiene precedente. Entre 2016 y 2018 fuimos el estado que más disminuyó la pobreza extrema en México en términos porcentuales (3.6%); asimismo, una de las entidades que mejores resultados obtuvo en el combate a la pobreza (4%). Esto se tradujo en que más de 132 mil personas abandonaron la pobreza y más de 135 mil la pobreza extrema. El Gobierno del Estado, de la mano de los órdenes de gobierno federal y municipal, revirtió en dos años una tendencia sostenida de aumento de la pobreza entre 2008 y 2016. En este año, el último de la administración anterior, 70% de la población padecía al menos una carencia social o recibía ingresos inferiores a la línea de bienestar.

 

Poner fin a la pobreza y garantizar el acceso a la alimentación de todas las personas son objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el nuevo consenso global para atender los pendientes más urgentes de la humanidad. En Oaxaca, con hechos concretos, atendiendo las carencias sociales más apremiantes, se está dando cumplimiento a dicho acuerdo que fue definido al seno de la Organización de las Naciones Unidas. Por ejemplo, para garantizar una alimentación sana, variada y suficiente, se ha fortalecido la estrategia de comedores comunitarios con el apoyo decidido del DIF y de su presidenta honoraria, la señora Ivette Morán, y en dos años esta carencia se redujo 3.6%, mientras que la carencia por acceso a los servicios básicos en la vivienda se redujo 3.7%, niveles superiores a la media nacional en ambos casos.

 

Al asumir el Gobierno de Oaxaca, Alejandro Murat delineó un paradigma que ha sido parte de la nueva narrativa de nuestro estado: “la mejor política social es una política económica sólida”. En 2019, Oaxaca creció al 4.7% a pesar del entorno económico adverso a nivel nacional e internacional. Esta cifra refleja un crecimiento sostenido ya que en 2018 el crecimiento fue de 3.9%. Estos resultados serían imposibles sin una estrategia de conjunto, en la que se ha fortalecido el clima para hacer negocios en Oaxaca. No solo en atracción de capitales que hoy ponen al estado en la mira de empresas asiáticas, sino también en el encadenamiento productivo que va de la capacitación al financiamiento pasando por la formalización de las micro, pequeñas y medianas empresas, una tarea que ha sabido articular la Secretaría de Economía del estado.

 

Con la implementación del Corredor interoceánico, el potencial instalado en las ocho regiones de Oaxaca puede generar aun mejores resultados. Uno de los proyectos estratégicos del Gobierno de la República tiene su vértice en el Istmo, y generará un efecto multiplicador una vez que empiece a funcionar la renovada vía férrea entre Salina Cruz y Coatzacoalcos, y se establezca la zona franca entre Veracruz y Oaxaca.

 

Finalmente, una señal esperanzadora para el futuro tiene que ver con uno de los temas más sensibles para las familias oaxaqueñas: la educación. Con la suma de voluntades con el magisterio y los padres de familia, por primera vez en más de una década, no se perdió un solo día de clases; se cumplió a cabalidad con el calendario escolar. Qué lejos se ven esas semanas aciagas en 2016 cuando el conflicto social parecía no tener fin y la capital del estado vivía en constante caos por las movilizaciones que afectaban a terceros. Hoy, la educación es un pilar del desarrollo para Oaxaca gracias a una renovada y constructiva relación con las maestras y maestros.

 

La política tiene tiempos y el sexenio se ha convertido en el parámetro favorito de los analistas para medir las acciones de un gobierno. Siempre se analiza con base en el periodo constitucional obviando que hay acciones de gobierno que trascienden esta medida temporal. Sin lugar a dudas, en estos tres años se sentaron las bases de un Oaxaca moderno, seguro, incluyente, productivo y sustentable. Si consideramos a la educación, el crecimiento económico y la reducción de la pobreza como objetivos que impactan en el largo plazo, no hay más que ver en el Gobierno de Alejandro Murat Hinojosa al más eficiente en la historia reciente de Oaxaca. 

 

Los propósitos, como las buenas intenciones, no dependen solo de la voluntad de las personas. Para cristalizarlos es indispensable trabajar arduamente, no perder de vista las restricciones, pero superarlas con ideas novedosas, hacer equipo con la iniciativa privada y la sociedad civil, así como poner en el centro siempre a las familias oaxaqueñas. Afortunadamente, esta fórmula no es un buen deseo producto de las festividades de este mes, es la marca del Gobierno que la ciudadanía oaxaqueña eligió hace tres años, y que hoy, con hechos más que palabras, está correspondiendo a su confianza.

 

En 2020, vendrán mejores cosas. ¡Feliz año nuevo!

 

*Director General del ICAPET