Tiempo de cambios: Mario Arturo Mendoza Flores

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Uno de los grandes problemas que afecta a los políticos es la falsa creencia de que los ciudadanos tenemos una memoria muy corta, cuando en realidad son ellos los que no se acuerdan lo que sucedió el día de ayer. Lo anterior les hace incurrir en situaciones que incluso ellos mismos descalificaron en su momento, para que una vez estando en el poder, vuelvan a ponerlas en práctica. De ahí el desencanto sobre esos malos funcionarios que muy pronto olvidan el por qué y principalmente el por quién están en el cargo que hoy ostentan. Lo lamentable de su falta de memoria es que en su pésimo accionar meten en un brete al servidor público por el que la gente votó, pues de inmediato la población habla del gobierno de tal persona, cuando en realidad el que viene accionado incorrectamente es el funcionario por el que ni siquiera se tenía conocimiento al momento de emitir el voto, pues incluso, en su desfachatez se ha comprobado que algunos de ellos hicieron campaña a favor del equipo contrario y sin embargo ahora están ahí, cercanos al poder.

 

Y cómo esperar que las cosas sean distintas si están acostumbrados a hacer política de la misma forma en que las hacían antes del cambio por el que la gente votó. Como antaño vuelven a agredir y a señalar a quienes impulsamos un gobierno cercano a la ciudadanía, sensible, honesto y de resultados; son los politiquillos que en el argot político se les conoce como unos auténticos “chaqueteros”; pues ayer servían fielmente al amo que les daba de comer y ahora sin el menos pudor se sienten merecedores del puesto desde donde su principal papel es contribuir al divisionismo que tanto daño le hizo al estado. Insisto, hacen lo que siempre han hecho. La ciudadanía ya los ubica con nombre y apellido, incluso saben en qué dependencia están y hasta a quién le reportan. Están por todos lados, como Directores Generales, Secretarios Particulares, Asesores y hasta como Sub Secretarios. Cuando la gente los ubica, más grande que su sorpresa es su indignación, pues el razonamiento es ¿y no para terminar con ellos fue que votamos por el cambio?

 

Claro que la indignación no concluye ahí, pues de inmediato surgen más interrogantes: ¿y quién lo puso?, ¿pues qué compromisos adquirió su jefe?, ¿por qué a ellos si les dan la oportunidad y a nosotros no?, ¿qué no ellos hicieron campaña por el otro candidato? Entre otras más que reflejan el malestar de la población por lo que consideran un engaño. Y luego viene la convicción plena: “pero si yo voté por Gabino, no por ese mal funcionario que ahora me cierra las puertas”. A lo mejor desconocen –como lo desconozco yo– que no hicieron un trabajo de campo, de ese que consiste en ir casa por casa para promover el voto a favor de nuestro candidato; pero a lo mejor sí lo hicieron tras bambalinas, camuflageados en la otra alianza, pero operando a favor de la Coalición, ¡sólo que sea por eso! Ah, pero suponiendo sin conceder que así fuera, eso no los excusa para “pintar su raya” de las personas que sí ofrecieron tiempo y esfuerzo en promover un cambio real, no cosmético. Ahí está el ejemplo claro de un súper asesor, que en su momento orquestó la campaña de “Gabino dice que la UABJO produce puros burros” para luego entregarse a los brazos del tricolor; y ahora hasta dirigente del partido Convergencia  (su patrón no le ha dicho que ya cambió de nombre) quiere ser, todo porque su jefe lo respalda y lo protege. ¡Ver para creer!

 

Por eso la ciudadanía celebró las recientes declaraciones del Gobernador Gabino Cué en el sentido de que se revisará el trabajo de los integrantes de su gabinete, de modo tal de que quien no haya cumplido con su responsabilidad puede ser destituido, ¡Bravo señor Gobernador!; ojalá que esos cambios se den pronto en beneficio de este estado que anhela romper con esas malas prácticas que tanto daño le hicieron y que usted las conoce muy bien pues las escuchó de viva voz durante su no muy lejana campaña. Hay que decirlo con toda claridad y honestidad, la gente confía plenamente en usted, pero desconfía totalmente de algunos personajes que sin mayor mérito que haber jugado en otros equipos, hoy ponen en tela de juicio la operatividad de su gobierno. De ahí que muchos consideren que el tiempo de cambios en su gabinete es la mejor respuesta a esas demandas de rectificar el camino y de mejorar las formas de llevar paz y progreso a las comunidades oaxaqueñas.

 

Si bien es cierto que por ser un gobierno que produce la alternancia y que está comprometido con la transición democrática se carece de cuadros con experiencia, también lo es que sí hay personas que han demostrado un gran compromiso en sus anteriores responsabilidades, mostrándose en todo momento como hombres de estado y no de partido, por lo que su quehacer público se ha caracterizado por un ejercicio que ha sido puesto al desarrollo de Oaxaca; el reto es identificarlos y comprometerlos a que se sumen a un proyecto del que la ciudadanía espera grandes cosas; que vengan a abonar a los grandes esfuerzos de Gabino Cué y no como sucede ahora en algunas dependencias, que con su presencia empañen su trabajo.

 

Para quienes han esgrimido que los cambios en el gabinete significarían un tropiezo del Gobernador, nada más falso que eso. Ese argumento lo único que motiva es el sostener a esos malos funcionarios en posiciones que lejos de contribuir al éxito de un proyecto de cambio, con su mal actuar lo detienen. No es lo mismo que el Ejecutivo realice ajustes por presiones políticas, a que lo haga convencido de que los resultados pueden mejorarse sustancialmente. Lo sostuve hace algunas semanas, afortunadamente tenemos un Gobernador Informado y por eso sabrá dónde serán las áreas en donde debe realizar los ajustes correspondientes. Es deseo de toda la ciudadanía que sea una decisión estrictamente personal, sin sugerencias al oído y sin recomendaciones de ningún cercano a él.

 

El tiempo de cambios es esperado con optimismo por los oaxaqueños.

Twitter: @Mario_Mendoza_F