Ser oposición: Mario Arturo Mendoza Flores

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Con profunda tristeza para la Familia de nuestra muy querida “Chatita”, doña María Teresa Valera Flores, quien con mucho cariño siempre nos mitigó la sed gracias a la herencia que le dejó otra mujer excepcional como “Doña Casilda”. Sin duda que en el cielo quieren disfrutar de sus inigualables aguas de sabor.

Durante más de 10 años milité en un partido opositor al hasta hace poco partido oficial. Fue hasta el pasado 4 de julio del año 2010 cuando nuestros esfuerzos, aunado al de miles de oaxaqueños nos permitió dejar de serlo, convirtiéndonos en el primer gobierno distinto a uno emanado del PRI, la alternancia por fin había llegado. Y si escribo en tiempo pasado, es porque dejamos de ser opositores al régimen en turno, pero conservando nuestros recuerdos e ideales de opositores. De ahí que me atreva a escribir las siguientes líneas. Y explicaré por qué.

Para casi nadie es desconocido que nos encontramos en un año electoral, donde la disputa por la Presidencia de la República, por lo escaños en el Senado y en la de Diputados han generado una competencia que desde sus inicios se ha vislumbrado ríspida entre los diversos partidos y coaliciones que se han registrado para contender. Ni bien se definen las candidaturas oficiales en cada uno de ellos, pero ya las estrategias para “luchar” por el triunfo comienzan a desplegarse. No es fortuito o casual que muchas movilizaciones, protestas, manifestaciones, plantones y más, tengan que ver con esas maniobras para enrarecer el ambiente o hasta para generar la irritación de la ciudadanía. Hoy, el partido que por décadas ostentó el poder en nuestro estado, ha pasado a ser oposición dentro del territorio estatal y aún cuando algunos de sus dirigentes y militantes parecen no haberse dado cuenta de ello, hay otros que comienzan a mostrarse como opositores, pero sin una claridad de cómo deben serlo. Se muestran contestarios, inconformes, rebeldes y hasta manipuladores, pero no como una verdadera oposición. Veamos.

Ser oposición no es generar conflictos o problemas superfluos con el único propósito de aparentar que las cosas siguen igual o peor que antes, más cuando la percepción ciudadana no corresponde al promotor de tal situación. Ser oposición significa actuar con responsabilidad y con sensibilidad ante los problemas que aquejan a la ciudadanía y ser promotores de sus soluciones a través de las instancias políticas y legales correspondientes. A la sociedad ya no se le engaña tan fácilmente, pues esta aprendió a organizarse sin necesidad de falsos redentores que lo único que buscan es su manipulación para obtener beneficios personales. Ser oposición es darle voz y el espacio adecuado para que las inconformidades puedan externarse, pero más, para que los problemas sean resueltos. Aparentar que hay molestia de un grupo o sector hacia un acto o ejercicio de gobierno, con liderazgos que claramente tienen una aspiración personal, con personas que no saben cuál es la razón por la que se manifiestan y afectando a terceros, sólo provoca el enojo de la gente y con ello el rechazo a prácticas que por equivocadas, son repudiadas.

Y es que muchos en sus aspiraciones sueñan con crear escenarios como los del 2006 para que con ello se diga que nada a cambiado, sólo que en su raciocinio no son capaces de entender cómo se fue conformando la irritación social que dio origen a los lamentables hechos de ese año, donde por cierto la oposición operamos como puentes para encauzar y en su caso enarbolar las demandas de justicia de la ciudadanía que sin necesidad de promotores demandaban atención a sus peticiones. Suponer siquiera, que desde un partido del tamaño que sea, se haya podido generar un escenario de convulsión como el que nos tocó vivir, es un error gigante. Ser oposición no es bloquear calles y afectar a terceros, ser oposición es mostrarse solidarios con los ciudadanos que exigen ser tomados en cuenta en la toma de decisiones que les afectan directa e indirectamente.

Ser oposición no es oponerse en automático a toda obra o acto promovido por el gobierno y que beneficie a la ciudadanía, sabedores que si así se hace ésta se sentirá atendida, correspondida y hasta agradecida. Ser oposición es exigir que esas obras y acciones sean consensadas, se ejecuten con transparencia y que realmente sean de un impacto social mayor. Oponerse al desarrollo en automático porque se tiene el temor de que la ciudadanía se dará cuenta de que ahora las cosas se están haciendo de una manera distinta puede resultar una mezquindad y hasta un rechazo de la nueva oposición a todo lo que huela a progreso. Si en su momento tuvieron la oportunidad de ejecutar las grandes obras y con ello generar empleo y riqueza en nuestro estado y no lo hicieron, no es motivo para oponerse ahora que hay la disposición para cambiarle la imagen a un estado que por décadas fue el ejemplo vivo de la pobreza y del rezago. Oponerse sin argumentos y sin razón al progreso de Oaxaca, pudiera resultarles contraproducente.

Ser oposición es ser congruente y coherente entre lo que se piensa, de dice y se hace. Sin duda alguna que esas fueron las principales características que nos permitieron en su momento el ser una oposición seria y respetada. No se puede ser oposición prometiendo una cosa y haciendo otra totalmente distinta. El control y la manipulación de los cuadros o de la militancia no es garantía de que la ciudadanía “compre” o se “sume” a un problema que ante los ojos de los demás, no es tal. No se puede hablar de honestidad cuando al interior del partido hay señalamientos de lo contrario, no se puede convocar a la unidad cuando lo primero que se alienta es el divisionismo, no se puede ser “farol de la calle y oscuridad de la casa”.

Hoy las movilizaciones, los plantones, las manifestaciones –no todas debo aclarar—son resultado de una estrategia de una oposición equivocada, que se quedó con los efectos y no con las causas que dieron origen a una movilización social del 2006. Y es que la ciudadanía, a pesar de los obstáculos y trabas, percibe que las cosas comienzan a cambiar, así que no tan fácil se involucra en aquello que unos cuantos quisieran se saliera de control. Eso es una oposición, mal entendida.

Próximamente escribiré, sobre ser gobierno surgido de la oposición.

Twitter: @Mario_Mendoza_F