Rosario Robles, de la izquierda esperanzadora al priismo condenado por corrupción

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En su cuenta oficial de Twitter, María del Rosario Robles Berlanga se define como “mexicana, política y feminista. Orgullosa mamá de Mariana. Puma de corazón”, y destacan dos fotografías, la de perfil en la que comparte cuadro con su hija y una más en donde abraza a una mujer de la tercera edad que da la impresión formar parte de una comunidad indígena.

Dos fotos muy diferentes a las que en las últimas semanas se han acaparado las principales portadas de los diarios de circulación nacional en México de ella acompañada por sus abogados y en camino a las audiencias en el centro de Justicia Penal Federal ubicado en el Reclusorio Sur.

La hoy acusada por ejercicio indebido del servicio público durante su cargo como titular de la Secretaría de Desarrollo Social en el sexenio de Enrique Peña Nieto quien pasará los próximos dos meses en prisión como preventiva para evitar que huya, tiene una trayectoria política con origen en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el nacimiento de un partido de izquierda que buscaba plantar frente a los abusos del partido en el poder, el PRI.

Los primeros registros del activismo político de Robles Berlanga se encuentran en el Sindicato de Trabajadores de la UNAM en dónde se desempeñó en el comité ejecutivo de 1988 a 1993, de acuerdo con diversos registros.

A la par de sus actividades sindicales, la ex funcionaria federal formó parte de la integración del Frente Democrático Nacional (FDN), un partido político encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas y conformado por diversos integrantes de grupos de izquierda. El objetivo de ese grupo era hacer frente al poder monopólico del PRI frente al gobierno y la política de la década de 1980.

Con el tiempo el FDN evolucionó hasta convertirse en el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y lo mismo ocurrió con la carrera de Robles Berlanga quien en 1994 se convirtió en diputada federal por este partido.

Cinco años después a su primera encomienda, la “puma de corazón” fue nombrada titular de la Secretaría de Gobierno del entonces Distrito Federal, cuando Cárdenas ganó las elecciones para la Jefatura de Gobierno de la capital del país, quien la nombró como jefa de gobierno interina cuando abandonó su cargo para competir por la presidencia de la República en el año 2000.

Se trató de la primera mujer en gobernar la Ciudad de México y gracias al protagonismo que adquirió en aquel momento, dos años más tarde se convirtió en la presidenta del “Sol Azteca”.
Durante su gestión como presidenta, el PRD se consolidó como el tercer partido de mayor importancia en el país, pero un año más tarde renunció luego de ser acusada por los graves problemas financieros que aquejaban a la institución.

Sin embargo, ese no fue el primer o más grande descalabró político de Robles Berlanga. En 2004 se publicaron una serie de videos en el que aparecían operadores políticos de Andrés Manuel López Obrador –Gustavo Ponce y Rene Bejarano- el primero apostando grandes cantidades de dinero en Las Vegas y el segundo recibiendo fajos de dólares de manos del empresario Carlos Ahumada. Y aunque la ex perredista no figuraba en los videos, los señalamientos se concentraron en ella debido a que se destapó su relación sentimental con el empresario que a través de sobornos a funcionarios aseguraba que sus compañías “ganaran” contratos con gobiernos locales.

Robles Berlanga se alejó por dos años de la vida pública y sus actividades políticas, pero en 2007 inició con un regresó discreto a través de una consultoría política enfocada en mujeres líderes, regresó que se completó con su integración a la campaña de Enrique Peña Nieto para competir por la presidencia de la República.

Ya en la silla presidencial, Peña Nieto nombró a Robles como Secretaría de Desarrollo Social y en agosto de 2015 titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), periodo en el que se desviaron recursos millonarios a través de un esquema de triangulación de gastos por alrededor de 2,238 millones de pesos.

Forbes