Reforma Política y Social que incluya a los Jóvenes: Francisco ÁNGEL MALDONADO

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La juventud es un actor protagónico en los procesos de transformación. Estamos frente a una nueva generación de jóvenes mexicanos, con niveles más altos de educación en comparación con sus progenitores, que nacen al ejercicio de la ciudadanía política con un nuevo bagaje cultural, renovada mentalidad social y personal; que han crecido en un contexto de transformaciones políticas, con pluralidad; que han crecido en el marco de rápidas transformaciones en todos los ámbitos de la vida. Los jóvenes constituimos un puente hacia lo nuevo y tenemos la fuerza para ser el motor de las innovaciones que requiere el país.


Pero nosotros los jóvenes vivimos también hoy una etapa de gran incertidumbre. Dentro de las principales ambiciones de los jóvenes mexicanos se encuentra lograr su independencia, lo cual implica salir de la casa de sus padres, tener acceso a una vivienda propia y ser autosuficiente económicamente.


Encuestas afirman que uno de cada cinco jóvenes destaca como principal temor en la vida el no conseguir un trabajo. El 50% de los jóvenes opina que el futuro es tan incierto que prefieren vivir al día. Porque de los 34 millones de jóvenes de entre 12 y 29 años de edad -el número más alto en nuestra historia- 22% no estudian, ni trabajan remuneradamente, principalmente mujeres que realizan trabajo en el hogar.


Junto a estas agendas de lo educativo y de las oportunidades laborales vinculadas al crecimiento de nuestra economía, necesitamos considerar la agenda de salud: cada año se presentan 400 mil embarazos de adolescentes en México. En las zonas urbanas, 12% de los adolescentes son fumadores y uno de cada tres hombres o mujeres adolescentes presentan sobrepeso y obesidad, lo que en su edad adulta implicará altos riesgos de padecimientos cardiacos o diabetes.

 

Los jóvenes demandan espacios para desarrollar expresiones políticas, y aunque siguen manteniendo esperanza en la democracia y 8 de cada 10 opina que ésta puede tener problemas pero es mejor que cualquier otra forma de gobierno, estamos obligados a dar señales de una actitud dialogante y constructiva y a hacer de la política una actividad que genere bienes públicos y no encono y confrontación, porque si algo molesta a los jóvenes es el desacuerdo y el conflicto. Así, 4 de cada 10 opina que nuestra democracia promueve debates insustanciales e indecisión, y 30% estima que la política no contribuye a mejorar el nivel de vida los mexicanos.

 

El compromiso del Poder Legislativo ante éste panorama es indispensable para desarrollar nuevas alternativas que regresen a éste grupo de la sociedad su confianza en el porvenir, a continuación algunas ideas:

 

Impulsar una reforma laboral que permita crear mayores empleos, mejores salarios y prestaciones para los jóvenes, con flexibilidad para que puedan seguir estudiando.

 

Promover reformas en materia de educación media superior que genere mayores espacios educativos.

 

Actualizar las leyes que rigen al INFONAVIT y al FOVISSSTE, para que a los jóvenes se les otorguen créditos flexibles para vivienda.

 

Fomentar cambios en materia de seguridad jurídica, para que los jóvenes reciban prioritariamente información, orientación y defensoría jurídica.

 

Vigilar que se apruebe la iniciativa de Ley para Prevenir y Sancionar la Trata de Personas para erradicar la trata de personas jóvenes.

Trabajar por concretar una Ley Federal de Justicia para Adolescentes, para establecer mayores garantías de seguridad y justicia a las y los jóvenes.

Y garantizar que en el Próximo Presupuesto de Egresos de la Federación se asignen con responsabilidad recursos para seguir ampliando la cobertura y la calidad de la educación media superior y de las universidades y tecnológicos públicos, así como para que se dispongan de becas educativas.

La agenda de los jóvenes requiere de instituciones del Estado Mexicano fuertes y consolidadas. ¿Porqué no impulsar la actualización a la Ley del Instituto Mexicano de la Juventud?

Y dada la complejidad y urgencia por prevenir las amenazas de las adicciones, de la violencia del crimen organizado, del suicidio, dada el compromiso por ampliar con decisión las oportunidades para los jóvenes, ¿porqué no se analiza con toda responsabilidad la conveniencia de crear la Ley Nacional de Juventud?

Seamos claros: los jóvenes son la fuerza viva del futuro. Posponer la respuesta a sus demandas es injusto, insensato e irresponsable. Invertir en ellos y procurarles las mejores posibilidades de desarrollo y bienestar es un imperativo no sólo inteligente, sino obligatorio.

Por todo lo anterior, es que reitero la idea de que los jóvenes necesitamos nuevos espacios y formas de expresión, en donde se escuchen y hagan eco nuestras inquietudes y nuestros temores. México, su clase política y sus tomadores de decisiones, necesitan darse cuenta de que sí nos interesa participar, pero que muchas veces no sabemos cómo, o no creemos que nos dejen. De ahí mi insistencia en que la clase política requiere de un revelo generacional que dé voz y deje actuar a los jóvenes, quienes tienen mucho que aportar y sí pueden deshacerse de su actual apatía y desencanto para dar paso a la energía y la creatividad. Tenemos mucho que dar, sólo falta quién nos descubran y confíen en nosotros.

*Presidente Estatal del FJR y Diputado Local Suplente.