Reactivar la economía: Mario Arturo Mendoza Flores

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Durante las últimas semanas, he escuchado decir a varios empresarios en diversas áreas, que la situación económica del estado les comienza a preocupar. Sustentan su dicho en la caída drástica de sus ingresos ya sea que su giro sea el de servicios, de la industria (que casi no hay) o el del comercio. Con conocimiento de causa o sin él, vinculan tal fenómeno al cambio de gobierno estatal y hasta de los gobiernos municipales; lo que aunado a intereses políticos bien identificados, comienza a generar una situación de descalificación al cambio por el que la ciudadanía votó mayoritariamente el pasado 4 de julio. Negar tal situación apremiante sería un grave error. Es probable que la falta de una postura firme por parte de quienes administran los recursos públicos abone a esa percepción que algunos aprovechan para alimentar sus estrategias de partido, misma que se fundamenta en una reiterada y constante reprobación al cambio.

 

 

Este fenómeno tiene que ver con un tema que en materia económica se conoce como falta de circulante, lo que a su vez es consecuencia de un descenso en la liquidez monetaria. Procurando evitar tecnicismos engorrosos y aburridos, intentaré explicar qué es lo que sucede. La liquidez monetaria se le conoce a la suma de dinero formado por monedas, billetes, depósitos a la vista, de ahorro y a plazo. Generalmente se le identifica con la sigla M2. O sea que es lo que se tiene disponible en los bancos, debajo del colchón, en la cartera y en la caja registradora, el que haya un mayor o menor circulante depende de tres factores: la cantidad de mercancías que haya en circulación, el nivel de precios de esas mercancías y de la velocidad con la que el dinero pase de mano en mano. Por eso se suele decir que el dinero no sólo actúa como medio de circulación, sino como medio de pago. Pero como todo esto es una cadena, no basta sólo con producir para ofertar mercancías, sino también contar con un comprador que pague por la misma. He ahí el problema.

 

En nuestro estado por décadas se descuidó el sector primario; o sea, lo que tiene que ver con el campo y su producción, éste enorme descuido provocó una situación de dependencia total a los ingresos que la Federación tiene a bien enviarnos, además de que originó deserción hacia otras ciudades o a los Estados Unidos, la importación de granos y hasta de vegetales básicos y con ello la incapacidad para generar dinero. En Oaxaca los sectores abundantes son el de comercio y el de servicios, los que a su vez dependen de la capacidad de ingresos de sus potenciales clientes o también conocidos como agentes económicos, como lo son el profesor, el mesero, el taxista, el arquitecto, el médico, el abogado, etc. Si estos no tienen ingresos decorosos, pues muy difícilmente se irán a cenar a un restaurant, saldrán de viaje, comprarán ropa o zapatos y mucho menos construirán una casa, pues también ellos dependen de los ingresos que por prestación de sus servicios registren. En Oaxaca no hay industria que pudieran generar los empleos  que contribuyan a la circulación monetaria. Para nadie es un secreto que las remesas que enviaban nuestros paisanos del norte, eran de gran ayuda para poder adquirir varios productos básicos, pero con eso de que el país vecino enfrenta problemas económicos, pues el nivel de envíos de billetes verdes ha disminuido considerablemente en nuestro estado. O sea que no es sólo por razones de cambio de gobierno. El otro sector importante que siempre ha contribuido al fortalecimiento de la economía es el Turismo; sólo que a partir de los hechos lamentables del año 2006, los niveles de alojamiento disminuyeron drásticamente, con lo que el hotelero, el restaurantero, el guía de turistas, la camarista, el taxista y hasta los limosneros han venido viviendo una caída dramática en sus ingresos. Por eso cuando un grupo del gremio o del color que sea bloquea nuestras calles, pinta nuestras paredes históricas, genera conflictos que derivan en violencia, lo que se está haciendo es retardar la reactivación económica del estado, pues el turista se espanta y ya no llega. El terminar con ello nos corresponde a todos, no sólo al gobierno.

 

La otra fuente importante, que no debiera ser la principal, pero que en el caso de Oaxaca, sí lo es; es el gobierno. Ya que a través de lo que se conoce como “bajar recursos” genera una aceleración del circulante y con ello la reactivación de la economía. Y contrario a lo opinan muchos de los que hoy se quejan, el medio para bajar el dinero del estado lo son los Maestros, los burócratas y la inversión en obra pública. Aún cuando sostengamos o no, que los Profesores no se merecen un incremento a su salario, lo real es que éste redunda en mayores ingresos para quienes hoy se quejan de que no hay liquidez, pues son excelentes agentes económicos. Y es aquí en donde afirmo que no estamos ante un cambio de gobierno, sino ante un cambio de RËGIMEN que está obligado a hacer las cosas distintas y mejores. Que cumpla con su función de generar bienestar al ciudadano pero de una manera clara y transparente. Que busque incentivar y generar la riqueza a través de otros medios a los que tradicionalmente nos tenían acostumbrados. Que ya no vaya a parar a manos de pseudolíderes o de funcionarios corruptos. Que se cuide que el dinero efectivamente se aplique para lo que está destinado y que no que se vaya perdiendo en el camino como antaño. Que se transparenten los procedimientos y las formas para saber cuánto, dónde y cómo se están aplicando esos recursos, esto con la finalidad que contribuyan al desarrollo de nuestro estado que tanto queremos. Si estos meses han servido para ello, sin duda que los más agradecidos los seremos los ciudadanos.

 

Por lo pronto la obra pública estatal y municipal comenzará a fluir a lo de ya, y con ello los oaxaqueños confirmaremos que el cambio por el que se votó el 4 de julio ha valido la pena. Y aquéllos que le han apostado a la descalificación del gobierno terminarán reconociendo que las cosas hoy se están haciendo con responsabilidad y con esmero. La reactivación económica se verá a la brevedad.