Propuesta al país y nudismo político: Rubén Mújica Vélez

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“Noviembre me gustó pa que te vayas” Parodiando la canción popular el PRI y su “popular candidato” Peña Nieto están tomando las de Villadiego. Se desdibujan, se van de la escena política nacional. No por efecto del embate de partidos y opositores, sino por un letal “fuego amigo”. Acontece que Manlio Fabio Beltrones presentó su libro “¿Para qué queremos ganar?” Sin que lo tengamos  a la mano resulta interesante que un priísta confronte la crítica pública en una propuesta escrita. Mal que bien arriesga su capital político al considerar que desde la oposición Andrés Manuel  López Obrador aportó desde hace meses “El Nuevo proyecto de Nación” Después de casi una decena de obras de su autoría que han resultado éxitos de librería y revulsivos de la conciencia política nacional.

 

Resultó singularmente interesante lo que se derivó de la presentación del trabajo del sonorense: reunir a Diego Fernández de Ceballos, en la única participación pública conocida de su vida en un evento de esta índole; a Francisco Labastida y a ¡Cuauhtémoc Cárdenas! El “Jefe Diego” criticó duramente a Felipe Calderón; la desventurada gestión de su historia personal y trágica para el país. Labastida reveló coincidencias con el autor del libro en cuanto a sus juicios sobre la debacle económica nacional y su discrepancia en torno a la reelección de legisladores. Cuauhtémoc Cárdenas en incomprensible aunque “civilizada” participación, agradeció y se dijo honrado por la invitación. Pontificó: “ahora tenemos mejores elecciones” El michoacano se vio muy cómodo entre los que fueron sus congéneres políticos, los priístas y al lado del panista de quien se confesó amigo. Despierta muchas suspicacias su anuencia en esa reunión y la renuencia a comentar los libros de la autoría de AMLO.

Pero la presentación del libro de Beltrones “puso una pica”, no en Flandes sino en Insurgentes Norte: en el PRI. ¿Por qué Enrique Peña Nieto no se muestra capaz de algo similar a AMLO y Beltrones? ¿Por qué apenas se revela neófito en el manejo del twitter al grado que provocó las burlas de los que le plantearon preguntas? En otras palabras, ¿por qué Des-Peña Nieto, egresado de una universidad privada es incapaz de postular un programa de gobierno siquiera mediocre?

En otras palabras Beltrones sin conocer su texto, exhibe desnudo a Des-Peña Nieto. Vulgarmente hablando “le ganó el brinco”, dicen los “carrereros” pueblerinos. Peña, literalmente ¡se despeña! Con él las legiones de obnubilados priístas que siguen el “dedazo” de más infame cortesanía partidaria. Su candidato no tiene neuronas. Los seguidores de “la línea” estarán revolcándose en la ira más acentuada. Peña Nieto se muestra como es: apenas un anuncio televisivo, idéntico a un champú o un detergente. Por eso rechaza toda posibilidad de debatir: no tiene la menor preparación para arriesgarse. Conoce su océano de limitaciones intelectuales. Seguramente recuerda cuando en el inicio de su sexenio reveló su ignorancia del Rey Poeta e imposibilitado de responder a una pregunta de cuarto de primaria. Por cierto, en internet Peña Nieto, aparece ¡celebrando los 15 abriles de su hijastra! Obvio, luciendo su acartonada sonrisa.

Por eso la versión televisada de la presentación del libro de Beltrones derivó varias lecciones. La primera, aún ausente, la pobreza increíble de Peña Nieto. La segunda la oportuna anticipación de Beltrones, así sea de discutible calidad su libro, a cualquier intento posterior de Peña Nieto. La tercera y patética, la existencia decadente de Cuauhtémoc “águila que jamás levantó el vuelo” Además, dejó la duda si-como denunció Wikileaks- suscrito por una funcionaria de la Embajada de Estados Unidos de Norteamérica, acudirá nuevamente a “cabildear” en contra de López Obrador y “Morena”. Y de paso apoyar a Peña Nieto. Obvio, después de confesar que en 1988 tuvo arreglos en lo “oscurito” con Salinas de Gortari, se puede esperar cualquier cosa del dizque líder “moral de la izquierda” mexicana. Acaso esa “moralidad” política es la que definió el cacique potosino Gonzalo N. Santos: el árbol que da moras.