¿Por qué sirve ir a la Universidad?: Igmar Francisco Medina Matus

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igmarEstoy a punto de volver a graduarme. Y mi regreso a la universidad me dio la oportunidad de volver a ser estudiante. Recorrí de nueva cuenta pasillos y aulas, recordé cuando unos chilaquiles eran mi desayuno. Me sentí feliz y entusiasmado. En el aula no se perciben los bloqueos, los abusos y menos aún la censura. En un aula siguen gestándose sueños.

 En un sondeo rápido que realicé entre mis compañeros, pregunté: ¿Cuántos de ustedes son los primeros en estudiar un posgrado en su familia? Tres de cuatro dijeron si, y además dos de los cuatro son mujeres. Ellos y ellas son pioneros y están cambiando la historia de su árbol genealógico y la historia de nuestro país.

 No obstante de acuerdo a la última Encuesta Nacional de la Juventud en México a la que tuve acceso, a pesar de que la gran mayoría de los jóvenes se están formando, a medida que crecemos dejamos de asistir a la escuela y prepararnos.

 En contraste con los casi 18 millones de mexicanos entre 12 y 15 años que asisten a la escuela, existen alrededor de 8 millones que no lo hacen y hay además 10 millones que sólo trabajan. Asimismo, de los 10 millones de mexicanos de entre 24 y 29 años de edad, solo 1 millón 200 mil se encuentran preparándose, en contraste con los más de 3 millones que no estudian ni trabajan.

 La pregunta obligada es: ¿por qué dejamos de prepáranos? Hay varias razones. Un problema de dinero, muchos al terminar la preparatoria e incluso la secundaria tienen que trabajar para mantener a sus familias. Hay también un problema institucional, las universidades no logran cubrir la demanda. Y existe finalmente un problema social; los estudiantes ven que algunos artistas, deportistas y empresarios que no fueron a la universidad se han convertido en gente adinerada y quieren ser como ellos.

 La lista de gente adinerada que no han ido a las Universidades es impresionante: Bill Gates, de Microsoft, Mark Zuckerberg de Facebook e incluso mi paisano Javier Aquino integrante de la Selección Mexicana, quien no llega a los 30 años.

 Estoy seguro, que este tipo de personas seguirán existiendo y que serán grandes deportistas, empresarios y hasta cantantes. Pero lo que es cierto es que la gran mayoría de mexicanos y de oaxaqueños no logrará serlo. Esa es la realidad.

 No hay ninguna garantía para tener éxito en esta vida. Pero uno de los caminos más llanos, es asistir a la Universidad. Un oaxaqueño que se gradúa, ganará más dinero que quien no lo hace. No hay nada malo en querer ser millonario antes de los 30. Pero hay que tener un plan alterno. Y ese plan alterno, requiere un título universitario. No provengo de una familia millonaria y salir adelante no ha sido fácil, lo que si puedo decir es que una de las claves para poder hacerlo, además de la constancia y el trabajo arduo, fue sin duda haberme graduado. Mi madre no me dio otra opción y eso me salvó.

 Estoy seguro, que sin un título universitario nunca hubiera podido aprovechar las oportunidades que se me han presentado en nuestro país y de manera especial en Oaxaca. Mi sospecha es, que sin la universidad, habría sido invisible para muchas personas. Cuando comencé a trabajar en el Poder Legislativo Federal en el 2009, sabía que seguramente existía mucha gente con más experiencia que yo, pero secretamente me sabía poseedor de un arma: mi educación. Y seguro de mis capacidades, logré lo que me propuse.

 Regresar a la Universidad me ha permitido ver el futuro de Oaxaca y reafirmo que para tener éxito es necesario contar con dos cosas: Pasión (si, la pasión, hoy más que nunca estoy seguro que hace falta más que talento) y un titulo universitario para navegar en un mundo, donde constantemente te quieren robar tus sueños. Así que a construir nuestros sueños, porque si no los construimos nosotros mismos, alguienllegará, te contratará y seguramente trabajarás para construir los sueños de otra persona.

 *A mis amigas y amigos soñadores.

Igmar Francisco Medina Matus

igmarmatus@gmail.com

@igmarmatus