Planeación del Territorio: Una necesidad para el bien común: Salvador Anta Fonseca

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En días pasados sorprendió a los ambientalistas de Oaxaca, la noticia de que se había abrogado el Programa de Ordenamiento Ecológico Regional del Territorio del estado de Oaxaca (POERTEO) expedido apenas en noviembre del año pasado por el gobierno del estado.

El POERTEO es un estudio que promovió el Instituto Estatal de Ecología y Desarrollo Sustentable (IEEDS) y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT)  mediante un convenio de colaboración,   con la finalidad de contar con un instrumento de planeación a nivel estatal para establecer criterios ambientales que sean considerados en las actividades de desarrollo socioeconómico y uso del suelo en el territorio oaxaqueño.

Es probable que la decisión de abrogación del PORTEO provenga del desconocimiento de dicho instrumento ambiental, así es que trataré de comentar algunos aspectos sobre el mismo, y haré referencia a otro instrumento de planeación que se emplea entre las comunidades agrarias y los ejidos para definir colectivamente el mejor uso de los recursos naturales y uso del suelo en sus predios agrarios y que pueden ayudar a entender la importancia de la planeación del territorio.

El Ordenamiento Ecológico del Territorio (OET) es un instrumento de planeación reconocido por la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) que busca regular el uso del suelo y las actividades productivas con el fin de proteger el medio ambiente y lograr el aprovechamiento sustentable de sus recursos naturales. La LGEEPA reconoce cuatro tipos de OET:  el Ordenamiento General (escala nacional); el Regional (incluida la escala estatal), el Local (escala municipal) y el Marino.

Existe otro tipo de Ordenamiento que se ha impulsado principalmente por parte de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), que es el Ordenamiento Territorial Comunitario (OTC) y que se desarrolla en los núcleos agrarios (comunidades y ejidos), como parte de su estrategia de manejo de su territorio y el aprovechamiento sustentable de sus recursos naturales. El OTC tiene su vinculación jurídica los Reglamentos Ejidales y Estatutos Comunales que se reconocen en la Ley Agraria.

Los primeros ejercicios de OTC fueron realizados por organismos de la sociedad civil (OSC) en algunas comunidades de Oaxaca en la década de los noventas. Posteriormente el OTC fue retomado por el del Programa de Desarrollo Forestal Comunitario (PROCYMAF) de la antigua SEMARNAP y posteriormente se convirtió en política pública que se aplica ahora en todo el país.

A través de los estudios de OTC, las comunidades y ejidos realizan el análisis y evaluación de los recursos naturales que se encuentran en su territorio, y deciden colectivamente a través de procesos participativos, las propuestas de zonificación de su territorio en la que se identifican los mejores usos que se deben de realizar, señalando las áreas que se destinarán a la conservación y aprovechamiento de sus bosques, aquellas que se deben restaurar, dedicar a la producción agropecuaria, y al crecimiento urbano, entre otras.

Estas decisiones se avalan en las asambleas generales de las comunidades, y en muchas ocasiones se registran en sus reglamentos ejidales o estatutos comunales.

Con el OTC y los Estatutos Comunales se tiene así un proyecto comunal que ayuda a orientar el desarrollo comunitario, protegiendo sus recursos naturales, y se establece una normatividad interna, que todo comunero o ejidatario debe respetar.

Hasta el 2012, la CONAFOR había apoyado en el país 1,141 estudios de OTC que cubrían una superficie de 6.1 millones de Ha. de esta superficie, alrededor de 120 OTC se han elaborado en Oaxaca y cubren poco más de un millón de Ha. (Ver figura 1)

Los OTC se pueden revisar periódicamente y hacer los ajustes que las comunidades y ejidos consideren pertinentes y necesarios, mediante los acuerdos de asamblea.

Un producto final de los OTC, son los Programas de Acción Comunitaria (PAC) que consisten en definir las acciones que las comunidades promoverán para mejorar sus condiciones económicas y fortalecer el buen manejo de sus recursos naturales.

Como se puede observa,r los OTC son instrumentos valiosos que las comunidades y ejidos han incluido en sus acciones de desarrollo comunitario.

Los municipios, entidades y el gobierno federal también han realizado estudios de planeación semejantes a través del OET, y sin duda es más complejo establecer acuerdos en estos niveles que involucran a más población, actores y sectores.

Sin embargo, la experiencia del OTC demuestra la importancia y utilidad de conocer las características ambientales del territorio, evaluar sus potenciales y limitantes, definir los mejores usos del suelo y promover un proyecto de desarrollo con enfoque de sustentabilidad que considere el mayor beneficio posible de la comunidad y el cuidado del medio ambiente, en lugar de solo incluir el beneficio privado sin importar el deterioro de los recursos naturales.