Peña Nieto frente a Oaxaca: Carlos Puig

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23-epnMuy temprano en 2016, el presidente tendrá que tomar una decisión sobre quién quiere que sea el abanderado de su partido en Oaxaca. De las doce gubernaturas que se juegan el próximo año, la de ese estado reviste particular importancia por un par de razones.

Primero, porque no lo gobierna el PRI y tiene la oportunidad de ganarla, cosa que se ve difícil en las otras entidades con elecciones y en las que el PRI no gobierna.

Segundo, porque le proceso de desarticulación de la Sección 22 de los maestros en Oaxaca no terminará pronto y Peña necesita un gobernador aliado.

La batalla priista en Oaxaca, se está dando entre dos representantes del complicado, en algunos casos terrible pasado oaxaqueño. Alejandro Murat y Eviel Pérez Magaña representan, más allá de sus deslindes, el pasado oaxaqueño. Dice Alejandro Murat una y otra vez en estos días que él no es su padre, y es cierto, no lo es. Pero también es innegable que sus redes políticas en Oaxaca, sus aliados, sus fuerzas, tienen que ver con el exgobernador.

Igual sucede con el senador Eviel Pérez Magaña, en relación con Ulises Ruiz. Aunque insiste que no tiene ningún nexo con el exgobernador priista de la entidad y que está construyendo su propio proyecto, sus redes, sus alianzas, sus amigos son los de Ruiz.

El presidente tiene otra opción. Mariana Benítez, exsubprocuradora y actual diputada federal ha venido haciendo trabajo para posicionarse en caso de que el choque de aquellos trenes resulte un desastre o la candidatura de Murat sea impugnada ante el INE. El “problema” de Benítez puede ser su mayor valor: no posee ligas visibles con ninguno de los grupos de hace años tiene al estado donde está, ni con el magisterio.

Frente al probable candidato del PRD, José Estefán Garfias, hombre muy cercano a otro exgobernador priista, Diódoro Carrasco Altamirano; Benítez podría resultar una figura fresca en un estado azotado por el poder caciquil.

Si el PAN, además, hace lo que tiene que hacer y nomina a Eufrosina Cruz, (y convence al PRD de hacerla candidata aliancista), la elección oaxaqueña puede tener algún visto de siglo XXI y no una disputa entre viejos oligarcas y sus herederos.

Dos mujeres para Oaxaca, ahí donde hasta hace poco los “usos y costumbre” les había negado el derecho de votar y ser votadas. No suena mal.

Los otros, creo, están muy vistos para estos nuevos tiempos.

@puigcarlos