Pasaporte a domicilio

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pasaporteCielo o encierro, eficiencia o burocracia. Como sea que se llame, los separa lo mismo, o algo peor: el poder. Y si no, ¿por qué la diputada priista Carolina Monroy, con su café en la mano derecha, el bolso negro en la izquierda, se pasea con la tranquilidad de quien va por un centro comercial y tramita su pasaporte en la misma puerta de su trabajo?

Quitan la cadena forrada de terciopelo rojo y la secretaria general del PRI sigue adelante. Entra una asistente, le sostiene el café y le acomoda la silla, mientras una señorita recibe sus documentos: acta de nacimiento, credencial del INE, constancia de diputado y ningún pago, ni siquiera los 425 pesos que, según la página web de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), cuesta el pasaporte oficial. Ni siquiera las fotografías.

Mientras que los diputados federales tienen de plazo del 3 al 11 de septiembre para obtener gratis su pasaporte oficial y agilizar el trámite a sus familiares y equipo, en la oficina de expedición de pasaportes de la SRE, en la Colonia Guerrero, una mujer sale con un montón de hojas en la mano.

“Ay, qué difícil. Ya vine cuatro veces en cuatro meses, pagué mil 70 pesos por tres años, traje mi IFE, mi comprobante de estudios y mi acta, y ahora dicen que el acta que me dieron es más reciente que mi IFE, hasta me preguntaron que cómo es que tengo IFE”, dice enfadada.

Se queja Florina Nava, quien nació en Guerrero, en 1950. Por alguna razón, en el Municipio de donde es originaria no encuentran su acta.

Agrega que se la repusieron con una nueva, pero de 2001. Así que ella tiene 55 años, como dice su IFE, pero en los registros aparece de 14. Necesita el acta original para conseguir su pasaporte para viajar. “Mi hijo ya es ciudadano americano y quiere que vaya a visitarlo”, confiesa.

Ya trajo su IFE, su certificado de primaria, las cuatro fotografías y ahora le pidieron el acta de nacimiento de sus padres, que nacieron en la época de la Revolución.

“¿Y si no las encuentra?”, pregunta la señora mientras se aprieta las manos.

Cerca de la oficina de la SRE, seis “coyotes” ofrecen copias a 50 centavos, plumas negras a 5 pesos, citas para tramitar el pasaporte a 50 pesos, fotos a 80, direcciones para levantar el acta por si se perdió el anterior pasaporte.

Una mujer habla por teléfono: “No, pues porque venimos media hora tarde y ya no nos aceptaron. Ya no sé, sí salimos temprano, pero no conocemos y ahora el señor dijo que sí, que aquí me espere”.

Todo era distinto en la Cámara. Pasaporte todo incluido a las puertas de San Lázaro. El trámite, rápido, 10, 15 minutos que, allá afuera, son meses.

El jueves, en el salón de plenos transcurría la glosa del Segundo Informe de Gobierno. Los legisladores se escapan. Manuel Espino, ahora diputado por Movimiento Ciudadano, corbata anaranjada, el pelo relamido, acababa de tramitar sus dos pasaportes: el oficial y el ordinario. Cruzaba el vestíbulo a zancadas: “Ya estaba por vencerse el ordinario. Es rápido, sí, la verdad”, decía el ex panista.

El neoperredista Agustín Basave llegaba con mucha prisa; la priista Leydi Fabiola Leyva decía que apenas descubrió que había perdido el pasaporte, y Jonadab González, de Movimiento Ciudadano, que también tramitó el documento, celebraba que reciben ayuda para transporte. “A algunos les tocó de a 2, 3 mil pesos, y a otros les tocó de hasta 30 mil pesos al mes”.

Más de 200 diputados y al menos 60 familiares suyos los tramitaron a lo largo de la semana. Ayer, último día, el perredista Daniel Ordóñez Hernández todavía se paseaba por el vestíbulo. “El pasaporte ordinario sí lo pagamos, pero el oficial no, ése nos lo dan. Claro que yo pagué el de ésta”, decía sonriéndole a su hija de siete meses.

A un lado, el módulo para obtener el Registro Federal de Causantes (RFC) estaba vacío.

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