Partidos Políticos a examen en Oaxaca: Luis Octavio Murat

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luis-octavio-muratLos partidos políticos constituyen el quehacer de la política moderna. No obstante, en ocasiones, se suele olvidar que son la vía principal –hasta ahora– para  el desarrollo del pensamiento y de la práctica política de nuestro tiempo.

La gran masa, por su parte, piensa y cree que estas instituciones políticas son como una ocupación más encaminada, en muchos casos, al medro personal y a la malversación de los dineros públicos; justo en estos momentos un miembro distinguido del partido en el poder ha sido arrestado en España acusado de varios cargos que lo llevarán a juicio.

Aun así, en nuestra moderna sociedad de masas los pueblos se han convertido en participes y protagonistas activos de la vida política de las naciones. Es impactante como los medios de comunicación se dirigen cotidianamente a las grandes masas. Nadie escapa a los mensajes trasmitidos por las televisoras, la radio, la prensa escrita, la publicidad, la propaganda política, donde en los últimos años varios de ellos han migrado a medios digitales, así como han surgido nuevos portales de noticias sin agendas “tradicionales”.

Las reacciones y los efectos de los mensajes que, a través de los medios masivos se producen constantemente, han adquirido una importante significación para los gobiernos, para sus estructuras constitucionales y, por supuesto, para las sucesiones electorales en los gobiernos que terminan como ahora sucede en Oaxaca.

Es por ello, que la acción de los partidos políticos deba ser, en todo momento, eficaz, a fin de poder convencer al electorado de la valía de las propuestas emitidas por conducto de los medios, sobre todo, en una etapa en que estos, los medios, bien pueden decidir una elección como bien lo sabemos en México.

La imagen, hoy en día, es un elemento de importancia capital para el ejercicio político; los cuadros dirigentes lo saben bien. Sin embargo, hoy estamos presenciando en México una distorsión de la imagen y, por supuesto, del significado de lo que es un partido político y de las candidaturas que presentan al electorado, pero que no lo convencen y si lo desilusionan por tratarse de imposiciones o caprichos de los dirigentes partidistas.

La guerra verbal, la sucia, que a través de los medios desatan los precandidatos, –casi todos– imitando la estrategia utilizada en las campañas políticas en los Estados Unidos, como la del precandidato republicano de cuyo nombre vale más no acordarse, tienen más de circo político que una auténtica confrontación de ideas políticas.

Insultos, descalificaciones, denostaciones, los comparativos de mal gusto, apodos agresivos utilizados por aquellos que han perdido el piso de una arena política en la que se necesitan contendientes de estaturas que correspondan a las necesidades y acciones de un Estado oaxaqueño con retos colosales, principalmente en el rubro de la educación, seguridad y desarrollo económico.

Se ha olvidado que México vive una época de fronteras abiertas que nos obliga a reconocer nuevos valores y conceptos por los que debemos de vivir para superarnos y con ellos afrontar nuevos retos que a diario se presentan dentro y fuera del estado; por lo que el ejercicio político de todos y cada uno de los que habrán de ser candidatos se convierte, a causa de la crisis en la que se debate nuestra sociedad, en un aspecto imprescindible del ciudadano dotado de madurez y de juicio político.

Hasta ahora, estamos viviendo un ambiente publicitario, no propagandístico, que como hemorragia, pervierte y corrompe a la gran masa. Los escándalos recientes así lo demuestran.

En consecuencia, se hace necesario el que los partidos políticos, que pronto habrán de enfrentarse electoralmente en nuestro estado, tengan en cuenta lo que en la realidad política está ocurriendo, a fin de elegir con lupa a representantes honorables, honestos, capaces, con experiencia, sin pasados oscuros que más adelante, al ser descubiertos, avergüencen no solo a Oaxaca sino a México como ahora, desafortunadamente, sucede.

Conviene entonces el análisis a fondo y de antemano, optar por lo más conveniente para el pueblo tomando las decisiones adecuadas, anticipando lo maduro al interés de los necios que con el tiempo pasan y se olvidan de los intereses de las masas como aquellos gobiernos pasados que ha padecido Oaxaca. Aquellos que no olvidaron saquearla, como ahora sucede, pero que si olvidaron los intereses del pueblo al estar encabezados por hombres corrompidos.

¡Feliz el pueblo que se decida a impedir nuevos ultrajes que se estén preparando contra él!

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