Para entender las elecciones 2015 y sobrevivir las del 2016: Jaime Velázquez

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18-jaimeEl extraordinario trabajo realizado por el periodista Carlos Ramírez en su reciente libro denominado La Comuna Oaxaca, por el cual le agradezco a mi amigo Pepe Varela su obsequio, abre rutas de claro entendimiento del Oaxaca político contemporáneo y se vuelve un manual imprescindible para entender las elecciones 2015 y sobrevivir las del 2016. Vamos por partes.

1977 LA BASE DE NUESTRO TIEMPO

Explica –con bastante razón- Carlos Ramírez que los dos movimientos sociales importantes de nuestra historia local contemporánea son el de 1977 y el de 2006. El primero fue la caída de Manuel Zárate Aquino, quien fue gobernador del estado de 1974 a ese 1977 y casi provoca una revuelta social con la formación de las Coaliciones Obrero Campesino Estudiantil de Oaxaca y la del Istmo -COCEO y COCEI-. Luego de la renuncia de Zárate Aquino, el general Eliseo Jiménez Ruiz, su sucesor, logró pactar con las corrientes políticas locales, priistas todas, y en consecuencia consiguió pactos de gobernabilidad. Al apaciguarse los jefes políticos, se detuvo la revuelta social, lo cual demostró que eran ellos quienes la alentaban; además, la solución fue muy rápida porque vino del mismo PRI.  De esta manera, durante 20 años el grupo Oaxaca formado desde los tiempos de Manuel Zárate con Enrique Pacheco Álvarez a la cabeza, Jesús Emilio Martínez Álvarez, y Ericel Gómez Nucamendi, y otras corrientes como lo fueron después Heladio Ramírez López y Diódoro Humberto Carrasco Altamirano, lograron más o menos convivir entre ellos, quienes no se tragaban pero aceptaron convivir dentro de sus cotos de poder, bajo la premisa de apuntalar al gobernador en turno. Eso fue así hasta la llegada de José Nelson Murat Casab en 1998, mandatario que excluyó por completo los acuerdos de equilibrio priista local y desplazó a los líderes políticos de Oaxaca vigentes hasta esa fecha, con toda la intención de crear una nueva era a partir del muratismo. Sin embargo, no lo logró ni siquiera para acabar el sexenio de su sucesor Ulises Ernesto Ruiz Ortiz.

DIÓDORO, FASE INTERMEDIA Y PUNTO DE QUIEBRE

La transición del gobierno de Heladio Ramírez a Diódoro Carrasco fue muy tersa y dentro de los canones priistas sucesorios; sin embargo, la personalidad ególatra y los intereses individuales de Carrasco Altamirano alteraron los débiles equilibrios de la política oaxaqueña y el verdadero rompimiento comenzó en 1995 cuando Diódoro contra toda advertencia se empecinó en imponer a su tío David Palacios García como presidente municipal. Su derrota tuvo influencias desde esas fechas de José Murat, entre otros, y hasta cuñas le metieron a la elección con el registro de Jaime Arturo Larrazabal Bretón para quitarle votos a Palacios García en la alcaldía de la capital oaxaqueña. El bloque en contra de Diódoro fue evidente, pues quien le ganó la presidencia municipal a Palacios García fue Pablo de Jesús Arnaud Carreño, nada menos que el esposo de la hermana de Jesús Martínez Álvarez. Sumados así el grupo Oaxaca con Murat, derrotaron a Carrasco Altamirano en ese 1995; más aún, como es del dominio público, el sucesor propuesto por Diódoro en el 98 era José Antonio Estefan Garfias, pero por acuerdos de las altas esferas nacionales, la candidatura en ese año y posteriormente el mando político de Oaxaca se le entregaron a Murat.

MURAT VS DIÓDORO, MÁS DISTANCIAMIENTO

Las circunstancias políticas locales y nacionales provocaron un mayor resquebrajamiento en nuestro estado y el deterioro entre grupos antes equilibrados fue cada vez mayor. En primera instancia, Carrasco Altamirano fue nombrado titular de la Secretaría de Gobernación en recompensa por alinearse a apoyar la candidatura de Murat en Oaxaca. Por otra parte, Murat comenzó a intentar no sólo conformar su propia clase política, sino a perseguir a los diodoristas en la entidad. A un principio del mandato de Murat, parecía haberse dado una reconciliación entre ambas fuerzas –Diódoro en la nacional y Murat en la local- a través del nombramiento de un personaje intermedio entre ambos: Gabino Cué Monteagudo, quien fue hombre de todas las confianzas de Carrasco y ratificado en los primeros meses como secretario Técnico del nuevo gobierno de Murat Casab. Sin embargo, esa conciliación fue muy efímera y pronto Cué se integró al equipo de la Secretaría de Gobernación de Diódoro. Luego cuando en el 2002 Gabino ganó la elección a presidente municipal de Oaxaca de Juárez, la acción se convirtió en una clara derrota para Murat a la mitad de su sexenio, cuando se suponía que era el tiempo más fuerte de su mandato. El golpe fue muy similar al recibido por Diódoro al perder su tío David igual a la mitad de su mandato. La historia se volvió a repetir, pues el respaldo del grupo Oaxaca hacia Cué fue muy notorio, a esas alturas ya distanciados todos ellos en forma evidente de Murat con lo cual también el rompimiento entre esas corrientes ya fue irreconciliable.

ULISES ENTRA EN ACCIÓN

La contienda por el mando político en Oaxaca durante el 2004 llegó a un punto climático al apuntalar un bando con los de siempre del grupo Oaxaca a Gabino Cué y el otro a Ulises Ernesto Ruiz Ortiz, quien a su vez tenía el respaldo nacional de Roberto Madrazo Pintado, quizá en esos tiempos en su mejor momento, aparte, por supuesto, de Murat en lo local. La pugna fue muy cerrada y Cué con su grupo perdieron, por lo cual debieron contraerse, mientras Murat apuntaló en un principio su intención de perpetrarse sexenalmente con el triunfo de Ulises. Sin embargo, voces internas establecen que el desacuerdo severo dado entre Ruiz Ortiz y Murat fue porque este último quiso mantener el control en los rubros de Educación a través de seguir manejando el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, IEEPO, para mantener el contacto directo con la Sección 22; y en el de Salud con el nombramiento inicial –que sí se dio- de Juan Ramón Díaz Pimentel. Si fue un acuerdo para ayudar a Ulises a ganar la candidatura primero y la gubernatura después, y luego una traición de Ruiz Ortiz al no cumplir, sólo ellos lo saben. Sin embargo, al paso de los meses, Ulises decidió quitarse de encima la tutela de Murat y con eso firmó su sentencia para romper los equilibrios, pues ni tenía de su parte a los líderes políticos tradicionales quienes habían apoyado a Gabino, y ahora se alejaba de Murat. Los tres momentos de crisis vividos por Ulises y descritos también por Carlos Ramírez en su libro, son: 1.- El plantón magisterial en mayo de 2006, el cual comenzó como un simple reclamo económico salarial y de rezonificación y escaló a niveles de estallido social. 2.- El fallido intento de desalojo del zócalo el 14 de junio de ese mismo año, el cual sirvió perfecto para polarizar la participación de los enemigos de Ulises, incluidos ya en ese tiempo Murat y (por enésima vez) el grupo Oaxaca, cada uno por su lado. 3.- Ya convertido en objetivo central de la revuelta del 2006 la salida del gobernador Ruiz Ortiz, el tercer momento de crisis fue la reunión en la Secretaría de Gobernación en octubre de 2006 de todos los actores políticos de la rebelión oaxaqueña, donde Ulises estrechó la mano de diodoristas, muratistas y Grupo Oaxaca; sin embargo, luego de ese encuentro, “todos se retiraron a sus esquinas”, dice Ramírez, y no hubo la capacidad política de nadie –ni del gobierno federal ni del estatal- de subsanar las diferencias y todo mundo se quedó haciendo esfuerzos para llevar agua a su molino. Muchos piensan que el conflicto fue de la Sección 22 con Ulises, pero la verdad no hubo grandes diferencias entre el trato de éste gobernador con los anteriores, hacia la gremial magisterial: 1.- Heladio Ramírez les entregó el manejo de la estructura educativa con los mandos del IEEPO. 2.- Diódoro les entregó Hospital y Hotel. 3.- Murat les otorgó grandes recursos financieros para sus protestas, sobre todo en el DF, incluso les entregó la casa de la representación del gobierno de Oaxaca en el DF en comodato. 3.- Ulises les entregó cantidades millonarias de recursos para programas educativos como “Ciencia en la Escuela”. La diferencia, pues, con Ulises fue el cúmulo de enemigos políticos conjuntados en su contra, quienes usaron la revuelta de los maestros como espada para golpear al “Tirano de Chalcatongo”.

CUÉ Y LA DESCOMPOSICIÓN GENERAL DE TODO

La llegada de Gabino Cué al gobierno del estado fue apuntalada por todos los enemigos políticos de Ulises: Grupo Oaxaca –Ericel Gómez Nucamendi era su suplente en el senado-, los partidos políticos como el PRD y el PAN nacionales, y el mismísimo Murat. Esto se demuestra fácilmente con los personajes que han ocupado cargos dentro del gabinete de Cué, identificados con todos estos grupos y personajes. La gran variante con los otros mandatarios es la personalidad del gobernador actual, quien deja enormes huecos políticos al no actuar en ningún conflicto ni contra nadie, y eso ha provocado que esos huecos sean llenados por alguien. La porosidad del gobierno en curso ha provocado una confrontación interna, es decir, no desde el gobierno hacia los grupos externos, como en el pasado, sino desde el interior del propio gobierno, desde los cargos ocupados por esos líderes políticos, quienes hoy ya no influyen en el gobernador, pero sí ejercen un mini poder desde el ámbito donde los sostiene el mandatario. De esta manera, los panistas ejercen presión política desde sus cargos, como lo han sido, por poner algunos ejemplos, la sub secretaría de Fortalecimiento Municipal y ahora desde la Secretaría de Vialidad y Transporte con Carlos Moreno Alcántara; el PRD desde la Auditoría Superior de la Federación con Carlos Altamirano Toledo o desde la Secretaría de Desarrollo Social y Humano con Emanuel Alejandro López Jarquín; el PRI desde la Secretaría General de Gobierno con Alfonso José Gómez Sandoval Hernández e incluso desde el Colegio de Bachilleres de Oaxaca con Germán Espinoza Santibáñez; el Grupo Oaxaca desde el Tribunal Superior de Justicia con Alfredo Lagunas Rivera, sobrino de Ericel Gómez Nucamendi, o en el Registro Público de la Propiedad con Víctor Manuel Gómez Álbores, su otro sobrino; y por supuesto, no podía faltar, los propios allegados a Cué como son Germán Tenorio Vasconcelos en la Secretaría de Salud y los discípulos de Jorge Castillo González como Alberto Vargas Varela y Moisés Robles Cruz en la Secretaría de Administración y el IEEPO, respectivamente. Todos ellos ejercen su coto de poder y ningún grupo se coordina o subordina al otro, ni siquiera al propio gobernador. Esta atomización del poder provocada por el mandatario estatal, ha permeado en los procesos electorales desde el pasado a diputados locales y presidentes municipales, hasta el actual para diputados federales. Cada grupo impulsa con su mini poder a sus propios candidatos y actúan claramente con la actitud de no deberle nada a Gabino. Hoy no hay nada para nadie y todos creen poder crecer solos. De no surgir un líder, que no un caudillo, el riesgo de ingobernabilidad futura es de espanto. Esta historia continuará…