Para entender el PRI de hoy: Jaime Velázquez

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18-jaimeA Claudia Valdez Flores, mi compañera, mi esposa, mi absoluta inspiración en su aniversario

“Esta Cámara de Diputados declara que son válidas y legítimas las elecciones que para presidente de la República se llevaron a cabo el pasado 6 de julio y se declara presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos para el período 1988-1994, al ciudadano Carlos Salinas de Gortari”, exclamó a gritos el 9 de septiembre de 1988 el secretario de la Mesa de Debates de los diputados federales, José Nelson Murat Casab, en la tribuna precisamente de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, en medio de una andanada de protestas y rechiflas de diputados del PAN, PPS, PARM, PVEM y PFCRN quienes arrojaban boletas electorales al aire. Marco Rascón Banda se colocó en la cabeza una máscara de cerdo para emular a los integrantes del Colegio Electoral; el diputado del PAN, Vicente Fox Quezada, se puso unas orejas con boletas electorales en alusión al propio Salinas de Gortari, en fin, el recinto legislativo era un auténtico caos y para poder llegar hasta la tribuna a realizar esa declaratoria, Murat debió ser flanqueado por sus compañeros diputados, pues durante varios días los legisladores contrarios a los tricolores habían mantenido tomada la tribuna para evitar que se hiciera la declaratoria formal del triunfo priista. Así, en medio de golpes, jalones de saco y empujones, logró llegar Murat hasta los micrófonos y pudo hacer la declaración que cambió la vida de México, ante un presunto y reclamado triunfo de Cuahutémoc Cárdenas Solorzano sobre Carlos Salinas, pues no sólo comenzó el resquebrajamiento del PRI, sino se dio cauce al crecimiento de la derecha y la izquierda en el país, así como las posibilidades de unirse para vencer a quien había sido el partido único de triunfo en la nación; de igual manera, se gestó ahí el nacimiento del PRD como instituto unificador de las principales corrientes de izquierda.

NACE EL PANORAMA OAXAQUEÑO ACTUAL

Para entender lo que sucede políticamente en nuestro estado hoy, es necesario echar una mirada hacia esos tiempos, pues José Murat, como uno de los artífices del triunfo de Salinas en ese 1988, dio paso a los acontecimientos políticos posteriores en Oaxaca. Me explico. En primer término, haber participado como personaje determinante, de choque, para nombrar al presidente de México, habría sido razón suficiente para que Murat fuera el sucesor de Heladio Ramírez López en el gobierno de Oaxaca en 1992; sin embargo, éste último ya había realizado su esquema de sucesión donde habría formado a Diódoro Humberto Carrasco Altamirano para seguirle en el cargo, toda vez que Diódoro tenía mucho más identificación y perfil con Salinas. Finalmente Murat debió disciplinarse y aguantar ser relegado en sus ambiciones de la gubernatura y debió conformarse con una senaduría. Sin embargo, los enconos formados de esa época continúan hasta nuestros tiempos, como se describe enseguida.

LOS TECNÓCRATAS

La era de los tecnócratas en el país fue muy intensa durante el sexenio de Salinas, donde la función pública se enfocó a los resultados económicos principalmente: El Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos de Norteamérica y Canadá, las relaciones con el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional, los cabildeos con el gobierno de Estados Unidos y la recepción de sus grandes capitales fueron el signo de esos tiempos. Bajo ese esquema del salinismo, Murat no tenía de ninguna manera el perfil, y por el otro lado, de entrada, Diódoro es economista egresado del ITAM, por lo cual cuadraba perfectamente con los planes del salinismo. Aunque después este modelo demostró su enorme fracaso en el país, en su momento fue la panacea para sacarnos del tercermundismo y su impulso fue arrasador en la política nacional, por supuesto, también en Oaxaca con Carrasco Altamirano, quien como era de esperarse, al arribar al gobierno comenzó a conformar su propia clase política con personajes –a ver si le suenan los nombres en el gobierno actual- como Gabino Cué Monteagudo, Gerardo Albino González, Guillermo Martínez Gómez, Alfonso Gómez Sandoval, Enrique Arnaud Viñas, y quien finalmente fue su malogrado delfín para la sucesión, José Antonio Estefan Garfias, entre otros.

LA RULETA VUELVE A GIRAR

Para 1988, año de la sucesión de Carrasco Altamirano, ya el salinismo se había convertido en una maldición. Ernesto Zedillo Ponce de León gobernaba el país y lo había sumido una de las peores crisis económicas de la historia, con lo cual demostró lo falaz de nuestro supuesto ingreso al primer mundo. Nos arrojó, sin duda, de golpe y porrazo a nuestra realidad de país sub desarrollado, y al propiciarse la crisis financiera, todo se le complicó a Zedillo. A principios de 1988, el priista Ricardo Monreal Ávila intentó ser candidato a gobernador de su estado, Zacatecas, pero el PRI de su entidad no lo dejó pasar, por lo cual se postuló como candidato del PRD y ganó la elección. Ese hecho específico permitió ejercer la presión suficiente sobre el presidente de la República para que Estefan Garfias, candidato diodorista a la sucesión gubernamental, fuera desplazado por Murat ante la amenaza de aplicar un “monrealazo” en Oaxaca otra vez con el PRD. Según una crónica escrita por este columnista en esos tiempo, Diódoro habría intentado por todos los medios convencer al presidente Zedillo de que la mejor opción para nuestro estado era Estefan, pero ya era el declive de los tecnócratas y dado el resurgimiento de la política tradicional, José Murat fue designado candidato y posteriormente ganó la gubernatura.

LOS ENCONOS SE ENSANCHAN

Aunque durante la campaña de Murat al gobierno de Oaxaca Diódoro aparentemente se disciplinó y apoyó al candidato del PRI, en realidad los enconos se ensancharon, las diferencias crecieron entre los personajes de cada equipo político. Se percibía en el ambiente la persecución que habría en contra de los diodoristas cuando los muratistas arribaran al poder, y aunque personajes como Eduardo Holguín Zefuss, secretario de Economía de Carrasco Altamirano, sí tuvo persecución política e intentos de ser encarcelado por la gente de Murat, al final se equilibraron las fuerzas al haber sido nombrado Diódoro sub secretario de Gobernación al finalizar su mandato como gobernador, y posteriormente secretario de Gobernación del gabinete de Zedillo. Ese equilibrio de fuerzas no disminuyó las diferencias políticas, sino las amplió, aunque se neutralizaron los ataques entre ambos, pero nunca hubo reconciliación. Hay una anécdota reveladora de estas diferencias cuando Carrasco Altamirano se enteró de que el contenido del discurso de toma de protesta de Murat como gobernador de Oaxaca sería incendiario contra él y su gabinete, y el nombramiento de sub secretario de Gobernación le llegó un día antes de la toma de protesta; en los pasillos del teatro Álvaro Carrillo, sede del evento oficial, abordó Diódoro a Murat y le mostró el documento donde él se iba a la Segob, y le pidió que no nombrara a Jaime Larrazabal Bretón como secretario General de Gobierno en la entidad, pues nunca lo recibiría como funcionario en su sub secretaría. Larrazabal había sido pieza clave para derrotar al tío de Diódoro, David Palacios García, cuando quiso ser presidente municipal de la capital de Oaxaca y fue derrotado por Pablo Arnaud Carreño a la mitad del sexenio diodorista; Larrazabal se inscribió para contender como candidato independiente con lo cual logró quitarle 2 mil votos a Palacios García. Finalmente Murat no puso a Larrazabal en la General de Gobierno.

LA ERA ULISES

A la sucesión de Murat en el 2004, los grupos volvieron a chocar de frente, pues el gobernador en turno quería quedar bien con quien era el candidato a la presidencia de la República por el PRI, Roberto Madrazo Pintado, y Ulises Ernesto Ruiz Ortiz era una de sus gentes de mayor confianza y en buena medida por eso lo apoyó para ser el candidato sucesor. Por el otro lado de la contienda, Gabino Cué Monteagudo conformó la alianza Todos Somos Oaxaca agrupando por primera vez en la historia a la derecha con la izquierda de la entidad y casi le ganan la elección al PRI. Gabino había sido secretario Técnico de Carrasco Altamirano en la gubernatura, secretario particular cuando fue Diódoro sub secretario de Gobernación federal y finalmente, sub secretario de Comunicación Social ya cuando era titular de la Secretaría de Gobernación del gabinete de Ernesto Zedillo. Durante 12 años, seis de Murat y seis de Ulises -quien finalmente ganó en el 2004-, los diodoristas, ya ahora gabinistas, fueron totalmente excluidos de esos gobiernos, pero en 2010 volvió a girar la ruleta y Gabino Cué ganó las elecciones sobre el candidato de Ulises, Eviel Pérez Magaña, con lo cual desplazó por completo los restos del muratismo que había en el gobierno de Ulises, aunque justo es decirlo, ya había una grieta importante entre los priistas.

LO QUE VIENE

Así las cosas, las piezas hoy están acomodadas de la siguiente manera: 1.- Hay una especie de conciliación entre Gabino y Murat, sin embargo, el diodorismo tiene una gran fuerza dentro del gobierno de Cué, por lo tanto, un repudio natural hacia Murat. 2.- Ulises Ruiz creó su propio grupo político, el cual se encuentra muy enconado en contra de Murat, incluso, varias de sus gentes dicen que irán con cualquiera, menos con Alejandro Murat en una candidatura al gobierno sucesor de Cué. Lo anterior coloca una posición política en Oaxaca de Murat contra varios personajes importantes en contra, en lo referente a la posibilidad de que su hijo Alejandro consiga consensos. El problema es en la oposición donde no hay todavía claridad de apoyo hacia algún probable candidato dentro de esos mismos consensos; sin embargo, los dos grupos –Murat vs Diódoro- continúan la confrontación 26 años después. jaimelabc22@gmail.com