Nuevos Dioses desde el México Antiguo

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Hace 500 años se superpusieron dos formas de pensamiento al arribar Hernán Cortés con sus embarcaciones y su pequeño ejército a San Juan de Ulúa, frente a Veracruz, en pleno viernes Santo de 1519. La Historia  quiso que ese año, la fecha sagrada del cristianismo, coincidiera con la que el calendario mítico azteca señalaba como la registrada para el regreso de Quetzalcóatl después de su partida por mar. Esta coincidencia fatal para los pueblos mesoamericanos y suerte cuasi divina para los conquistadores , generó de inmediato una superposición de tradiciones y símbolos que ya venía gestándose en las embarcaciones, desde que en Centla, Cortés había recibido por obsequio a Malinche y otras mujeres indígenas. En forma casi expedita llegaron emisarios del gran emperador Moctezuma a recibir al Dios antes de que llegara a las costas veracruzanas;  la escena no podía ser más dramática, uno de los dioses supremos estaba de vuelta y en la fecha señalada, estaban correctos los augurios escritos en códices, calendarios religiosos, relatos trazados en piedras, muros de templos, el barro de vasijas ceremoniales. Dicen los sabios citando las fuentes más fidedignas, como el gran maestro Miguel León Portilla, que los emisarios del rey de México Tenochtitlán avanzaron en canoas hechas de un tronco hacia los barcos españoles y al dejarlos subir a la nave dónde viene el capitán Español, le ponen ofrendas a sus pies y piden permiso para vestirlo con los trajes y símbolos propios de la Serpiente Emplumada, mismos que incluyeron una máscara de turquesas que le puso al conquistador cara de sierpe, lengua bífida, colmillos prominentes. El collage de la historia se había disparado, Cortés se trasviste como lo hizo muchas veces e inicia el carnaval de Veracruz y el comienza una historia híbrida que se aceleraría como nunca para transmutarse para siempre.

     Así las obras que presenta Demián Flores en este recinto no podían ser más pertinentes, es cómo si desde aquel Viernes Santo que el conquistador Europeo se dejó metamorfosear en Dios precortesiano,  se fraguara la tradición que devino en estas piezas. Los calendarios, los estilos estéticos, las revoluciones del pensamiento, no parecen diluir el vínculo entre estas esculturas y aquel momento histórico que roza en lo mítico. Las piezas configuradas por el artista contemporáneo en su cauda de símbolos, sólo fueron imantando más y más significados en sus sendero de centurias.  Este amontonamiento de máscaras, animales, signos abstractos, atavíos, falos, visores, sombreros, cascos, religiones, guerras, uniformes, desgracias, estos monstruosos mitos reinventados desde el pasado cada día y hasta nuestro presente, son nuestros espejos mitad de azogue mitad de obsidiana, son nuestros dioses, mitad león mitad jaguar,  son ese Xoloesquincle al que le crece el pelo canino, son esos ires y venires y confusiones entre nuestros orígenes culturales e históricos que se resuelven en estas piezas de barro que nos interpelan el ombligo, la memoria y nos generan espanto cuando queremos vernos en el ahora.

    Demián ha ido refinando y sofisticando sus ensambles de metamorfosis míticas y humorismo negro histórico, en 2012 empezó a revolver los rompecabezas culturales y calendáricos con su De /construcción De una Nación, presentada nada menos que en dialogo con las obras de nuestro Museo Nacional de Arte. Años después el British Museum adquiría una de las piezas de esta forma de configurar su imaginario. Hoy ponemos con su obra, también una apuesta de lo que hizo Rufino Tamayo con este Museo, al colocar los dioses de las culturas mesoamericanas en una casona que fue una de las sedes de la inquisición, así pues, la lucha de significados y significantes, el contraste y amalgama de los símbolos, también estaba trazado por el maestro fundador de este recinto cultural.

                                                          Fernando Gálvez de Aguinaga

Agradecemos a  Gabriela Figueroa y Juan Manuel Figueroa, miembros del Patronato del Museo Rufino Tamayo de Oaxaca y presidentes de Difusión Cultural F&H,  la producción completa de las obras de esta exposición, así como el préstamo de la colección y su generoso patrocinio.