Memo Zavaleta: Benjamín Robles

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Hoy no podría escribir de otra cosa que de mi amigo Guillermo Zavaleta, cuya vida nos arrebató un fatal accidente aéreo. Ese día, entre las diez de la mañana con doce minutos y casi las once de la mañana intercambié con él algunos mensajes por mi Blackberry, como lo solíamos hacer casi todos los días. De hecho solo con mi amigo y jefe Gabino Cué y con mi hijo intercambio mensajes tan a menudo por esa vía, hable o no telefónicamente con ellos.

Esa mañana Memo era el de siempre, lo noté con el entusiasmo que le caracterizaba y el sentido del humor que siempre gozamos sus amigos. Me dijo que en el congreso federal todo iba muy bien. ¡A toda madre!, fueron sus palabras exactas. Se que se refería a lo que podría hacer por Oaxaca y por el proyecto político que encabeza Gabino, pues pocos días antes se había formalizado al interior de su bancada la decisión de integrarlo a la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, principal ámbito de negociación del presupuesto federal y los apoyos que pidiesen otorgarse a nuestra entidad.

De hecho sé que Memo recibió una propuesta políticamente mas atractiva desde el punto de vista personal pero optó por lo que pudiese servirle mas a Gabino y a Oaxaca. Así era él. Se integraría a la Comisión de Presupuesto con un solo objetivo: obtener mas recursos para nuestro estado vía el presupuesto federal 2011.

Sé por amigos mutuos, como el mismo Javier Corral, que Memo no había decidido acudir al seminario de capacitación para autoridades municipales que el PAN oaxaqueño había programado en Huatulco, o por lo menos no nos lo había notificado, pues tenía una agenda en la Ciudad de México para todo el fin de semana. Pero algo sucedió y decidió hacerlo de último momento. Así era el. Improvisaba con frecuencia si en ello iba la posibilidad de ayudar a alguien.

Cuando me comuniqué con él por la Blackberry me dijo que iba volando hacia Huatulco en compañía de Juan Huerta, el diputado federal guanajuatense que también perdió la vida y que conocí en la pasada campaña electoral cuando varios legisladores del PAN llegaron a apoyar a Gabino, igual que lo hicieron otros del PRD, PT y Convergencia.

Voy a la reunión de presientes municipales, me dijo, y me regreso a México porque ahí está Keren, apuntó, lo que me pareció lógico pues ir y venir el mismo día en un viaje así solo podría deberse a los dos grandes amores de Memo, su familia y la política. Había decidido ir a Huatulco a acompañar a sus amigos presidentes municipales electos pero regresaría antes de anochecer para estar con su amada esposa y su bebé a mes y medio.

Bromeamos al final de nuestra conversación como era nuestra costumbre. Lo que ignorábamos era que esa seria nuestra última plática. Por eso, con profundo dolor comparto con mis lectores el adiós personal a un gran amigo: Guillermo Zavaleta.

Y a los amigos y familiares de Memo les digo: Al momento de conocer una de las noticias más trágicas para que he enfrentado en mi propia vid, la del fallecimiento en un accidente aéreo de mi gran amigo y compañero de luchas políticas, el Diputado Federal Guillermo Zavaleta Rojas, primero que nada quiero externar mi más profundo sentimiento de fraternidad y solidaridad para toda su familia, y especialmente para su esposa Keren y sus tres hijos Nicolás, Ernesto y Guillermo, y deseo de todo corazón que encuentren el  consuelo ante la irreparable pérdida del ser querido.

Del tiempo en que tuve la gran fortuna de compartir trabajos, proyectos y acciones con Memo, y de ese mismo espacio en el que nos conocimos en la convergencia y en la divergencia, en el que luchamos a brazo partido, a veces desde posiciones diferentes y muchas otras desde la misma trinchera, pero siempre con el propósito de ver por el bien de nuestra tierra, me quedo con lo que para mí ha sido la más brillante de sus virtudes: ser persona, ser amigo y ser hermano.

Hay que reconocer en Guillermo Zavaleta a uno de los principales promotores del cambio, a uno de los arquitectos de la Coalición Unidos por la Paz y el Progreso, a uno de los protagonistas que no escatimó esfuerzos ni recursos para lograr que nuestra entidad transitara finalmente hacia el carril de la democracia.

Los resultados ya no le va a tocar verlos desde aquí, como a nosotros, perdió la vida finalmente en ese afán de dar todo lo que se tiene, aunque hubiese sacrificios y riesgos permanentes; esos no  iban a detener a este oaxaqueño que se fijó a sí mismo el propósito de entregarse a la carrera pública por un país más digno para los mexicanos.

Me quedo con su sonrisa del 4 de julio pasado, detrás de la cual hay tantas jornadas compartidas en la brega por el bien de todos.

Memo se nos adelantó muy rápido. A los que nos quedamos nos toca seguir el ejemplo de los que ya no están con nosotros, para así, con lo que ellos han hecho, juntos avanzar en el camino de la evolución.

Descanse en paz Guillermo Zavaleta Rojas.