Más que un Bronco, buscan alianza Independiente-PAN-PRD para 2018: Carlos Ramírez

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broncoMás allá de un candidato independiente, en el ambiente político se perfila una jugada bastante más audaz: evitar un candidato ciudadano que sea el quintocompetidor y construir una candidatura ciudadana que participe en alianza con el PAN y el PRD.

En este sentido, el 2018 tendría sólo tres candidatos: López Obrador, el del PRI y el de la alianza independiente-PAN-PRD. Lo malo hasta ahora, sin embargo, es que la lista de promotores de una candidatura independiente carece de alguna figura de consenso o reconocimiento nacional que supere primero las suspicacias del PAN y del PRD, y sus respectivos precandidatos que no quieren perderse la fiesta, y después que impacte en los ciudadanos.

El otro gran obstáculo que deben vencer los promotores de la candidatura independiente-PAN-PRD sería el de la agenda de gobierno: el sistema político priísta llegó a su fin en 1988, dio su penúltimo suspiro en 1994 y pareció morir en el 2000, pero la real politik impuso sus reglas y el sistema priísta regresó del frío en el 2012: para que un candidato no priísta pueda cumplir con su promesa de cambio, necesitaría del control de la estructura política de poder: Banco de México, mayoría de gubernaturas, mayoría en las dos cámaras, mecanismos deautoridad contra Televisa, alianza de las cúpulas empresariales y el apoyo total de la Casa Blanca.

Por tanto, los poderes fácticos y no el PRI serían los adversarios a vencer, sobre todo en las últimas presidencias desde 1994 en que se evidenció el hecho de que los poderes fácticos controlan al sistema y no al revés. Los gobiernos de alternancia que prometieron el cambio se quedaron atrapados en su minoría sistémica: Cuauhtémoc Cárdenas, López Obrador, Marcelo Ebrard y Miguel Ángel Mancera en el DF, Fox y Calderón en la Presidencia, y los gobernadores del PAN y del PRD carecieron de proyecto alternativo o de fuerza política para cambiar el sistema político priísta.

Por sus debilidades estructurales como fuerza política, PAN, PRD, Morena e independientes están en desventaja frente al aparato político del PRI revivido en el 2012 y fortalecido el 7-J del 2015. La sociedad no priísta aún es minoritaria o no se decide a aportarle a un cambio verdadero, a menos que el PRI designe a un candidato que canalice el rechazo popular.

En teoría la alianza PAN-PRD es posible, pero en la realidad de los poderes políticos internos son egoístas. Para conjuntar al PAN-PRD y a los independientes se necesitaría de una figura de consenso que no se ve hasta ahora y de un programa de construcción de los tres pilares de la república: el modelo de desarrollo, el sistema político y el pacto constitucional.

Si PAN, PRD e independientes asisten divididos al 2018, el PRI podría conservar la Presidencia con el 29% del total de los votos, tomando en cuenta su caída electoral pero también su inteligente alianza con el Partido Verde. En el 2012 el PRI por sí mismo sacó 29% de los votos y subió a 38% con el PVEM. En el 2015, ya con la división PRD-Morena, el saldo opositor fue pesimista: 36% PRI-PVEM frente a 32% PAN-PRD y 8% Morena.

Con las figuras visibles del PAN, del PRD e independientes, ninguna garantiza expectativas de otros aspirantes o interés popular y menos acuerdos internos. Aún hay tiempo pero no optimismo.

 

Sólo para sus ojos:

  • A pesar de la avalancha de agresiones verbales y desprecios, el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, salió bien librado de su comparecencia en el Senado. El tema de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos lo llevó bien trabajado con argumentos.
  • Algo ocurrió con los legisladores de la oposición con el tema de la fuga de El Chapo. Sólo acusaciones y no preguntas razonadas.
  • Como que se está tambaleando la posibilidad de que el expriísta Agustín Basave sea el próximo presidente del PRD. Mientras más se tarde el proceso, más oposiciones internas se consolidarán. Y por lo que se sabe en los pasillos del PRD, Los Chuchos carecen de otra propuesta.
  • El método de las comparecencias es ineficaz: los senadores preguntan lo que quieren y los comparecientes responden lo que quieren. Se trata de undiálogo de monólogos. Hasta ahora ninguna precandidatura presidencial se ha tumbado en alguna comparecencia.

 

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