“Los delegados”: Mario Arturo Mendoza Flores/ V parte

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Lo que les he compartido y lo que vemos que sucede actualmente en la vida política estatal, es lo más fácil. Reunirse y tomarse la foto, salir a declarar que la Coalición sí va, que todo es pura concordia y armonía, etcétera. Lo verdaderamente complicado y que llega a poner en riesgo la solidez de la coalición viene después con la distribución de las candidaturas. Por tal motivo las horas previas a la entrega de los listados de los nombres a registrar, suelen ser las más reñidas y complicadas. Incluso en el trayecto a las oficinas del órgano electoral suelen tacharse nombres y escribir otros en forma manual. Tan sencillo como aseverar que los que hoy aseguran que ya están “palomeados” sencillamente nunca lo estuvieron, pero es su forma de hacer su lucha para ser considerados. Por eso la frase de que “del plato a la boca, se cae la sopa” queda muy bien en este caso. Los que hoy se mencionan con mayor insistencia, no serán necesariamente los que se registren en el mes de Abril, al tiempo.

Pues bien, les decía que después de esa foto a la que he calificado como “histórica”, la presencia de los dirigentes de los partidos políticos de oposición fue tomando mayor notoriedad; pues resultaba obvio que efectivamente los trabajos por ir construyendo una gran coalición eran ciertos. Lo que meses antes muchos consideraban algo más que imposible, comenzaba a tomar forma; sólo que los tiempos electorales no permitían registrar la intención de ir unidos, así que habría que ser muy cuidadosos de no poner en riesgo la unidad hasta ese entonces reflejada. Sin embargo los detractores de la Coalición, así como otros a los que la misma coalición les favorecía en lo general pero no en lo personal, pues se sentían “opacados”, comenzaron una campaña de desprestigio, con bases o sin ellas en contra de los Presidentes del Acción Nacional, Carlos Moreno Alcántara y del de la Revolución Democrática, Amador Jara Cruz, en el sentido de que estaban simulando apoyar una coalición, pero que en realidad sus compromisos políticos y económicos con el poder en turno les impedirían aprobar dicha unión de institutos políticos. Incluso salió un político protagónico que creo era diputado federal en ese entonces, a “advertir” que presentaría un video donde según lo por él manifestado se veía a uno de los dirigentes de partido metiéndose los billetes en sus bolsas, los que según lo expresado era evidencia de su cooptación y colaboración con el gobierno en ese entonces emanado del PRI. La cosa es que tal declaración no pasó de ser una simple amenaza y fue aprovechada para filtrarse a diversos medios y “pegarle” con todo a Moreno Alcántara y a Amador Jara particularmente, pues representaban a los institutos políticos con mayor peso electoral en el estado.

Eso mismo fue utilizado por quienes sentían que su “liderazgo” se veía amenazado, pues aun cuando se tenía la cercanía con quien a la postre resultó nuestro candidato a la gubernatura, era evidente que los medios informaban más sobre los actores políticos del momento y no sobre los operadores que semanas antes se habían separado al menos de Convergencia y de su dirigencia formal. Aprovechando la coyuntura que prevalecía a finales del mes de noviembre del 2009, donde las mesas de avances sobre la coalición eran periódicas, razón por lo que nos reuníamos casi a diario en un edificio que para tal efecto se rentó sobre la Calzada “Porfirio Díaz”,  se me comentó que era necesario afianzar la cercanía con el PAN, pues se tenía el riesgo de que Carlos Moreno rompiera con los avances de conformar una coalición. Fue en ese momento cuando se nos informó que para evitar cualquier oposición a la formación de la coalición, llegarían delegados enviados por las dirigencias nacionales para evitar tal ruptura. Debo manifestar que si bien Carlos Moreno y Amador Jara en ocasiones se veían renuentes a apoyar a quien Convergencia proponía como candidato a la gubernatura, al menos siempre se manifestaron a favor de una gran coalición. Según esto, los delegados venían a consolidar los trabajos hasta ese entonces –según lo manifestado– alcanzados por las dirigencias estatales.

Del PAN su presidente César Nava delegó al Diputado Javier Corral; Jesús Ortega del PRD nombró al Diputado Juan Hernández; el Partido del trabajo a través de su Presidente Alberto Anaya nombró al Senador Ricardo Cantú quien luego fuera sustituido por el hoy Gobernador de Morelos Graco Ramírez, mientras Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano) que presidía mi amigo Luis Maldonado Venegas a solicitud de Gabino Cué, nombró delegado a Alfredo de la Rosa Chávez. Pronto, muy pronto la enorme capacidad e inteligencia de Javier Corral, quien operaba a través de mi muy querido y siempre bien recordado Memo Zavaleta, vino a desplazar a Carlos Moreno, quien no escondía su malestar ante tal maniobra. Entre Juan Hernández y Amador Jara no puedo asegurar ningún tipo de comunicación, pues si a alguien le quedó claro en qué consistía la estrategia de enviar delegados, esa persona lo fue Jara Cruz. De mi parte fue una enorme satisfacción conocer y tratar a Alfredo de la Rosa, un caballero en toda la extensión de la palabra, con una amplísima trayectoria política, pero más grande su sensibilidad para dialogar y cabildear acuerdos. Aprovecho para reiterarle mi aprecio y respeto a mi amigo Alfredo de la Rosa. Los delegados del PT poco se involucraron en los trabajos de conformación de la coalición.

Conforme se acercaban los tiempos electorales para el registro de la coalición, los trabajos de conformación de la misma fueron llevados a la ciudad de México, donde asistíamos los presidentes estatales de los 4 partidos políticos, así como los delegados y dirigentes nacionales. A partir de ese momento los presidentes pasamos a un segundo plano, pues las conferencias de prensa, así como los avances que íbamos logrando en torno a la coalición eran informados generalmente por Javier Corral y por Alfredo de la Rosa. La estrategia de minimizar nuestra presencia en el estado, le había funcionado a quien la propuso.

Sin embargo eso no nos alejó de “los jaloneos” finales previos a la firma del convenio respectivo, pero de eso les escribiré en mi próxima entrega.

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