La Suprema Corte de Justicia y los Poderes Fácticos: Luis Octavio Murat

Print Friendly, PDF & Email

luis-octavio-muratEn los últimos días, el Poder Judicial ha estado en continuo movimiento, más de lo usual. Por ejemplo, la semana pasada la Suprema Corte (SCJN) enmendó la plana a tres Congresos Locales, a fin de que no dictaran leyes a modo en lo que se refiere a la Reforma Educativa; no tuvieron más alternativa que obedecer lo que la ley ordena.

Este cumplimiento que la SCJN ordenó acatar ha dado resultados; por ejemplo, la Reforma Educativa avanza a pesar de los que se oponen a todo y buscan lograr beneficios. De esta forma, el Poder Judicial actúa dejando atrás ese letargo en el que había caído por años y años. Siempre adormecido y despertando solo para cumplir las órdenes presidenciales.

Pero existen paradigmas de cómo en México, ley y justicia se compran a pesar de esfuerzos de las sociedades por erradicar la corrupción. Sin embargo, no todo está perdido, hay integrantes del Poder Judicial que no se dejan vencer a pesar de las difíciles etapas que últimamente se viven dentro de la Corte debido a que las prácticas corruptas no se acaban, toda vez que la corrupción ha dejado estragos profundos al haber contaminado a varios de sus integrantes, llámense jueces, ministros, agentes ministeriales, etc.

Montesquieu, siendo aun muy joven, escribió que al salir del colegio le pusieron en sus manos los libros de derecho… “yo busque en ellos su espíritu”. Littré en su diccionario, define “espíritu” como: principios, motivos, impulsos, tendencias, etc. Si estas definiciones las colocáramos en el contenido de la obra de Montesquieu, obviamente nos preguntaríamos: ¿porque no en todas partes se aplica y se interpreta la ley igualmente? ¿Porque, siendo todas las demás cosas iguales, tal ley es eficaz y la otra no? “Hay cuestiones que carecen de respuesta si no se admite que hay, precisamente, un Espíritu de las Leyes”. Por lo que se entiende que el legislador debe obedecer a principios, a motivos, a tendencias, a directrices, de las que la ley, el orden y la razón deben ser las bases para que la inteligencia y la honestidad de los miembros del Poder Judicial y Legislativo sean capaces de desenmarañar el caos aparente de las legislaciones que, en el tiempo y en el espacio, han regido o rigen las sociedades.

Así parece haber sucedido en Oaxaca cuando la Constitución Federal, la Local y las inconformidades de la comunidad no se ejecutaron. Todo lo contrario, las constituciones, fueron echadas a un lado con objeto de validar lo inválido; legalizar lo ilegal; validar lo antidemocrático sobre el interés general, e imponer las obsesiones compulsivas de los cacicazgos. Estas constituciones, la local y federal, se violentaron sin respeto alguno por los legisladores que impusieron el desorden en el orden manipulando las leyes a modo. Así, sin más ni más. Como si la Constitución Federal no existiera. Hoy, la SCJN tiene la palabra en el caso Oaxaca.

No se necesita ser un docto en derecho para darse cuenta que tal modificación a la Ley Local conlleva dedicatoria especial, a fin de favorecer a particulares, por lo que las protestas no se han hecho esperar con desplegados en los diarios nacionales. Finalmente, la pelota está ahora en la cancha de la SCJN. Si el criterio de justicia “llego para quedarse”, seguramente aplicará la Constitución Federal sobre los intereses legislativos locales como lo hizo en días pasados.

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