La naturaleza dijo: ¡Basta!: Luis Octavio Murat

Print Friendly, PDF & Email

luis-octavio-muratLa semana pasada, los hechos naturales ocurridos en la Ciudad de México, en verdad, fueron tan impactantes que deben obligar a las autoridades estatales que dirige el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, a dictar acciones de emergencia que reduzcan la peligrosa contaminación ambiental en el nuevo Estado-Capital: la Ciudad de México.

En efecto, la caída de decenas de árboles, abatidos por los fuertes viento que alcanzaron velocidades hasta de 60 kilómetros por hora y la caída de anuncios espectaculares en Tlalnepantla, como en la misma Capital-Estado sobre automóviles y personas, fue un aviso muy severo de la naturaleza como protesta de lo que autoridades y habitantes le están haciendo a la gran urbe debido al abuso diario que se comete contra ella.

En nuestro país, tiene que “ahogarse el niño” para que las autoridades actúen y ejecuten, a medias, las responsabilidades por las que el contribuyente paga. Generalmente, el cumplimiento cabal de esas responsabilidades no se realiza por parte de esa burocracia floja, irresponsable, comodina y corrupta, sino, como explicar el que se permita que las aceras se hayan convertido en banquetas-taqueras comerciando todo tipo de porquerías contaminantes, insalubres erróneamente llamados antojitos. Venenos diría yo.

El tolerar que se cocinen pollos y carnes de dudosa procedencia en plena vía pública es permitir que la urbe se contamine más, pues se trata de fritangas que despiden humos y grasas al medio ambiente. Esto sucede y se tolera a cambio de los los obligados moches como son las talachas, la hojalatería y pintura de automóviles en las calles de colonias como la Doctores, Buenos Aires, Tlalpan, Coyoacán y muchas más.

Que decir, de las bases de autobuses urbanos concesionados, mediante moche, a dos o tres permisionarios a los cuales se les tolera ocupar grandes espacios de la vía publica como bases de estacionamiento para sus carcachas llamadas autobuses con los que cometen decenas de violaciones al absurdo reglamento de tránsito aprobado recientemente por el jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera, en el cual se precisa un límite de velocidad desatinado para vías rápidas y secundarias que van desde 30 a 80 kms., por hora.

Es posible, que este aspirante a la candidatura presidencial del 2018, como recientemente el mismo lo ha declarado, se esté precipitando y muy temprano ande cometiendo errores en la prisa por adelantarse a sus adversarios en esa loca y ambiciosa carrera por Los Pinos.

De otra forma, no me explico las aberraciones que en materia de contaminación, orden, convivencia, impunidad y corrupción burocrática se estén tolerando como lo es el vuelo y aterrizaje de helicópteros en áreas habitacionales como lo hacen los helicópteros de Salinas Pliego en sus torres de Elektra todos los días, y eso que el área está habitada por más de 900 familias, solo por mencionar a los habitantes de la Villa olímpica, que tienen que soportar el ruido inmisericorde de las máquinas voladoras aparcadas en las azoteas de Elektra con los motores encendidos.

Aunque, pensándolo bien, tal vez podría estar sucediendo que tales violaciones a los reglamentos de convivencia civilizada se deben a que las alcancías para la carrera electoral del 2018 ya estén en funciones para reunir gastos de campaña. De otra forma, no hay explicación posible a conductas que están dañando la salud pública de los habitantes de la Capital-Estado con tanta e insultante impunidad como la del criminal del Ferrari, Alberto Senties, y sus bestias golpeadoras que andan sueltos y tan campantes como el mismo Johnny Walker.

A Miguel Ángel Mancera, la Naturaleza ya le mostro, por dos días, una muy grave respuesta a su peligrosa e irresponsable tolerancia a todo que ha dañado y comprometido la salud, la vida y la convivencia civilizada de la Capital-Estado. Es por ello que, ante tanta incapacidad, negligencia, tolerancia del “dejar hacer y dejar pasar”, autoridades federales deben atraer un asunto que es competencia del interés general de la nación al ser la Ciudad de México la Capital de la República y sede de los poderes federales.

Solo nos faltaría que los habitantes de la Ciudad de México empiecen a caer muertos de infarto, asfixia o cáncer en la vía pública para que se empiecen a aplicar medidas a ultranza para terminar la criminal tolerancia a la contaminación más alta ocurrida en 14 años en la Ciudad de México.

Así las cosas, y ante los hechos ocurridos, los habitantes del Valle de México se encuentran a merced de una anarquía en cuanto a controles ambientales se refiere y que, por lo tanto, ya repercuten alarmantemente en la salud de los que allí viven y trabajan.

Ha sido, gracias a la naturaleza, que por dos días se limpió el aire de la ciudad debido a la protesta natural contra los abusos que en la Gran urbe se cometen. Grave protesta y más grave aún, que se estén ocultando los verdaderos daños que, hasta este momento, han estado ocurriendo. En tanto, la tolerancia para levantar espectaculares, multiplicar las banquetas-taqueras y todo lo mencionado continua debido a que los responsables están cortando listones rosas inaugurando más instalaciones contaminantes.

Twitter: @luis_murat

Facebook: https://www.facebook.com/luisoctaviomurat